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martes 16, abril 2024

El idioma y otras guerras

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Cuando este artículo llegue a sus ojos, andará uno por tierras eslovacas, en Kosice, desconocida pese a haber sido Capital Europea de la Cultura 2013, donde, me dicen, hay un idioma imposible, aunque eso no es nada para quien ha sobrevivido a las fiestas patronales de Oiartzun o al Certamen del queso Idiazábal, en Ordizia; con intérpretes, eso sí. El viaje estaba programado hace tiempo, no ha influido en él la alarmante noticia que publicaba un diario recientemente (gracias, Elena), avalada por prestigiosas agencias internacionales: ¡El Líbano ataca Soria! Ahora que habíamos terminado sin sobresaltos el Ramadán, ¡que Allah se apiade de nosotros!
Sigue habiendo comentarios acerca de los problemas entre Madrid y Catalunya que esperemos no lleguen a guerras mayores. Para quedar bien parece que Mariano quiere acercarnos al conocimiento del catalán; en el tren que hace el trayecto El Entrego-San Juan de Nieva un letrero bilingüe, anuncia dónde está el martell trencavidres, para caso de urgencia. Mientras tanto seguimos discutiendo por el tema del asturiano en la escuela. El idioma y otras guerrasLa verdad que tenemos que repasar un poco todos los deberes escolares, porque en ocasiones hacemos ostentación pública de nuestras carencias. Velvet decía no hace mucho, en un anuncio en Internet, «Se necesitan curriculums para camarera»; la frase no tiene desperdicio, lo que realmente deben necesitar es personal, no que la gente les envíe su historial, por otra parte, como ya hemos escrito en más de una ocasión, el plural de la palabra curriculum, latín, sería currícula; en consecuencia, como este enunciado sonaría raro, por lo desacostumbrado, el anuncio más correctamente debería decir «Necesitamos camareras, enviar currículos«, en castellano, sin complicaciones.
Las versiones de un idioma a otro ocasionan a veces distorsiones lingüísticas, pero nunca me imaginé que las podía ocasionar aritméticas. El idioma y otras guerrasComo usted puede ver es más barato comprar en castellano que en inglés. Lo peor es equivocarse a la vista de todo el público; si viaja uno hasta Torazu, casi al final del pueblo, a la izquierda, encuentra una parrilla donde se come muy bien y suele haber una amable tertulia de gentes del lugar; en la pared que está detrás del mostrador puede verse un bando municipal, cuidadosamente encuadrado, en el que el Señor Alcalde-Presidente de entonces, Don Alejandro Vega y Riego, se congratula de que la bella localidad de Cabranes haya sido elegida Pueblo Ejemplar de Asturias 2008 y exhibe con orgullo la carta de felicitación de Sus Mejestades; es claro que algo viene cambiando en esto de la monarquía española. El idioma y otras guerras

Cosas que se ven por la canícula, tiempo en el que antaño se discutía cuál era «la canción del verano», y nos endiñaban unas cosas que daban la razón a Napoleón, cuando decía aquello de que la música es el menos desagradable de los ruidos. Parece que la gente canta menos; o no se aprende las letras. Entrevista en El País, al nuevo líder emergente del PSOE, pregunta: «En la clausura del congreso de su partido se siguió la liturgia de cantar La Internacional. ¿Qué significado tiene para usted cantar ‘arriba parias de la tierra, en pie famélica legión’?» Respuesta: «En la era de la globalización, bla, bla, bla…» ¡No se la sabe! A ver, querido principiante, te lo explico gratis: desde 1921 el PSOE y el Partido Comunista (no escribo las siglas porque ahora PC es un ordenador) se escindieron con muy malas pulgas; buscaron la forma de autoafirmarse separando los símbolos, y uno de ellos es la letra de la Internacional, el PSOE canta esta versión: «Arriba los pobres del mundo, en pie los esclavos sin pan». Anda, chaval, cópiamela cien veces, a ver si así te entra.
Es verano asimismo tiempo de fotografías; ahora todos cargamos una cámara en cualquier parte, de minúsculas que son, incluido el teléfono, y se lleva hacerse retratos para la posteridad. En La Nueva sale una imagen en la que se ve a un ciudadano que quiere salir junto a Letizia Ortiz, que ahora trabaja de reina; se puede observar, por la posición de la mano, que va a sacar a toda la fila menos a ellos. Los nervios. Como todas las modas tecnológicas se suelen expresar en inglés, lo llaman «selfie», y parece que hay dificultades para traducir la novedad, y para colmo resulta afición peligrosa; dos chicas americanas se mataron en el coche jugando a retratarse con el teléfono, una pareja de polacos se despeñaba en Portugal ante los aterrados ojos de sus hijos pequeños, un estúpido en sanfermines (noticia de diario regional) «con los Jandilla, no tuvo mejor idea que hacerse un ‘selfie’ (autofoto) justo delante de la testuz de los morlacos». Don Luis Ventoso, columnista de ABC, quería hacer poesía sentimental hablando de dos pasajeros del avión derribado en Ucrania, «Poco antes de despegar, Cor y Neeltje se hicieron una autofoto (selfie para los pedantes)». ¿Quién es el pedante?, esta acción está definida hace varios siglos en la lengua castellana: autorretrato. Con dos erres, por cierto; no me hagan ustedes como el creativo de una conocida marca de papel, que se comía una en el multirrollo, puede que por tener el presupuesto publicitario escaso. El idioma y otras guerras Es que esto de la publicidad es terreno abonado de genios; veo unos días después, un anuncio de la Central Lechera Asturiana, en la que una tal Nuria Roca simula una entrevista y se dirige al honrado campesino «…y la forma de hacer la leche, ¿es la misma de siempre?». En fin, ¡que ustedes lo pasen bien!

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Premio mensual
Que sea francés se puede disculpar, no tiene uno la culpa de dónde le nacen. Que haya sido torero no tiene un pase (chiste fácil), pero lo que no se puede soportar es que el señor pregonero de la animalada taurina de Gijón venga a hacer demagogia barata. Se ha enfadado porque no le han autorizado la solemne barbaridad de dar clases de tauromaquia para niños en la playa y carga contra aquellos a quienes no nos gustaba la historia («ecoterroristas»), contra el Ayuntamiento de Gijón («pusilánimes, cobardes»), y dice que «la prohibición es política», subrayando la palabra con mala uva.
Por lo que se ve no es «política» su actuación: «Están en contra de los toros todos los que están en contra de España». Curiosamente, su propio primer ministro, Manuel Valls, ha pedido a los ministros que no acudan a corridas de toros durante las vacaciones. Sinceramente, me parece poco edificante que los niños jueguen a clavarle pullas a un animal, por lo que condeno a este señor, de cuyo nombre prefiero no acordarme, a estar de cara a la pared hasta el siguiente artículo.

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