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jueves 28, marzo 2024

Óscar R. Buznego. Politólogo. Ideas para Asturias

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Ideas. Para Óscar Rodríguez Buznego, lo que Asturias necesita son ideas. Propone una fórmula que ya funciona en otros lugares: la creación de un equipo de especialistas de distintas disciplinas y con acceso a toda la información disponible, con el objetivo de analizar, pensar y sugerir. Es todo. Y no es poco. El resultado sería un caudal de ideas innovadoras que luego podrían trasladarse al debate político y público. Un poco de aire fresco, muy necesario para enfocar el futuro de Asturias.
Se les llama laboratorios de ideas, o gabinetes de investigación, o centros de reflexión; o think tank en su versión anglosajona. El asunto es el mismo en todos los casos: equipos de expertos con la misión de investigar y reflexionar para proponer nuevas ideas para nuevas políticas. La realidad cambiante, la apertura global, la interconexión, requieren una respuesta a la altura. «Tenemos mucha información, ahora debemos hacer que sea productiva», defiende Óscar R. Buznego. ¿Cómo? Esta es su propuesta.

-Un Laboratorio de Ideas es algo novedoso, no ha habido en Asturias nada similar hasta el momento.
-No, no hay nada de este tipo. En Asturias lo que tenemos son fundaciones creadas por partidos políticos u organizaciones sindicales, que en cualquier caso no tienen la autonomía suficiente para establecer su orden de prioridades o plantearse libremente cuáles son los asuntos de interés a los que prestar atención. Lo que yo propongo es algo que ya se ha puesto en práctica en cualquier sociedad democrática avanzada. Hay muchos ejemplos sin salir de España, aunque concentrados en comunidades como Madrid y Cataluña por razones diversas.
-¿Por qué necesita Asturias ese Laboratorio de Ideas?
-Porque es una sociedad compleja, en proceso de cambio y con problemas específicos. Para enfrentar esos problemas primero es necesario conocerlos, y luego pensar cuáles son las mejores soluciones. Las sociedades se benefician de la existencia de entidades de este tipo, que se ocupan de hacer estudios, análisis y reflexiones. Hace tiempo ya que se viene poniendo de manifiesto que hace falta algo como lo que propongo, a sabiendas de que no parece haber, en principio, receptividad. Lo he comentado en privado con distintas personas y escuchan como quien oye llover.
-¿Cuál está siendo el papel de lo público, en este momento?
-Pues si analizamos la pauta de las políticas públicas de Asturias encontramos que, o bien los problemas están mal definidos, o bien no están bien analizados. El rendimiento de nuestras instituciones públicas es, por tanto, deficiente en algunos aspectos. Lo vemos en el caso del AVE, de la reforma electoral y tantas otras cosas que se hicieron sin un debate público previo.

«La clase política ha procurado evitar que se cuestionara la realidad de Asturias, porque hacerlo implica mantener un debate abierto sobre las políticas y el estilo de gobierno»

-¿Y cuál sería, a su juicio, la mejor manera de darle forma concreta a este proyecto?
-La forma organizativa sería lo de menos. Necesitaría una financiación mínima, que podría ser mixta, pública o privada. Según mi opinión lo mejor es que fuese privada, para no crear dependencias que luego puedan limitar la capacidad de trabajo. Simplemente mi intención es poner la idea sobre la mesa.
-Ha comentado en alguna ocasión que no es tanto un problema de información, como de saber unificarla, compartirla y canalizarla. ¿Cierto?
-Sucede lo siguiente: es verdad que tenemos una información estadística muy abundante, porque hoy cualquier administración pública genera una gran cantidad de datos. El SADEI por ejemplo elabora estadísticas sobre la población, economía, servicios, educación, sanidad, la producción, etc. Lo que necesitamos es hacer productiva la información, si no es así lo que puede suceder es que tengamos una imagen distorsionada de Asturias, que pienso que es en parte lo que sucede. A poco que nos hiciéramos preguntas y tratásemos de indagar más, nos veríamos obligados a cambiar nuestra percepción.
-¿Cuáles son las primeras preguntas que habría que responder?
-Pues por ejemplo, cómo Asturias ha cambiado en los últimos treinta o duarenta años, en qué perspectiva nos sitúan esos cambios en relación con el proceso de globalización, en relación con la Unión Europea, en relación con el Estado autonómico… En el País Vasco, en Cataluña, en Andalucía se está haciendo este tipo de análisis y reflexión. La nuestra es una comunidad más pequeña y con menos recursos, pero no es cuestión de eso sino de planteárselo.
-¿Y por qué no se ha planteado todavía? ¿Falta de valentía política?
-Puede darse una confluencia de actitudes que «han conspirado» para que esto no sucediera. Por un lado la clase política ha procurado evitar que se cuestionara la realidad de Asturias, porque hacerlo implica mantener un debate abierto sobre las políticas y el estilo de gobierno, lo cual afecta directamente a los partidos y a sus dirigentes. Por otra parte tampoco la sociedad asturiana ha tenido hasta ahora la actitud necesaria para esto. Nuestra cultura política, marcada por el periodo de la dictadura, ha sido de demanda, de queja, de reivindicaciones y solicitud de derechos.
-¿Cuál sería el papel de la sociedad, en este sentido?
-La sociedad se está poco a poco planteando qué tipo de política corresponde a una democracia ya consolidada en la que se espera la participación de los ciudadanos. Es una participación que no consiste en protestar y pedir, sino que es más exigente: implica prestar atención a la realidad de Asturias, hacer un esfuerzo de comprensión de los problemas, proveerse de información y estar dispuesto a participar en un debate público civilizado. Este cambio de actitud está teniendo lugar de forma lenta y discontinua, con pasos adelante y pasos atrás.
-¿Ha influido la crisis en estos cambios que comenta?
-La crisis pudo ser una oportunidad pero no estoy seguro de que la hayamos aprovechado como hubiera sido conveniente. De algún modo nos hemos dejado llevar, mientras se producía el ajuste económico y la reorganización de nuestro sistema colectivo, sin atender a factores que van a condicionar el futuro. Es por ejemplo el caso de la demografía. Hace unos días, el mismo presidente del Principado ha reconocido en la Junta que el descenso demográfico era nuestro primer problema. Si hay un problema que se puede ver venir de lejos -los indicadores de población no cambian de la noche a la mañana- se debería haber analizado hace tiempo y haber propuesto políticas mucho antes. A eso me refiero. Hemos tenido una actitud equivocada, dejando pasar el tiempo, hasta que todo se va acumulando y llega un momento en que no podemos dejarlo desatendido por más tiempo.

«Asturias necesita otro relato de nuestra historia, porque el que tenemos no nos ayuda a explicarla y a comprenderla»

-¿Tenemos una imagen distorsionada de Asturias como entidad histórica?
-Sí, a mí me parece que Asturias necesita otro relato de nuestra historia, porque el que tenemos no nos ayuda a explicarla y a comprenderla. Para componer ese nuevo relato hace falta estudio e investigación, no para sustituir lo anterior, sino para someterlo a revisión y ampliarlo o modificarlo según nos indiquen las nuevas investigaciones. Dese cuenta de que Asturias tuvo un enorme protagonismo en la historia de España, tanto en el siglo XIX como en el XX, con fenómenos históricos singulares que ahora mismo no nos explican debidamente como región. Por eso sí, pienso que es necesario un nuevo relato.
-¿Nos puede poner un ejemplo?
-Pues el relato histórico de Asturias debe modificarse, por ejemplo, en relación con la idea de si los cambios, los avances y la modernización que ha experimentado Asturias es producto del autoimpulso o si vienen inducidas desde el exterior, sea por el proceso de globalización, sea por la Unión Europea.
-¿Cuáles son las conscuencias de la «exportación» de talento, jóvenes con alta cualificación que encuentran proyección profesional fuera de Asturias?
-Sí, es un aspecto fundamental en la realidad actual que no se mide solo en saldo numérico o estadística, sino en el enorme recurso que suponen debido a su cualificación. No nos ocurre solo a nosotros, hay muchas regiones en el mundo que se ven mermadas porque una parte de su población más cualificada abandona el lugar. Y la pregunta es siempre la misma: esas personas, ¿en algún momento volverán a su tierra de origen y pondrán en práctica todo ese conocimiento que han adquirido? Porque en muchos casos, esa es la esperanza de que su país o su región cambie. Aún es pronto para saber qué efectos tendrá, dependerá sobre todo de cuál sea el destino de esas personas que se van de Asturias y cuál va a ser el vínculo que mantengan en el futuro.

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