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martes 19, marzo 2024

Carreño verde y salado

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El Cantábrico baña parte del concejo, regalando hermosas playas. Sabe a sal. En el resto predomina el verde. Valles, bosques, pastizales, rutas y senderos invitan al visitante a descubrir sus secretos. Entramos en un territorio cargado de historia.
Este concejo limítrofe con Gijón, bañado por el Cantábrico y con un fuerte carácter marinero e industrial desde la antigüedad, cuenta también con numerosos atractivos turísticos.

En el medievo, la pesca de la ballena da un impulso importante a la flota pesquera candasina, haciendo de este uno de los puertos más importantes de todo el Cantábrico. Es curioso que a día de hoy se sigan encontrando restos de este cetáceo cuando se realizan obras de dragado en el puerto.
La pesca aquí llegó a ser de tal volumen que rápidamente se instalaron empresas de salazones, escabeches y otras variedades de preparación del pescado y conservas alimenticias que preparaban el producto y lo exportaban al resto de España. Llegaron a estar en activo veinticuatro fábricas, lo que generó una gran riqueza en la zona.

Además de estas empresas, comenzaron también a abrirse minas y fábricas de productos químicos, esto hace que Carreño comience una importante transformación. Si la industria conservera a día de hoy forma parte de la historia del lugar, la industrial sigue siendo la principal fuente de actividad en estos momentos. Un sector donde trabaja el 70% de su población activa. Aquí se encuentran empresas tan importantes como la cementera Tudela de Veguín, Hidroeléctrica del Cantábrico, el parque de carbones o la multinacional química Dupont Ibérica. Esta potente industria lo ha convertido en uno de los concejos más prósperos de la región.

Candás, la capital

Vista panorámica de Candás
Vista panorámica de Candás / Foto: A. Feijoo Ibaseta

Tiene el encanto, como otras villas marineras, de estar construida a modo de un anfiteatro alrededor de una quebrada entre dos promontorios que ofrecen desde lo alto una vista impresionante de sus valles. Candás se abre al mar fundiendo el verde de la vegetación que le rodea con el azul del mar ,creando una estampa que cautiva al viajero.
Para explorar el alma de la villa hay que callejear y pasear por el Puerto, antaño uno de los más importante del Cantábrico; el Muelle lugar por el que entró el Cristo marinero y por donde siempre llegaban las buenas y malas noticias, o el Paseo Marítimo con la playa de La Palmera como protagonista, lugar de encuentro de turistas y candasinos. Dentro de este recorrido turístico hay que visitar también el Faro de Candás, situado sobre un acantilado en el Cabo San Antonio, las ermitas de San Roque y San Antonio y por supuesto, el Museo Antón, instalado en una casona de finales del XVIII, dedicado al escultor candasín, Antonio Rodríguez García, ‘Antón’.

En este litoral uno se puede encontrar calas entre acantilados, arenales para pasear o ensenadas ideales para el baño

Nuestros pasos no se detienen aquí, ya que hay más rincones emblemáticos para visitar en la villa: la Peña Furada en la Playa de Candás, la escultura a ‘La Marinera’ entre el paseo marítimo y el Puerto, la Plaza de la Armada, la exposición permanente en el Parque Les Conserveres, la preciosa fuente Santarúa y por qué no, la calle Braulio Busto, una de las más transitadas de la villa donde se encuentran tiendas de regalos, productos típicos, cafeterías o pastelerías.
Y una fecha para no olvidar: el día 1 de agosto, Festival de la Sardina, pionero en su género en Asturias que se enmarca en las famosas fiestas de San Félix en Candás. Se comen kilos y kilos de este pescado acompañado de unos culines de sidra. Una cita gastronómica que inunda de olor y sabor a esta villa marinera.

Playas donde elegir

En este litoral se puede uno encontrar desde calas tranquilas, rodeadas de vertiginosos acantilados o verdes prados, hasta arenales donde pasear se convierte en algo inolvidable, playas con fuerte oleaje, ensenadas ideales para el baño o pequeños caminos que te conducirán a lugares inaccesibles de gran belleza, sacudidos por el mar. Hay mucho donde elegir.
De oeste a este, lo primero que encontramos son varias pequeñas calas de arena y piedra, frecuentadas especialmente por los pescadores como La Taluxa, Sequeru o Redondel. A continuación está la playa de Rebolleres, una ensenada a la que se puede acceder desde el propio Candás. Ya en pleno casco urbano está la playa del mismo nombre, que posee paseo marítimo. Está muy concurrida en verano, tanto por bañistas como por pescadores. A continuación encontramos el dique y a su abrigo la playa de arena dorada de La Palmera, un punto de encuentro para vecinos y visitantes. Cuenta con un saliente rocoso llamado La Farola que en su día fue utilizado como faro vigía por los pescadores. Una coqueta playa que dispone de todos los servicios y la posibilidad de realizar distintos deportes acuáticos y subacuáticos.

Playa de Huelgues. Perlora
Playa de Huelgues. Perlora. / Foto: A. Feijoo Ibaseta


Siguiendo la línea de la costa, llegamos a la playa de Huelgues, segunda en importancia de Perlora. Es muy tranquila, está protegida por afloramientos rocosos que lo convierten en un lugar ideal para el baño, además dispone de muchas zonas verdes. Tiene un nivel medio de ocupación y cuenta con buenos equipamientos y acceso en transporte urbano.
La playa de Carranques es la siguiente, la primera en importancia en Perlora, situada en plena ciudad residencial. Se trata de dos pequeñas conchas de arena dorada separadas por un promontorio. Cuando sube la marea la zona arenosa casi desaparece. Es muy frecuentada y dispone de todos los servicios y equipamientos, además de un área recreativa.

La del Tranqueru está próxima a la localidad de Xivares y su atractivo reside en los acantilados que la rodean y la vía verde que aprovecha una antigua línea férrea que pasa por encima de la playa y une el núcleo residencial de Xivares con la Ciudad de Vacaciones de Perlora. Esta ensenada está formada por varias playas y calas que en marea alta quedan separadas y aisladas.
Ya en Xivares encontramos una extensa playa de arena blanca que recibe el mismo nombre de la localidad, aunque en el fondo está compuesta por tres calas de distinto tamaño que se unifican en bajamar y tienen prácticamente las mismas características. La primera sería la de Xivares propiamente dicha, la siguiente la de Peña María y por último, en la desembocadura de la ría de Aboño, la conocida como playa de Aboño, la menos frecuentada de las tres. Playas ideales para el baño y también para la práctica de la pesca deportiva.
Los paseos marítimos, las playas, los acantilados y las vistas al mar son algunas de las sorpresas con encanto que puede disfrutar el visitante a cada paso.

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