Problemas reales

Los últimos atentados sufridos en nuestro país han dado un giro radical a la percepción que teníamos muchos ciudadanos hasta ese momento de lo que era noticia y ocupaba la primera plana de los periódicos e informativos durante este mes de agosto: la problemática de la independencia de Cataluña y la turismofobia.

La atención estaba centrada en estas dos cuestiones y en el ‘choque de trenes’ entre gobierno central y autonómico. Los atentados lo cambiaron todo.
En solo unos minutos, tanto Mariano Rajoy como Carles Puigdemont aparcaban sus diferencias y se daban esa mano que antes se negaban, para colaborar y unir esfuerzos. Y no han sido solo palabras sino que ambos gobiernos han trabajado juntos y además, con buenos resultados como era de esperar. La foto del Rey con todas las fuerzas políticas y además arropados por miles de ciudadanos ha dado la vuelta al mundo.
Las escenas de unidad, solidaridad con las víctimas o gestos de generosidad se sucedieron y ocuparon los titulares de los periódicos. El dolor y la gravedad de lo ocurrido hizo que la unidad se colocara por encima de cualquier diferencia.
Del debate sobre la turismofobia de hace unos días se pasó a apoyar al turista, principal víctima de esta masacre y también importante fuente de ingresos, ya que Barcelona es uno de los principales destinos turísticos de toda Europa. Siempre ha sido una ciudad acogedora, ¿por qué iba a cambiar ahora? ¿Quién piensa en este momento en una nación independiente? Todos han querido dar un aire de normalidad en medio de esta tragedia para minimizar lo más posible el impacto económico de este atentado. Todos han funcionado en bloque y aunque habrá que esperar unos meses para hacer balance, los agentes económicos están convencidos de que lo superarán juntos, «desde la unidad».
Algunos medios internacionales destacaron con sorpresa estas «inusuales escenas de unidad» al tiempo que dudaban de su veracidad y también del tiempo que iban a durar. No podemos caer en esto.
Nuestros políticos han quedado en una posición muy delicada porque han demostrado a la ciudadanía que la unidad es posible y por tanto también el diálogo. No hay excusas. Urge recuperar la Política con mayúsculas. ¿Hace falta tanto dolor y tanta muerte para reaccionar? Hemos vivido una dura sacudida que se puede repetir. Hay que unir fuerzas para pelear, pero por lo real.