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jueves 25, abril 2024

San Mateo 2014. La capital de la fiesta

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Ejerciendo de punto centro, las fiestas mayores de Oviedo atraen a gente de toda Asturias. Porque son las últimas fiestas del verano, pero también por la cantidad y calidad de eventos programados durante estos días (del viernes 12 al lunes 22).

Curiosamente, el patrón de Oviedo es San Salvador, pero las fiestas grandes de la ciudad están dedicadas a San Mateo. Esto se remonta a la tradición religiosa de la «perdonanza», relacionada con las costumbres peregrinas allá por el siglo IX, pero hoy en día las cosas han cambiado mucho. Son éstas buenas fechas para unas fiestas modernas. Con un poco de suerte, el buen tiempo acompaña la entrada del otoño asturiano y la ciudad está llena de gente, entre los turistas que aún quedan, los ovetenses que se incorporan de vacaciones y los universitarios que empiezan el curso.
Para todos hay propuestas en unas fiestas que, efectivamente, son multitudinarias: la temporada de ópera en el Campoamor, una de las más importantes de España, los conciertos por toda la ciudad, las actividades infantiles y deportivas, el Día de América en Asturias, el Festival de Teatro… y por supuesto el día grande, 21 de septiembre, con la romería del Cristo de las Cadenas y el reparto del bollo y el vino. Aquí la costumbre manda salir a la calle y familias enteras -o grupos de amigos- toman los parques de la ciudad para comer y pasar la tarde al aire libre. Para rematar, tampoco faltan los fuegos artificiales en el Parque de Invierno, otra de las tradiciones más celebradas. Más de cien mil personas se reúnen para ver el espectáculo en directo, aplaudiendo las descargas más espectaculares.

Día de América en Asturias. La fiesta del color

El 19 de septiembre, como cada año, las calles del centro de la ciudad se llenan de música y de colorido. Las carrozas de los diferentes países compiten en espectacularidad con las estampas históricas y costumbristas, los grupos folklóricos y la música de las más variadas nacionalidades. Todo ante los ojos asombrados de miles de personas que vienen a disfrutar de esta Fiesta de Interés Turístico Nacional.

Carroza en el Día de América en Asturias (Oviedo)
Foto: Fusión Asturias

El Día de América es una de esas tradiciones ovetenses que vienen de lejos. Concretamente, de finales de los años cuarenta. Un artesano valenciano, fabricante de los típicos gigantes y cabezudos de la zona, comentó las excelentes condiciones de la calle Uría como escenario de desfiles y cabalgatas. Y tenía buen ojo el hombre, como se demostró por dos razones: una, que efectivamente la avenida es un pasillo perfecto para procesiones y comparsas; y dos, que escogió como interlocutor de la conversación al ovetense Alfonso Iglesias, pintor, autor de las tiras cómicas de Telva, Pinón y Pinín, y uno de los promotores de la Sociedad Ovetense de Festejos.
Recogida la idea, y pese a los problemas económicos (no estaban los tiempos para muchos dispendios), en el año 50 se celebró el primer Día de América en Asturias, como homenaje a los emigrantes asturianos y a sus países de acogida. El despliegue fue tal que desde entonces se viene celebrando, con algunas variaciones pero manteniendo la esencia, año tras año.

Cada carroza no es sólo un prodigio de diseño, sino un escenario ambulante donde suenan músicas autóctonas, muchas interpretadas en directo.

Con el tiempo la emigración se ha convertido en un camino de ida y vuelta, así que en el Principado existen diferentes comunidades representativas de la mayoría de los países del continente americano, que hoy reciben un sentido homenaje. Brasil, Cuba, Ecuador, Bolivia, México… los trajes regionales se lucen y se mueven en danzas típicas, ya que cada carroza no es sólo un prodigio de diseño, sino un escenario ambulante donde suenan músicas autóctonas, muchas interpretadas en directo. A esto se suman las estampas costumbristas, que recuerdan al asturiano de la emigración de la época, con los trajes antiguos y los usos de antaño, y también con los grandes coches clásicos americanos, los «haigas» engalanados, que ya en el primer desfile alucinaron a la concurrencia, y hoy no pueden dejar de participar, como mandan los cánones.
Y mucho más: grupos folklóricos de música y baile, teatro de calle, las Reinas de las fiestas, las carrozas infantiles… Unas dos mil personas participan activamente en el desfile, que es retransmitido por la televisión autonómica y visto en vivo por miles de personas. En realidad, el Día de América permite viajar por medio mundo en una tarde, sin moverse del sitio. Es además un ejercicio de memoria colectiva, un agradecimiento a la riqueza cultural y económica que supone la emigración, todo ello sin renunciar, por supuesto, a la fiesta.

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