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sábado 20, abril 2024

Adoptastur. Un hogar para animales.

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Gracias a una red de voluntariado y casas de acogida, Adoptastur trabaja para fomentar las adopciones de animales abandonados.

Entrar en casa de Marisa Martínez, la presidenta de Adoptastur, es entrar en un mini-zoo casero, compuesto por unos veinte gatos, una perra y dos hurones. Es una de las características fundamentales de esta asociación: no tienen albergue como tal, y atienden a los animales en casas de acogida. «El problema fundamental es que siempre nos falta sitio, pero la gran ventaja es que los animales están criándose y viviendo con nosotros, de modo que cuando alguien quiere adoptar el animal está educado y sabemos qué carácter tiene, cómo responde, si se lleva bien con otros animales…». Las casas de acogida pertenecen a voluntarios. Adoptastur se hace cargo de los gastos que genere el animal, mientras que en casa «lo único que tienen que hacer es ceder un hueco y darle mucho cariño».
La propia logística de contar con casas particulares -en muchas ocasiones pisos- hace que la mayoría de los animales recogidos sean gatos. «Lógicamente, puedes tener un perro pero no puedes tener diez. Y además, pensamos que los gatos son en cierto modo los grandes olvidados del proteccionismo. La gente piensa que el gato es callejero y se busca la vida, no inspira la misma ternura que un perro», cuenta Marisa.

Adoptastur no cuenta con ningún tipo de subvención y se financia gracias a los socios, a donaciones, apadrinamientos, y a eventos puntuales: sorteos, ferias…

Adoptastur se constituye como asociación en el año 2005, con varios miembros que se dedicaban a la difusión de los animales de las perreras de Oviedo y Gijón. Hoy en día cuentan con unos ciento cincuenta animales bajo su custodia, y han perdido la cuenta de todos a los que han conseguido encontrarles casa. Con semejantes cifras, no es de extrañar que la mayoría de los gastos de la asociación sean veterinarios. Adoptastur no cuenta con ningún tipo de subvención y se financia gracias a los socios, a donaciones, apadrinamientos, y a eventos puntuales: sorteos, ferias… «Ahora mismo estamos preparando el calendario de 2013, y esperamos que nos vaya igual o mejor que el año pasado, que se nos agotó en un mes. También tenemos lotería de Navidad, y estamos preparando una cena benéfica que hacemos todos los años, en la que además de recaudar fondos lo pasamos en grande, porque muchas veces ponemos cara a gente con la que nos relacionamos durante todo el año a través de redes sociales».
Además, se cobra una pequeña tasa de adopción por cada animal, que se entrega vacunado, desparasitado y esterilizado, un tema en el que insisten especialmente: «si el animal es muy pequeño para estar operado, el adoptante se compromete a esterilizarlo cuando llegue a la edad adulta. Con esto se evitan los abandonos de cachorros, pero sobre todo situaciones como quien tiene una pareja de perros y de repente se encuentra con quince animales». La esterilización es también parte fundamental en el control de colonias de gatos callejeros, un trabajo que llevan a cabo asociaciones como Adoptastur y que últimamente ha generado cierta polémica en Oviedo. «Varias protectoras presentamos un proyecto de control de colonias felinas, avalado por el Colegio Oficial de Veterinarios de Asturias y siguiendo las directrices de la Organización Mundial de la Salud: cazar, esterilizar y volver a soltar. Pero en el Ayuntamiento ni siquiera nos dieron la opción de presentárselo directamente, y eso que no estábamos pidiendo nada; simplemente les explicábamos cómo funciona el control felino y les pedíamos que nos dejaran hacer lo que ya llevamos tiempo haciendo».
Además del trabajo individual con cada animal, el problema básico es la falta de un marco legal definido, ya que la ley de protección animal vigente es de 2003, y remite en muchos casos a un reglamento que a día de hoy no existe: «En estos años nos hemos entrevistado ya con tres Consejeros distintos, y siempre nos dicen que sí, pero a día de hoy el reglamento sigue sin hacerse. Partiendo de esa base, estamos atados».
Trabas legales incluidas, el trabajo en este terreno es ingente, y da la sensación de que todo lo que se hace es poco. «A veces nos desmoralizamos muchísimo, porque esto es una guerra perdida de antemano», resume Marisa, aunque deja un hueco para la esperanza: «Siempre decimos que un animal recogido es un animal salvado. Eso es lo que cuenta: la vida que salvas».

Más información: www.adoptastur.org y en Facebook
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