Adiós al tópico

Hay lugares comunes que apetecen, como el de la Asturias verde, la buena gastronomía, o el fresquito del verano mientras el resto de España aguanta la sensación de vivir en un horno pirolítico. Son tópicos matizables, por supuesto, pero con una innegable base de realidad. Es evidente que no nos mantenemos en pie a base de fabada y sidra, pero también que nos quejamos del calor a partir 25 grados, y que la frase «me gustas más que a un asturiano una fiesta de prao» es claramente una hipérbole.
Hay otros tópicos que caen peor, como esa Asturias sin trabajo y sin iniciativa, dependiente del sector público y las subvenciones. Esa imagen aún existe, a pesar de que las cifras indican que el panorama está cambiando, o directamente ya lo ha hecho. Según el SADEI, las ayudas públicas que recibe Asturias no son mayores que en cualquier otra región española; la empresa pública (léase HUNOSA) pierde puestos en el ranking de importancia, y la región ya no es predominantemente minera, sino que el 72% de la empresa asturiana se circunscribe al sector servicios.
Asturias, como el mundo, está cambiando. Se dibuja un futuro de luces y sombras para una región envejecida, con un alto número de pensiones y un panorama económico difícil; pero con amplias posibilidades laborales, que han de estar necesariamente basadas en la tecnología y la exportación. O al menos, por ahí parece que van los tiros. Y esto va a obligar a superar todas las ideas preconcebidas, bien negándolas, bien llevándolas un paso más allá. Dejemos pues los tópicos para los chistes: de buen rollo y con todo el sentido del humor. El resto, hay que inventarlo, innovarlo, pensarlo y volverlo a pensar. En ello estamos, a ver qué sale.