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viernes 29, marzo 2024

Francisco J. Bastida. Catedrático de Derecho Constitucional. ‘Asturias debería abandonar su estado de ensimismamiento’

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¿Sería positivo para Asturias fusionarse con otras comunidades autónomas? Es una idea que, según su artífice, refrescaría un modelo que muestra síntomas de estancamiento, nos aísla y reduce la posibilidad de crecer. Se trataría de una Asturias integrada con Cantabria y León en una entidad única que abriría nuevos horizontes. Las ventajas y las dificultades las explica el Catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Oviedo Francisco J. Bastida.

-Para que Asturias crezca necesita un cambio estructural. Según su idea eso requiere pensar en una nueva estructura de comunidad autónoma. ¿Cómo sería este planteamiento?
-Yo estuve presente en la elaboración del Estatuto de Autonomía de Asturias y en ese debate los políticos barajaban si Asturias tenía que ser una comunidad autónoma uniprovincial, o debía estar fusionada con otras regiones. Incluso se pensó en León y también en Cantabria, pero esa idea se descartó. A lo largo de estos 35 años ha habido una inercia muy grande en el desarrollo de la comunidad autónoma, se comenzó a articular la comunidad pero nunca hubo un interés específico en aumentar la autonomía, ni tan siquiera pensarla. El estado autonómico se organizaba en Madrid y desde Asturias lo que había era una política de seguidismo. Cuando vinieron más competencias, se asumieron porque previamente desde Madrid, los dos grandes partidos habían consensuado esa descentralización. Por tanto, en Asturias hay un sentido regionalista muy fuerte, pero no un sentimiento colectivo de autonomía política.

«A lo largo de estos 35 años ha habido una inercia muy grande en el desarrollo de la comunidad autónoma. Nunca hubo un interés específico en aumentar la autonomía, ni tan siquiera pensarla»

-¿Cómo se debe entender y gestionar esto de cara al futuro?
-A mí me parece que vamos hacia un Estado federal. Se dice que ya lo tenemos porque hay una gran descentralización, pero no es así. Vivimos en un mundo globalizado y hay que mirar más allá de España, unirse en una asociación fuerte para competir con los demás. Si rivalizamos con los de al lado, lo estamos haciendo en la pobreza. Yo creo que en el estado autonómico, con comunidades importantes a la izquierda, a la derecha y hacia el sur de Asturias, quedar aislados como comunidad autónoma uniprovincial no es bueno y además, problemas que tiene Asturias como la despoblación, los tienen en parte Cantabria y León. También hay muchas cosas comunes: con Cantabria como el sector pesquero y el sector lácteo; con León, la minería. En el siglo XXI va a ser fundamental un bien como es el agua y Asturias, Cantabria y León, en la parte norte, son ricas en este recurso. Gestionar esto en cooperación, coordinación y unidos podía ser una idea importante o por lo menos a valorar. Yo no tengo conocimientos económicos como para saber si va a funcionar o no, pero creo que debería abandonarse el estado de ensimismamiento que hay en Asturias.
-¿Conllevaría reformar el Estatuto de Autonomía o en el actual marco jurídico se podría hacer?
-Desde el punto de vista de análisis conceptual podría plantearse esa idea, pero jurídicamente es complicado sobre todo en el caso de León, porque pertenece a otra comunidad autónoma. Sería más complicado pero no imposible, cambiando los Estatutos de Autonomía podría hacerse. Es más fácil una fusión de Asturias con Cantabria porque son dos comunidades uniprovinciales, no se trata de segregar ningún territorio, sino de fusionar, y si hubiese voluntad política no habría ningún problema. Esto no es como la situación de Cataluña o del País Vasco donde está en juego la soberanía. Aquí está en juego el redimensionar unos territorios para constituir una fuerza mayor que podría hacer frente a problemas que hoy, políticamente, no hay fuerza para enfrentar. Sería también un revulsivo para la clase política. Actualmente parece que cada uno tiene su terreno acotado. Con una comunidad autónoma más grande habría renovación y se terminaría la endogamia que hay ahora. En espacios mayores se entra en una competencia política más sana.

«Redimensionar los territorios aportaría una fuerza mayor para enfrentar problemas. Sería también un revulsivo para la clase política»

-Hay quienes piensan que podría hacerse una Mancomunidad conformada por Asturias, Galicia y Cantabria…
-Incluir a Galicia pienso que implica un cambio mayor. Galicia tiene una identidad muy acusada que no existe en otras comunidades, con una lengua propia; en Asturias, aunque, ha intentado que el bable sea cooficial, no ha conseguido el arraigo que tiene el gallego. Galicia tiene cuatro provincias con entidad histórica y un gran potencial económico, es una comunidad muy dinámica que vive con el poder pero también al margen del poder. No es casualidad que ahí esté Zara, Adolfo Domínguez o la producción conservera. Su industria no es dependiente del sector público, mientras que en Asturias tanto la siderurgia como la minería han bebido del sector público.
-¿La globalización nos debería cambiar la mentalidad a la hora de enfrentarnos a toda esta problemática?
-Vamos hacia un mundo cada vez más globalizado y si no damos el cambio, nos quedaremos en la cola de los países desarrollados sobre todo porque hay una ruptura muy grande entre la política y la economía. La política sigue bebiendo de instrumentos e ideas decimonónicas y en el siglo XXI vamos ya por otro lado totalmente distinto. Esto que quiere hacer ahora Trump de volver al proteccionismo es muy complicado. Puedes crear puestos de trabajo, pero luego ¿dónde vendes? Si un país que vive en gran medida de la exportación ¿de qué le vale crear coches si luego le van a poner aranceles para venderlos? La política populista y demagógica da votos, pero en lo económico la cosa no va por ahí. Ahora mismo hay otras formas de emplearse y de distribuir el trabajo. Una persona puede hacer negocio desde la cocina de su casa, con lo cual le puede ir muy bien y vender en todo el mundo, a pesar de que al país en su conjunto le vaya mal. Esa idea de la riqueza de las naciones sucumbe ante lo que ya no es el trabajo de las naciones. Es importante saber que en las sociedades desarrolladas, lo que hay que hacer no es reducir los salarios porque siempre habrá países que hagan las cosas más baratas. Lo que hay que hacer es crear riqueza que tenga un valor añadido, porque la gente está dispuesta a pagar más por ello.

«En Asturias hay un sentido regionalista muy fuerte, pero no un sentimiento colectivo de autonomía política»

-Asturias ha recibido muchas subvenciones y en cierto modo ha dependido de ellas para su crecimiento. ¿En qué medida ha marcado esto la idea de desarrollo?
-Hay una mentalidad «de subsidio», no solo en la política sino también en la población. No hay que pensar en las ayudas, hay que pensar, por ejemplo, en cómo repoblamos Asturias y qué medidas hay para poder hacerlo. Si hubiese una mayor masa crítica, si Asturias no se mirase tanto el ombligo estaría buscando qué otros aspectos de la economía productiva se pueden implantar. La ciudadanía quiere que se le traigan aquí las cosas porque parece que hay un derecho natural a que Asturias sea grande y no es así. La política de la subvención está muy enraizada porque se ha mamado durante muchos años, pero habrá que espabilar y ver de qué manera podemos ser emprendedores. Yo simplemente digo que hay que sentarse a pensar, analizar y estudiar porque no podemos seguir como hasta ahora. Hay que ver qué rumbo podemos tomar.

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