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jueves 28, marzo 2024

Accidentes, ¿se pueden evitar?

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La siniestralidad vial es un problema que preocupa a todos. Por segundo año consecutivo ha aumentado el número de víctimas en accidentes de tráfico en las carreteras durante los meses estivales. La mayor parte son debidos a errores humanos y, por tanto, evitables.
Este verano, por segundo año consecutivo, ha aumentado el número de víctimas en accidente de tráfico en las carreteras asturianas. Este incremento también se produce a nivel nacional: han perdido la vida 253 personas (un 12% más) durante los meses de julio y agosto de 2016. ¿Cuáles son los motivos? De los análisis realizados por la DGT se desprende que la mayoría de las víctimas perdió su vida en carreteras secundarias (78%) y una de cada tres murió en un accidente en tramos peligrosos. Dirigimos por tanto la mirada a nuestras carreteras para ver en qué estado se encuentran. En la red autonómica, en 2013 los técnicos marcaron en rojo veinte vías que deberían repararse, ya que soportaban un nivel de tráfico importante. Desde entonces se han realizado labores de mantenimiento, pero no las suficientes a juicio de los expertos.

Las distracciones son la causa del 30% de los accidentes, a pesar de que los conductores no las consideran tan peligrosas como por ejemplo el alcohol.

Para el presidente de la Asociación de Accidentología Vial, Raimundo García, nuestras carreteras «se encuentran en un estado manifiestamente mejorable. La pertinaz crisis se cebó con el mantenimiento, obligando a los responsables de carreteras a estirar el presupuesto, siempre insuficiente, que tenían para la conservación». La responsable de la Consejería de Infraestructuras, Belén Fernández, informaba hace unas semanas que durante este año se han producido cerca de 95 actuaciones por un valor de casi 20 millones de euros para arreglo de muros, renovación de pavimentos y restitución de plataformas. ¿Es suficiente esta inversión? La propia Fernández admite que no: «tanto ahora como estos años atrás hubiésemos invertido más en infraestructuras, si hubiese de dónde sacar el dinero sin relegar políticas cruciales para el bienestar social».
La crisis ha afectado a las inversiones en infraestructuras y también a los bolsillos de los ciudadanos. «El parque automovilístico no se renueva con la alegría que se hacía en tiempos de bonanza -señala Raimundo García-, por lo que envejece. Estiramos la vida útil de nuestro vehículo, esperando tiempos mejores para cambiarlo. No hay que olvidar que los vehículos modernos van equipados con sistemas de seguridad, tanto activa como pasiva, cada vez mejores y el comportamiento en caso de colisión no es el mismo: los vehículos modernos protegen mejor la integridad de los usuarios».

Distracciones al volante

Las distracciones, según la DGT, son la causa del 30% de los accidentes, a pesar de que los conductores no las consideran tan peligrosas como por ejemplo el alcohol. Cosas tan normales como encender un cigarro, cambiar el dial de la radio, buscar un objeto, atender una llamada o comprobar la ruta en el GPS pueden llegar a ser mortales porque en caso de tener que frenar aumenta el tiempo de reacción y también la distancia de frenado. «La confianza mata, advierte Raimundo García. Entendemos que son actividades rutinarias que no restan concentración y sí lo hacen. Cuando la conducción exige mayor atención por nuestra parte, por ejemplo en momentos de mucho tráfico, cruces, tramos desconocidos… un desliz de este tipo puede ser catastrófico».

El 80% de los accidentes se deben a fallos humanos, según la DGT.

La DGT insiste en que es importante identificar los comportamientos que entrañan riesgos para evitarlos porque para muchos pasan desapercibidos, como por ejemplo hablar en el coche. Es algo normal y ameno para el conductor siempre que no le reste la atención, para ello hay que evitar las discusiones o conversaciones exaltadas. También el GPS puede causar muchas distracciones: debe programarse siempre con voz y si en algún momento surgen dudas sobre la ruta, las comprobaciones necesarias deberían hacerse con el coche parado.
El móvil sólo puede usarse a través de un sistema de manos libres, y aún así está demostrado que la capacidad de concentración disminuye: hay estudios que apuntan que después de hablar más de tres minutos, los conductores no perciben el 40% de las señales, la velocidad suele bajar y el tiempo de reacción es mayor.
Comer o beber dentro del coche -quitar una mano del volante- es un riesgo que puede ser considerado como conducción negligente (multa de hasta 200€ y 2 puntos). Encender un cigarro, maquillarse, leer aprovechando los atascos, buscar cosas en la guantera, son conductas que alteran la concentración y nos hacer perder la percepción del entorno y por tanto aumenta el riesgo de provocar un accidente.

Alcohol y drogas

De los fallecidos en accidentes de tráfico el pasado año, un 43,1% dio positivo en controles de alcohol y drogas. Los delitos por conducir bajo los efectos del alcohol siguen aumentando hasta un 9% más respecto al pasado año. En la campaña que la DGT puso en marcha entre el 6 y 12 de junio, un total de 105 conductores de 8.094 pruebas, fueron denunciados por haber consumido alcohol y drogas: 29 dieron positivo en estupefacientes y 76 en alcohol. Como viene siendo habitual, la droga más consumida es el cannabis (26 casos). El incremento progresivo de los controles de drogas sobre los conductores es consecuencia del alto porcentaje de conductores que circulan después de haber consumido ambas sustancias. Ni las campañas de concienciación, ni las multas o la pérdida de puntos consiguen bajar estas cifras, por lo que tanto el alcohol como los estupefacientes siguen siendo una de las prioridades de las autoridades de Tráfico. «Aunque se ha avanzado mucho en este campo, parece como si nos negásemos a entender que el alcohol merma nuestras condiciones a la hora de conducir -advierte Ramiro García-. Y no digamos nada de las drogas. En este terreno pensamos que se está haciendo lo correcto y que no se debe dar tregua: la vigilancia debe continuar sin bajar la intensidad». Cada día más de 150 personas son condenadas por conducir ebrias. Un dato que señala que hay que seguir trabajando en medidas educativas, sanitarias de carácter preventivo y también de vigilancia.

Los jabalíes toman el asfalto

Una vía con escasa iluminación por la noche es el escenario más común de los accidentes de tráfico con animales. El jabalí encabeza el Top Ten de animales que irrumpen en la calzada ocasionando accidentes de tráfico (30,84% en 2015), seguido por perros y corzos. En Asturias se produjeron 63 accidentes el año pasado por este motivo, y los que salen peor parados son los vehículos de dos ruedas. Este verano se han hecho públicos varios casos, como el de un ciclista que chocó con un jabalí en la zona de Andrín (Llanes), rompiendo el casco y la horquilla de la bicicleta. El accidentado tuvo suerte, ya que sus lesiones no fueron de gravedad.

«La irrupción súbita de animales en la calzada es un problema serio, y su solución compleja». (Raimundo García, Asoc. Accidentología Víal)

En Siero, un vecino de El Berrón que circulaba en bicicleta con varios amigos salió despedido 30 metros al chocar con un jabalí de grandes dimensiones. Resultado: estado de shock, clavícula izquierda rota y distintas magulladuras en todo el cuerpo. No era la primera vez que se encontraba con este tipo de animales pero en otras ocasiones había podido esquivarlos. «La irrupción súbita de animales en la calzada es un problema serio -apunta Ramiro García- y su solución compleja. Desde luego que no se trata de responsabilizar siempre al conductor. Es muy difícil, y según qué casos imposible, percatarse con la antelación suficiente de la presencia de un animal que irrumpe en la calzada, no digamos nada en horario nocturno». Así fue a finales de agosto en plena autopista Y, cuando la irrupción de un jabalí de noche provocó que cuatro coches impactaran con él. Por fortuna, el accidente se saldó con daños materiales, sin lesiones personales de importancia.
Desde la administración se insiste en que los conductores deben reaccionar con mayor precaución cuando divisen la señal de presencia de animales y adecuar la velocidad a las condiciones de la calzada para evitar imprevistos. Unos imprevistos que cada vez son más comunes: los jabalíes no caben en sus zonas y recuperan terrenos donde estaban hace años, causando riesgos para la seguridad vial. El tema es complejo y exige la colaboración no sólo de las administraciones sino también de expertos en el ámbito universitario que han estudiado a los jabalíes, conocen su demografía y sus respuestas, y tienen mucho que aportar en esta materia.

¿Se podría evitar?

La web de la Asociación Española de Accidentología Vial reproduce en su página de inicio una frase de Albert Einstein: «Lo malo no es sólo que haya accidentes de tráfico, sino lo poco que sabemos de por qué se producen y lo poco que hacemos para evitarlos». El 80% de los accidentes de tráfico se podrían evitar, según la DGT, ya que son debidos a fallos humanos. Es cierto que el mal estado de las carreteras es un factor que contribuye a este incremento; son causas externas que nos exigen conducir con mucha más atención cumpliendo la señalización. Pero hay cosas que sí están en nuestra mano, como por ejemplo preocuparnos por el mantenimiento del coche: ruedas, frenos, dirección en perfecto estado. Mantener la distancia de seguridad, que permite poder reaccionar a tiempo ante un imprevisto, ir a la velocidad adecuada, no conducir con prisas o bajo estrés porque eso hace que se pierda un 70% de atención; conocer el vehículo que llevamos, cómo reacciona, sus posibilidades ante cualquier obstáculo… pero sobre todo, concienciarnos de que sentarse al volante es una actividad de riesgo que pone en juego vidas humanas. «Nos imbuimos de una sensación de seguridad a la que llegamos influenciados también por comodidad que nos proporciona el vehículo -advierte Ramiro García-, y eso es un error fatal. El hecho de que cuando llueva no nos mojemos, o cuando hace frío no lo sintamos por efecto de la calefacción, no quiere decir que el vehículo se comporte de acuerdo a esta sensación nuestra. Por ejemplo, cuando llueve el vehículo necesita más espacio para frenar, pero esa necesidad no nos la transmite directamente. Y así en muchos supuestos. Las leyes de la física, que son las que realmente dirigen nuestros movimientos, actúan de forma silenciosa e inexorable, por lo que efectivamente debemos estar siempre alerta». Las cifras de accidentes en carretera se han incrementado en estos dos últimos años y eso es algo que ya preocupa a la ciudadanía: en el barómetro del CIS del pasado mayo aparece la seguridad vial junto al paro, la corrupción o situación económica. Los ciudadanos culpan de la siniestralidad en carretera a los errores y distracciones de los propios conductores y al consumo de alcohol y droga. Y como solución proponen más control y presencia policial en las carreteras (28%), más campañas de sensibilización (21,2%) y la mejora de las vías y de la señalización (14,2%) Una parte muy importante de este problema está en nuestras manos… y lo sabemos.

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