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viernes 29, marzo 2024

‘El feminismo es el guardián de la democracia’. Amelia Valcárcel. Filósofa

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Es una de las mentes más lúcidas de este tiempo, que ha hecho de la filosofía y el feminismo los pilares fundamentales de su vida. Una mujer comprometida, valiente que dice lo que piensa aunque muchas veces no sea políticamente correcto. No le preocupa. Tiene una forma personal de hacerse entender, utiliza magistralmente la ironía y tiene la cualidad de transmitir cuestiones complejas de forma muy sencilla. La filósofa Amelia Valcárcel ama sobre todo el conocimiento y la vida.
Siempre es un placer dialogar con esta mujer que, a pesar de vivir fuera de Asturias debido a sus responsabilidades, sigue vinculada a estas tierras. Estudió filosofía en Oviedo, fue docente durante tres décadas en la Universidad y llegó a ser Consejera de Educación del Gobierno asturiano.

-¿Cómo consigue compaginar tantas responsabilidades: universidad, conferencias, escritura, Consejo de Estado, Patronato del Museo del Prado…?
-No lo sé, es un misterio para mí. Cuando termina la semana y veo todo lo que he hecho también a mí me parece sorprendente. Creo que tiene mucho que ver con la administración del tiempo.
-Habla de que la liberación de la mujer ha de ser individual porque cada una es diferente pero que la lucha es colectiva. ¿En qué sentido?
-Cada uno es un individuo. La gestión de los derechos ha de ser global y las reivindicaciones son globales, pero en último término de lo que se trata es de que cada persona pueda vivir sin estar machacada por el hecho de haber nacido de un determinado sexo. El acceso a la individualidad supone romper todas las heterodesignaciones a la cual está condenada una mujer por el hecho de haber nacido y haber sido educada como tal.
-Se aproximan las elecciones. Las mujeres representamos el 52% del censo electoral, sin embargo las parlamentarias todavía suponen el 39,7%. ¿Qué podemos esperar las mujeres de las próximas elecciones?
-El PP opina que esta agenda no es de su incumbencia y de hecho se están saltando la Ley de Igualdad.
Las mujeres de momento debemos esperar que la Ley Aído, la Ley del Aborto, continúe vigente, porque tiene mucho que ver con los derechos individuales: que una mujer tenga derecho a decidir si es madre o no es lo más importante que tenemos por delante. Yo no estoy en la edad pero entenderá que este asunto me preocupe. Al retirar la Ley Gallardón, el PP ha reconocido que el 75% de sus propios votantes no compartían su postura.

«El talento es una capacidad caníbal. O la persona que tiene talento es capaz de expresarlo o su talento se vuelve contra ella y la destruye»

-Acabamos de conocer que la prostitución y drogas son las responsables del incremento del 40% de PIB español. ¿Qué opinión le merece?
-Contabilizar los negocios de la droga o la trata me parece una sandez. Que esto tenga presencia en el PIB forma parte de una iniciativa europea. En el caso de las sustancias estupefacientes, las drogas, creo que deben ser legalizadas. En cuanto a la prostitución, es un negocio que crece. Además, dado que se trafica con mujeres hacia países donde las mujeres son más libres habría que preguntarse por qué los varones de esos países consumen tal cantidad de prostitución, cuando en principio se supone que no lo necesitarían. La respuesta más habitual a esta pregunta, aunque sea una ordinariez, es que lo hacen para no perder tiempo en ‘preliminares’. Eso quiere decir que son hombres que no conviven bien con la libertad de las mujeres, que necesitan mujeres especialmente sometidas. Esto es un suceso nuevo, y debería ser objeto de reflexión para el feminismo y para los varones.
-En los últimos años hemos visto a una gran parte de la ciudadanía movilizándose en las calles. ¿Hacia dónde cree que caminamos?
-Que la ciudadanía se mueva quiere decir que tiene capacidad de movimiento, pero no quiere decir que sepa hacia dónde se está moviendo. Mire por ejemplo las primaveras árabes, ahí la ciudadanía se movilizó mucho y ahora lo que tenemos es el estado islámico. Hay que ver estos procesos en el tiempo para ver qué pasa.
-Ha afirmado con valentía que «el feminismo es el guardián de la democracia».
-La democracia es una fantástica e inevitable aliada, espero que por mucho tiempo. Cuanto más fuerte es una democracia la irrupción del feminismo en la escena pública es mayor. Es lo lógico y también lo esperable.
-Usted está en contacto con el mundo del arte ¿Dónde está la creatividad de las mujeres? ¿Hay talento?
-Sí hay talento. El talento está ecuánimemente repartido, pero sus obras no están en los museos. También las mujeres están en un momento peculiar en el que creo que hay una gran ofuscación: muchas mujeres tampoco saben lo que tienen que hacer y sobre todo hay una penosísima falta de magisterio.

«Nada me gusta más que dedicarme a lo que me dedico. Cada vez que lo pienso me llevo una alegría tal que me quedo casi muda»

-¿Qué quiere decir?
-Autodidaxia. Son totalmente autodidactas, con los gravísimos riesgos que esto acarrea. Sus soluciones son erráticas. A pesar de que tienen educación formal, no hay una vía de presentación normalizada del talento, y por eso tienen el grave problema del talento errático. El talento es una capacidad caníbal. O la persona que tiene talento es capaz de expresarlo o su talento se vuelve contra ella y la destruye. Es sorprendente la cantidad de mujeres con talento en el siglo XX que han sido suicidas. Eso no quiere decir que a todas las actuales les pase, pero hay un número considerable que han tenido una particular mala relación con su talento.
-¿Y su propia educación? ¿qué recuerdos guarda de aquellos momentos?
-Mi proceso educativo particular fue lamentable y en eso se parece al de toda mi generación de mujeres, que fuimos enseñadas por una gente que no sabía nada. Enseñar al que no sabe es una obra de misericordia, ¿vale?, pero enseñar lo que no se sabe debería de ser considerado delito y estar en el código penal. Y aquella gente lo hacía día tras día. Eran unas ignorantes y los resultados eran lamentables. Y lo peor es que las dejaban hacer. Así de bonito fue… No se me olvidará el momento en el que pude acceder a la educación pública. Tenía prácticamente 16 años y respiré por primera vez en muchos años. No me podía creer que existieran aquellos oasis.
-¿Le gusta su responsabilidad como educadora?
-Nada me gusta más que dedicarme a lo que me dedico. Cada vez que lo pienso me llevo una alegría tal que me quedo casi muda. Me sorprende que después de todo lo vivido lo haya podido lograr, porque no ha sido fácil. Cuando me imagino sentada en aquel banco con el tintero, con el plumín, y con las posibilidades que en aquel momento se nos ofrecían, acabar dedicándome nada menos que a poder saber lo que me apetezca saber, es algo extraordinario.
-No puede ocultar la pasión.
-Porque no hay nada que se parezca a querer saber y poder hacerlo. No obstante, en la docencia hay que tener objetivos claros: qué cosas son importantes y valiosas, sobre qué cosas tengo un conocimiento que merece ser transmitido y por último hay que seguir la metodología para hacerlo bien. En la transmisión de conocimientos siempre hay un deslizamiento. Nunca una cabeza puede transmitir a otra la totalidad de lo que conoce, ni sería percibido del mismo modo. Hay que asumirlo así y ser modesto en los objetivos.

«Al retirar la Ley Gallardón, el PP ha reconocido que el 75% de sus propios votantes no compartían su postura»

-A pesar de su modestia, déjeme recordarle que usted está considerada como una pensadora feminista de referencia.
-Sí, y me alegra. Pero las humanidades no están en su mejor momento a pesar de que son necesarias para dirigir el mundo en el que vivimos. Al fin y al cabo tener un reconocido perfil feminista no viene de que uno sea más feminista que nadie, sino de que se es capaz de ver la línea del feminismo a través de toda una serie de secuencias en la política, la sociedad y la historia común. Cuanto más amplio el panorama, mejor se puede trazar la línea. Feminismo no es simplemente una voluntad, es el resultado de una larga, larga meditación.
-¿Tiene desde pequeña esa inquietud de preguntarse por las cosas?
-Sí, y conté con mucha ayuda. La mayor parte de las cosas están pensadas, pero qué difícil es distinguir el grano de la paja. Apartarse de la moda, en una palabra. Uno se pasa la mitad de la vida intentando ver qué está bien hecho, o qué es una ocurrencia que no vale nada. Qué significa, a dónde va, cuál es su sentido. Nada aparece señalado, no hay mapa, nadie te ahorra ese trabajo.
-Sigue transmitiendo rebeldía.
-Sí, eso sí. ¿Sabe lo que más me molesta? Pensar que el mundo es tan interesante y que en el momento en que probablemente esté casi a punto de ver, vendrá el destino y apagará la luz. ¡Eso me joroba de una manera…! Casi me apetece pensar en la vida eterna si allí me aseguraran que se puede estar en un estado de conocimiento pleno. Claro que también me jorobaría porque si fuera tan pleno y tan perfecto ¿donde estaría la gracia de buscarlo? La especie humana es muy contradictoria.

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