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jueves 28, marzo 2024

Eliseo Nicolás Antonio, «Lise», artesano del azabache

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En noviembre de 2007, en unas excavaciones en la base de la muralla de Grado se encontró una cigua (figura en forma de puño) de azabache, probablemente la más antigua de Europa junto con otra aparecida en Granada. En tierras de Grado vive también un renombrado azabachero: Eliseo Nicolás Antonio, «Lise».

«El azabache se adapta a todas las épocas y modas»

-Como Presidente de la Asociación de Azabacheros, una de vuestras reivindicaciones es conseguir el material para trabajar.
-Este tema debería avergonzar a la administración asturiana. Cuando yo empecé a trabajar con el azabache ya teníamos problemas de abastecimiento. Tomás Noval, que murió, era el último minero que nos proporcionaba el azabache, a pesar de las trabas de la administración, que en ocasiones hasta le multó.
Al no conseguir más, el azabache empezó a entrar de Turquía, así que el 99% de lo que vemos en las joyerías no es asturiano, o ni siquiera es azabache. Ahora estamos en la batalla de sacarlo de una galería, hay unos trabajos de investigación, pero llevan año y medio y todavía no sacaron nada. Somos azabacheros sin azabache.

-El azabache es una de las artesanías más antiguas que se conocen.
-La afinidad del ser humano con el azabache es increíble, porque en cuanto lo tienes en la mano, automáticamente coge tu temperatura. Es un material que nunca notas frío, es sedoso al tacto, un poco parecido al ámbar. Y luego el azabache en bruto tiene un brillo natural que atrae; el brillo se pierde al ser trabajado y lo recupera otra vez al ser pulido. Lo que hizo entender a los primeros seres humanos que era un material mágico fue posiblemente que entró por los sentidos.

-¿Qué tipo de piezas sueles hacer?
-Hago todo lo relacionado con el adorno personal: gargantillas, colgantes, pendientes, sortijas, anillos, broches… lo que no hago de momento son pulseras, que tengo encargos, pero todavía no encontré un diseño guapo. También hago esculturas y relieves, siempre que el material lo permita.

«La afinidad del ser humano con el azabache es increíble, porque en cuanto lo tienes en la mano, automáticamente coge tu temperatura»

Lise, artesano del azabache
Foto: Luis Lafuente

-¿Qué te aporta este trabajo?
-El azabache se adapta a todas las épocas y modas, es un material en el que hay todavía mucho por investigar. Con el color negro puedes lograr más o menos brillo, admite otros materiales… a mí me encanta trabajarlo. Y tengo muy buenos clientes, gente fiel desde el principio, que compran piezas, vienen a saludarme a una feria o a verme al taller. Es estupendo que todo eso te lo dé un trabajo.

-¿Qué pieza tuya te autoregalarías?
-A lo mejor alguno de los paisajes que hago con mezcla de madera y azabache, alguno representando la noche con una constelación determinada. Pero quizás escogería alguna pieza de otro azabachero, hay gente muy buena en esto.

-Dicen que hay algo mágico en el azabache.
-Sí, cuando ponemos lo mejor de nosotros, ahí surge la magia. Si uno trabaja con dejadez o prisa se nota mucho, las piezas tienen que tener su espacio, tomarse el tiempo que necesiten. Aparte de que el azabache se tenga como mágico, estoy convencido de que el sentimiento que se pone al trabajarlo se queda en las piezas.

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