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sábado 20, abril 2024

Piezas a la antigua usanza. Carlos Aguilera, artesano de la madera

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En Vega de Pervís, una pequeña localidad del concejo de Amieva, se halla el taller de Carlos Aguilera, uno de los pocos artesanos de la madera que continúan la tradición de los viejos oficios.

El taller de Carlos Aguilera Alvarez es muy pequeño, pero suficiente para albergar una gran colección de objetos, que dan muestra de su habilidad en la talla de madera. Hay que moverse con cuidado para no tropezar con ellos pues por todas partes, incluso colgando del techo, hay piezas terminadas o en proceso de formación. Jarras talladas, lecheras, cajas, arquetas, hórreos, e incluso algún juguete son algunas de las piezas que uno se encuentra nada más llegar a su lugar de trabajo, un rincón en el cual el tiempo parece detenerse. Aquí pasa muchas horas este artesano de 85 años, sobre todo en verano, cuando las temperaturas son más benévolas. “Esto lo hago por entretenerme y cuando me canso con una cosa me pongo con otra, e invento cosas raras. Como por ejemplo un aparato que se utiliza para cascar avellanas, nueces, y que incluso tiene un cajón en el que se recogen las cáscaras”.

Con técnica y mucha paciencia, Aguilera extrae el interior de cada pieza, obteniendo auténticas joyas de arte, de ésas que ya no se ven con frecuencia y que forman parte de la historia de Asturias. La vida de este artesano ha dado muchas vueltas hasta llegar a su actividad actual: jubilado de la mina, en la que estuvo veintiocho años, dedicó también un tiempo a la ganadería pero un buen día decidió que había llegado el momento de dejarlo y ahí sin, pretenderlo, cuajó su afición a tallar la madera.

Con técnica y paciencia, Aguilera obtiene auténticas obras de arte, de ésas que ya no se ven con frecuencia.

Autodidacta, y tal vez un poco obstinado, cuando veía una pieza en algún sitio no paraba hasta conseguir repetirla. Y así fue como Aguilera descubrió que sabía trabajar la madera. “Empecé haciendo arquines, llegué a tener unas setenta. No aprendí de nadie, cuando veo una cosa en un sitio, veo que se puede hacer”.

En el concejo de Amieva y sus alrededores encuentra el material con el que trabaja: cerezo, castaño, plagano, nogal, nogal negro… fabricando todo tipo de útiles que enseña encantado a quien muestra interés. Para ver estos trabajos hay que acercarse a su taller o a algunas de las ferias a las que acude, aunque él mismo asegura que ya no son muchas, ya que la edad va pasando factura. “Ahora ya voy a menos, el año pasado lo reducí a ocho. A Infiesto, Porrúa y a Posada es lo más lejos que voy, los otros ya son Arriondas, Cangas, a los Lagos, y también participé en la feria de aquí en Santillán”.

Por desgracia no tiene ningún familiar que siga con la tradición, lo más cercano “un nieto que está trabajando en una mueblería y que hace unos muebles muy guapos”. Ya sabemos de quién ha heredado la maña.

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