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sábado 20, abril 2024

Coches del futuro. Gregorio Marbán. Investigador del CSIC

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La revolución de los coches de hidrógeno no termina de llegar a la calle. En Asturias, un grupo de investigadores del Instituto del Carbón de Oviedo (INCAR) busca por una vía muy prometedora una tecnología más efectiva y que abarate sus costes. Están liderados por Gregorio Marbán, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

La dificultad para obtener vehículos de hidrógeno hay que buscarla en los elevados costes de los vehículos, en la complejidad de desarrollar una red de suministro, y en una tecnología a la que todavía le queda mucho desarrollo.
-Frente a las alternativas tradicionales para abandonar la dependencia de los combustibles fósiles, vuestro grupo plantea una tecnología basada en el bioetanol. ¿Qué ventajas aporta esta nueva propuesta?
-Un coche de hidrógeno de los actuales posee un depósito de hidrógeno, que lo suministra a una pila de combustible y que a su vez lo transforma en electricidad y agua. Esa electricidad mueve un motor eléctrico. El hecho de almacenar el hidrógeno a bordo del automóvil conlleva una serie de problemas, principalmente de suministro. Generar hoy día una red de suministro de hidrógeno, que es un gas que hay que mantener a presión, exige métodos muy caros. Y los métodos que se están investigando actualmente para almacenarlo todavía tienen una gran falta de desarrollo y muchos problemas.
Existe una alternativa, que no es que la hayamos inventado nosotros, pero es la que planteamos: la producción de hidrógeno dentro del propio automóvil. Esto se haría a partir de un biocombustible, en este caso el biometanol. Estamos trabajando en un catalizador -una sustancia que acelera reacciones químicas-, que transforme una mezcla de biometanol y agua en hidrógeno a bordo del automóvil. Al ser el biometanol un combustible líquido, se podrían hacer uso de las infraestructuras de distribución de combustibles líquidos, como es la gasolina que hay hoy en día, y así evitar tanto el problema de la distribución como el problema del almacenamiento de hidrógeno a bordo del vehículo.

«Nosotros aportamos nuestro granito de arena al convertidor de hidrógeno, intentando encontrar un catalizador que sea más efectivo, más barato y más estable que los anteriores»

-Es decir, que el biometanol podría ser el combustible que permitiera el paso hacia una tecnología más respetuosa con el medio ambiente.
-Frente a lo que existe hoy en día, que es el motor de combustión interna de gasolina o diesel, la ventaja principal es que el biometanol no es perjudicial para el medioambiente. Sí, genera CO2 porque el metanol se transforma en CO2 e hidrógeno, pero como el biometanol se produce a partir de biomasa, que previamente ha captado el CO2 de la atmósfera, el ciclo de emisiones de CO2 es cero.
Respecto a otros biocombustibles, el biometanol es prácticamente el único que permite hacer la transición desde el motor de combustión interna hasta la pila de hidrógeno. Me explico: el biometanol se puede quemar directamente en los motores de combustión interna, con lo cual tú puedes seguir utilizando los coches actuales con muy pequeñas transformaciones, hasta que el desarrollo permita el paso hacia el motor eléctrico. Eso es una ventaja que tiene con respecto a otros biocombustibles como el biodiésel. Transformar el biodiésel dentro del coche para conseguir hidrógeno es complejísimo. El biometanol es, desde nuestro punto de vista, el biocombustible que habría que seleccionar para permitir esta transición.

Tecnología limpia para coches del futuro
Foto: Fusión Asturias
-¿La clave para que se desarrolle este nuevo motor está en encontrar el catalizador adecuado?
-Existen prototipos con catalizadores como el que desarrolló Ford con Chrysler en los años 2002 ó 2003. Es un coche al que se le introduce metanol, lo reforma en hidrógeno y transforma el combustible en electricidad para el motor. Lo que los grupos de investigación pretendemos siempre es abaratar costes, porque eso es clave para que al final se tenga éxito. Nosotros aportamos nuestro granito de arena intentando encontrar un catalizador que sea más efectivo, más barato y más estable que los catalizadores anteriores.
-¿Cuánto tiempo hará falta para que esta tecnología pueda ser viable tanto económica como comercialmente?
-La investigación del coche de hidrógeno es a medio plazo. Yo calculo que no habrá coches disponibles antes de quince o veinte años, entendiendo por disponibles que sean de un precio razonable y que haya una infraestructura mínima para poder suministrar el combustible. No es sólo hacer el coche, sino todo lo que hay alrededor; hay que vencer unos saltos tecnológicos muy grandes, como el abaratamiento de costes de la pila de combustible.
El catalizador que utiliza la pila de combustible es platino. Según nuestros cálculos, si hoy en día hubiera que sustituir todos los coches de motor de combustión interna por motores de pila de combustible, necesitaríamos consumir todo el platino que se produce en el mundo durante trescientos veinte años, lo que equivaldría a un tercio de las reservas mundiales de platino. Con lo cual la sustitución de ese catalizador es clave, y representa un reto tecnológico que yo por lo menos todavía no vislumbro cómo se va a conseguir. Se irán haciendo coches con platino, pero su introducción será mínima.

«Lo interesante es conseguir un biocombustible que pueda ser utilizado en los coches actuales, pero que nos permita el salto de la pila de combustible hacia el hidrógeno. Desde mi punto de vista, ese combustible es el biometanol»

-¿La carrera por la alternativa al petróleo aún no está cerrada?
-En absoluto. Yo soy partidario de la pila de combustible, es muchísimo más eficiente que un motor de combustión normal: un 60% de eficiencia frente a un 25%, lo cual quiere decir que recorres lo mismo con mucho menos combustible. Es una tecnología silenciosa, muy atractiva, pero hay unos competidores muy grandes que son los propios biocombustibles, sobre todo los que van a salir ahora de segunda generación como son los biodiésel de algas o de plantas que no compiten con los alimentos.
La gente además está acostumbrada al coche que tiene. Si tú le das un combustible que contamina muy poco en un coche que es igual al de siempre, pues va a ser muy reacia a cambiar a la nueva tecnología. Lo interesante desde mi punto de vista es conseguir un biocombustible que pueda ser utilizado en los coches actuales, pero que nos permita el salto de la pila de combustible hacia el hidrógeno. Y desde mi punto de vista ese combustible es el biometanol. §

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