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martes 16, abril 2024

Jesús Vázquez. Chus, el ebanista. Trabajo a la antigua usanza

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Habría que imaginarlo en la soledad de su taller, gozando cuando la madera va tomando forma y sus manos se convierten en fuentes de creación. Chus, después de trabajar como carpintero y luego como minero, aprovecha su jubilación para dedicarse por completo a su mayor afición: recuperar oficios tradicionales.

Chus ama las cosas hechas con las manos e intenta transmitir esa misma pasión a los demás. Hace solo unas semanas se celebraba en Riosa el II Mercado Medieval, una ocasión que aprovechó para mostrar una pequeña parte de su trabajo a todos los visitantes, especialmente los niños, que pudieron conocer el funcionamiento y también manejar un ravil de escanda, un molino manual utilizado para quitar el cascabillo a la escanda; un aparato para hacer cestos, otro para separar el grano de la mazorca, una afiladora, una fragua, el mayo de las manzanas para hacer sidra, tablas para lavar la ropa o un instrumento para partir las avellanas. «Una de las cosas que más me gustan de este Mercado es que sirve de escaparate para conocer esos aspectos de la vida cotidiana de antiguamente que se encuentran en peligro de extinción porque ya no existen», reflexiona Chus.

«Mi afición por la ebanistería empezó de guaje. En casa no había una peseta, así que con catorce años empecé a hacer hórreos en miniatura y a venderlos. Tenía un tío carpintero y empecé a ir a su taller. Siempre me gustó la carpintería, los árboles, y más ahora que estoy jubilado».
Este habilidoso artesano tiene la capacidad de coger un trozo de madera, dejarse guiar y convertirla en una pequeña obra de arte. «Toda la madera que utilizo en estas piezas es reciclada del río, de los montes o varas. Todo se aprovecha, siempre se hizo así en Riosa aunque ahora haya caído en desuso. Cuando tenía el taller de carpintería anduve por todo el concejo y conocí a todos los vecinos, ahora son ellos los que me hablan de las tradiciones y con un poco que me cuenta uno y otro, sacamos las piezas. Es algo que hacemos entre todos», comenta Chus.
Es una lástima que tanto trabajo de investigación y de artesanía no esté más expuesto al público. ¿Ha pensado alguna vez habilitar un espacio etnográfico para exponer sus piezas? «Quería hacer algo aquí en Riosa pero más dirigido a los niños. Una especie de Aula Didáctica donde se pudiera conocer la forma de vida del concejo, los oficios. También me gustaría poder habilitar una sala de exposiciones para que pudieran exponer sus creaciones los jóvenes asturianos que están estudiando Bellas Artes. Me gusta fomentar la vena artística de la gente».

Chus alterna esta afición con la del cultivo de la manzana a lo que dedica tres hectáreas de sus fincas. Una nueva actividad con la que está disfrutando mucho. ¿Algún proyecto más? «Estoy intentando que me proporcionen un molino de agua de río para ponerlo a funcionar y que todo el mundo pueda conocer su mecanismo. En Riosa hay catorce en ruinas. No cobraría nada por ello. Este fin de semana estuve en el museo etnográfico de Grandas de Salime y también en el de Fonsagrada (Lugo) y en los dos se ofrecieron a asesorarme para llevar eso a cabo. Incluso en este último me brindaron una sala de exposiciones».

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