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miércoles 24, abril 2024

Rodrigo García Istillarty. Artesano belenista

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Lo del belenismo le viene de lejos. Empezó, como todos, yendo a buscar el musgo para montar el belén familiar, y la afición no se le pasó con los años, más bien se incrementó. Ahora este artesano de Puerto de Vega tiene un espectacular montaje de setenta metros cuadrados que permite imaginar cómo transcurría la vida en la antigua Palestina.


Rodrigo García Istillarty
Rodrigo García Istillarty / Foto: Creaciones Istillarty
El belén de Rodrigo García Istillarty no es un belén cualquiera. Los niños se sorprenden al ver cómo se mueven los peces en el río y sus padres no terminan de creer lo que están viendo. «Me preguntan muchas veces por ellos. Los peces son de verdad y están muy a gusto en el río porque el agua está limpia y en movimiento. De hecho, tengo en el acuario de casa los del año pasado, que ya han crecido y son demasiados grandes para ponerlos en la maqueta de éste». Este artesano de Puerto de Vega nunca tuvo el típico río confeccionado con papel de plata, como el que hacen la mayor parte de los mortales al llegar la Navidad. «Cuando era pequeño, mi abuelo que era electricista soldaba los cauces del río con latas, así que nuestro río tenía agua de verdad». Así se explica que Istillarty sea ahora un entusiasta del realismo. El suyo es un belén bíblico con todo lujo de detalles, que con el paso de los años han ido creciendo. La primera vez que lo expuso, en Luarca, ganó un premio y eso que entonces sólo medía 15 metros. Ahora su volumen cuatriplica esta cifra y no es fácil exponerlo en su totalidad: el año pasado, en Navia, sólo se pudieron ver 25 m2. Suficientes para despertar la admiración de los visitantes ante una perfecta recreación de una ciudad palestina en la que no faltaban la panadería, el molino o el mercado, además de las tradicionales figuras de la anunciación y el nacimiento.

El belén de este artesano cuida al máximo todos los detalles, hasta el punto de que los peces del río son de verdad.

Todo lo que se observa en la gran maqueta de la ciudad es obra de Istillarty a excepción de las figuras que compra en su estado original, en barro. Luego él se encarga de pintarlas y prepararlas añadiendo los elementos necesarios. «Si no están en la actitud que necesito, las modifico. El año pasado compré un leñador y un carpintero y los transformé en un vendedor de especias y uno de jarras de cerámica. Cada día es más difícil encontrar variedad de figuras».
El taller de este artista naviego está en Puerto de Vega y allí dedica incontables horas a esta afición en la que en ocasiones involucra también a su entorno familiar: «Mi padre, también ‘chispas’ como mi abuelo, me hizo la caja de control para las luces y las figuras en movimiento, y a mi hermana la lío para que me ayude a coser la ropa de las figuras».
Precisamente las figuras en movimiento son las que más llaman la atención, como la panadera, el molinero, el herrero, el afilador o el alfarero que mueve manos y piernas. «Ahora estoy preparando la casa de las hilanderas, que me está dando bastante guerra. Me gusta que los movimientos sean naturales, no robóticos, así que cada vez que me meto con una figura empleo mucho tiempo para conseguir un buen resultado» explica el artesano.

Confidencias de un creadorAunque sea su gran pasión, lo del belén no deja de ser un hobby. ¿A qué dedica su tiempo?
Durante varios años trabajé como diseñador de interiores, pero a raíz de la crisis me quedé sin trabajo, así que regresé a Puerto de Vega y ahora doy cursos de belenismo y artesanía. Al principio no estaba muy convencido porque una cosa es hacerlo uno mismo y otra muy diferente enseñar a los demás, pero una amiga mía me animó. El primer taller de belenes fue un éxito, con clases muy divertidas y en las que trabajamos mucho, así que lo seguimos repitiendo cada año.
Entre los trabajos que aparecen en su web está la creación de cabezudos.
Sí, en esta zona del Occidente hay mucha afición a este tipo de caretas. Se utilizan en Luarca por San Timoteo, en Navia y en Puerto de Vega en Las Telayas llegan a salir hasta 80, pero como no hay cabezudos para tanta gente se las prestan de otros concejos vecinos. Me puse a hacerlos por casualidad, pero me gustó muchísimo. Es una pena que nadie proponga hacer un curso de confección de cabezudos.
¿Se siente apoyado en su trabajo?
Para un artesano lo fundamental es darse a conocer y tener su propio hueco. Cuando expones la gente se acerca y te felicita y eso es muy gratificante, pero echo en falta que se reconozca más nuestro trabajo y apoyen lo suficiente, empezando por los ayuntamientos que son los deberían aprovechar los recursos locales.
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