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jueves 28, marzo 2024

Rock extraterrestre. Stormy Mondays.

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Desde ganar un concurso de la NASA para que su tema “Sunrise Number 1” suene en el espacio exterior, hasta tocar con grandes leyendas del rock americano, parece que Stormy Mondays no conoce fronteras. Si a la calidad de esta banda asturiana se le añade una filosofía propia con respecto a la música y su distribución, el resultado es una formación atípica, que busca romper las limitaciones de la mal llamada música alternativa.

Jorge Otero es la cara más pública de Stormy Mondays, una banda de rock asturiana que rompe los tópicos.

-Vuestros últimos EPs, “On My Radio” y “Días Mejores” se publicaron en 2010. Consideráis que la dosis musical ideal para estos tiempos es entre tres y cinco canciones. ¿Por qué?
-El formato de la música es importante. Hoy en día hay tanta producción nueva, más la música de siempre, que pedirle a alguien que no te conoce que escuche quince canciones es casi una falta de educación. Nos pareció buena idea editar tres o cuatro canciones y si no te gustan no te molestes con los demás discos, porque tampoco te van a gustar. Además te permite trabajar con el material que te interesa en ese momento, no estás con una canción que escribiste hace dos años, grabaste hace uno y publicaste hace seis meses.
-¿Son tan malos tiempos para la música, que hay que reducir la dosis?
-Creo que la música ha perdido importancia. En otras décadas era un motor cultural y contracultural, era casi la única cosa que diferenciaba a los jóvenes de los mayores. Hoy en día la música es una cosa más, la gente tiene poco tiempo en general, muchas cosas que hacer, todo va muy rápido. Por eso no deja de ser una vuelta al single, a la canción, que al final es lo más importante.
-“Radio” ha sido vuestro primer LP, una recopilación de vuestras últimas 12 canciones en vinilo azul transparente. ¿Eres un defensor del vinilo frente a otros formatos o simplemente ha sido un modo de hacer una edición de coleccionista?
-Las dos cosas. Es la primera vez que conseguimos editar un LP de plástico, porque ya tenemos bastantes CDs de larga duración. Pero queríamos que la edición fuera lo más especial posible, de hecho hay gente que se lo compra sin tener tocadiscos. Yo creo que el formato es importante en el arte en general, los vinilos y sus formatos imprimieron carácter a la música: los singles, los EPs y los LPs, primero como colección de canciones y luego, gracias a los Beatles, como trabajo independiente y conceptual. Y no sólo eso: el LP tiene dos caras, cuando se acaba la primera eres tú el que se tiene que levantar y darle la vuelta para seguir escuchando, en cambio el CD puede estar sonando más de setenta minutos, sin parar, es casi maleducado. Y yo también opino que el sonido es superior, aunque eso es cosa de gustos.
-“Internet es nuestro aliado”, decís en vuestra web, en la que se pueden escuchar y descargar gratis todas vuestras canciones. ¿Qué filosofía hay detrás de esta manera de trabajar?
-Hay una idea muy sencilla. Un problema común con toda la gente que conozco que se dedica a la música, es que no hay manera de conseguir que un número suficiente de gente escuche tus canciones. Y qué mejor forma que dar a conocer la música a través de Internet, que es un medio que puedes controlar tú directamente. Ésa es nuestra filosofía, y también nuestra respuesta a los músicos que empezaron a quejarse públicamente de que Iinternet era el fin del mundo, que no venden discos porque la gente se los baja. Y no: en el caso de los famosos, no vendéis porque a nadie le gusta, y en el caso de los no famosos, no vendéis porque nadie os conoce, no porque de repente la gente se baje vuestras canciones sin conocerlas.
Nosotros hemos tenido resultados inmediatos por estar en Internet, como tocar en Woodstock en el 99. En aquel momento un portal de Internet dedicado a difusión musical nos tenía en el número uno y nos llevó, así de fácil y de difícil. Por eso nos molesta mucho que, estando nosotros encantados, parece ser que la visión pública de los músicos y los socios de la SGAE es que Internet es el infierno.

“En otras décadas la música era un motor cultural y contracultural, era casi la única cosa que diferenciaba a los jóvenes de los mayores”

-Vosotros creasteis vuestra propia discográfica, que no llegó a funcionar. ¿Qué aprendiste de aquella experiencia?
-La discográfica fue también una consecuencia de todo esto. Nos inspiraron muchos músicos americanos que tenían sus propias discográficas y funcionaban de forma independiente, pero nos olvidamos de que España no es EEUU, y nos volvimos a encontrar con el obstáculo de hacer llegar las producciones a la gente. Invertimos mucho dinero, que todavía estamos pagando, tiempo y esfuerzo; trabajamos con gente como Elliott Murphy, admirado por mucha gente del negocio musical, y sí es cierto que conseguimos revitalizar un poco su carrera en España y me atrevería a decir que hasta en Europa. Pero nunca pasamos la barrera de que lo conociera más gente que la muy aficionada a la música, y nos pasa lo mismo con nuestros propios discos, o los de otros artistas asturianos: jamás se nos dio la oportunidad de sonar en radiofórmulas. Y no porque haya que pagar, porque eso sería tan fácil como pedir un crédito, sino porque ahí sólo suenan los productos de las multinacionales. Al final nos cansamos y decidimos invertir el tiempo en componer canciones, en vez de pelearnos contra la industria musical.
-¿Qué opinas de la Ley Sinde?
-Creo que es una trampa que se ha hecho de espaldas al pueblo, que es para quien gobiernan los políticos; que por cierto ya se podían poner de acuerdo, porque hay cosas mucho más importantes que esta ley, que no deja de ser una chapuza. A mí me ha decepcionado bastante, y creo que los pocos a los que nos preocupan esta serie de cosas, porque tampoco es algo que preocupe a todo el mundo, deberíamos responder a los políticos en las elecciones: votar a otra gente, votar en blanco, lo que sea, pero no puede ser que se hayan puesto todos de acuerdo para esto, cuando el grueso de la población estaba de acuerdo en que no tenía que hacerse.
-Tenéis unos cuantos logros en vuestra biografía, como haber sido el único grupo español en tocar en Woodstock 99, o compartir escenario con Bruce Springsteen, Slash… ¿Cuál recuerdas con más cariño?
-Hombre, nos han pasado muchas cosas, algunas por la suerte de estar en el sitio adecuado, otras nos las hemos ganado más… es una combinación de las dos cosas. Que Slash, de Guns N’ Roses, se subiera a tocar con nosotros en unas fiestas de San Mateo cuando teníamos diecisiete años fue probablemente cuestión de suerte, pero también tenemos que pensar que algo vería en esos chavales, seguro que tan malos no éramos. El impacto que nos causó aquello no se supera, aunque luego llegamos a cosas como tocar en Woodstock delante de cincuenta mil personas, o yo tocar en New Jersey como invitado de Bruce Springsteen. Yo siempre fui muy fan de Springsteen y tengo una foto con él ampliada que me da la risa cada vez que la veo, porque me parece que ver a este chaval de Oviedo cantando con él es un orgullo y un sueño cumplido, pero también hay una especie de humor cósmico.
-En 2011 volvéis a la carretera, y ya maquináis el siguiente disco. ¿En qué se van concretando estos planes?
-Tenemos claro que el siguiente disco va a ser otro EP con canciones en castellano, porque hay una mayor presencia del inglés en nuestros discos y queremos equilibrar eso un poco. Nos ha gustado la experiencia de grabar “Días Mejores”, de pelearnos una vez más contra ese idioma que es muy difícil para el rock pero tiene la recompensa de que la gente entiende las letras y eso también es importante. Entonces lo más inmediato es publicar otras cuatro o cinco canciones este año, como mínimo. Probablemente hasta el otoño no podamos entrar en el estudio, porque tenemos la posibilidad de hacer una gira por Italia en agosto, con algunos conciertos de Stormy Mondays y otros en cartel doble con Willie Nile. Van a ser una especie de vacaciones, aunque al final no tanto porque estás todo el día en la furgoneta y tocando, pero le tenemos muchas ganas.

Una canción para el espacioDesde las misiones clásicas del programa Apollo en los sesenta es tradición que los astronautas en el espacio se despierten cada día con una canción. Para celebrar el último vuelo del transbordador espacial Endeavour, dos de las canciones de esta misión han salido del concurso “Space Rock” de la NASA, con votación popular. En total se presentaron 1.350 canciones de todo el mundo, con sólo dos ganadoras. Entre ellas está “Sunrise Numer 1”, de Stormy Mondays, la única canción no americana en llegar a la final. Gracias a esto, la música de la banda asturiana suena hasta fuera del planeta.
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