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jueves 18, abril 2024

Hablemos de Libertad

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No ha existido en la historia de la humanidad palabra tan usada, tan manipulada, tan utilizada interesadamente, tan prostituida, como la palabra libertad. Y, curiosamente, siempre bajo un aspecto egoísta, individualista, persiguiendo fines y objetivos que no tienen nada que ver con el bien común, siempre envuelta en papel de regalo por los que manejan el poder y usada como reclamo por los que solo piensan en ellos mismos.

Es curioso, los políticos, todos ellos, nos venden la libertad, nos dicen que ellos nos la darán. ¿Cómo pueden los extremos vender el mismo “producto”? ¿Está el camino hacia la libertad en la derecha y en la izquierda? ¿Existe libertad de izquierdas y de derechas?

El que sea tan manipulada, tan valiosa para ellos, tiene que ver con la magnitud de su verdadero significado, de su tremenda importancia, de su dimensión superior, de ser el sueño de todos y, por tanto, un reclamo excelente para los que no piensan.

Es curioso, los políticos, todos ellos, nos venden la libertad, nos dicen que ellos nos la darán. ¿Cómo pueden los extremos vender el mismo “producto”?

Pero la libertad es una “joya” depositada en lo más profundo del hombre por sus creadores, que no ha sido comprendida y mucho menos utilizada correctamente, tal vez porque el nivel evolutivo de la humanidad deja mucho que desear.

Buscar la libertad “fuera” o pretender que alguien te la conceda, es la mayor estupidez que existe y el mayor error, porque la auténtica libertad está dentro de cada uno, y solo cada uno puede llegar a alcanzarla si consigue vencer sus miedos, sus mentiras, sus egoísmos, su individualidad.

En cada hombre-mujer existe una dualidad que se basa en la presencia de luz y de oscuridad en su interior. Todos tenemos en nosotros “ángeles” y “demonios”.

La libertad es una “joya” depositada en lo más profundo del hombre por sus creadores.

Vencer los “demonios” nos conduce a la luz, vivir en la luz nos aporta visión y comprensión. El resultado es conocer, descubrir, la verdad, que no es nada concreto que nos aporte nada concreto, es conocimiento del origen de la Vida, del mecanismo que hace que todo se mueva como un Todo unido y conectado, y en ese mecanismo, en ese movimiento, cada uno, cada ser vivo, es un átomo que existe dentro de unas Leyes cósmicas que nos hacen a todos iguales, pero a la vez diferentes, y ese es el gran misterio, la gran maravilla de la creación, de la existencia.

Entonces, la verdadera libertad, la única libertad real, está dentro, detrás del reconocimiento como una parte de ese Todo, de ese mecanismo donde todos somos importantes, pero no imprescindibles.

Cuanto mayor sea la carga de individualismo que exista en cada uno mayor es la distancia que nos separa y aleja de la auténtica libertad.

Tenemos en estos tiempos de pandemia ejemplos muy evidentes de esta realidad.
La dualidad ahora se expresa en dos polaridades muy marcadas. Por una parte, los que “libremente” deciden entregarse al bien común, ayudar a los enfermos, a los que necesitan apoyo de todo tipo, a los que sufren las consecuencias del virus. Estos utilizan su libre albedrío para volcarse en los demás.
Por otra parte, están los que exigen el derecho a usar lo que ellos llaman libertad para salir a fiestas, botellones, para divertirse mientras otros sufren a su lado, y los que hacen campaña y presumen de no creer en nada de lo que está ocurriendo, jactándose además de ser inmunes al letal virus. Así lo hacen porque así entienden la libertad y así lo manifiestan constantemente. Ellos también hacen uso del libre albedrío, pero como justificación para sus actos.
Sin embargo, los primeros usan su libre decisión, pero no mencionan la libertad, no se escudan en ella, no necesitan justificarse.
La diferencia es evidente, y deja muy claro el desconocimiento que existe del verdadero sentido de la auténtica libertad.

Buscar la libertad “fuera” o pretender que alguien te la conceda, es la mayor estupidez que existe y el mayor error, porque la auténtica libertad está dentro de cada uno.

Para conocer y vivir la auténtica libertad hay que aceptar y vivir el conflicto interno en cada uno, la lucha entre las dos corrientes que existen dentro, la luz y la oscuridad.
Ese conflicto, ese enfrentamiento es duro y exige mucha entrega, mucho valor, porque hay que identificar primero a nuestros “demonios”, para luego enfrentarse a ellos.

Es curioso y a la vez muy “educativo” observar el comportamiento de los que entienden que su libertad es hacer lo que les da la gana. Vistos desde un observador imparcial, queda muy claro y evidente que, por una parte, actúan así porque tienen miedo, porque no tienen valor para pararse y reflexionar sobre su actitud. No quieren ver lo evidente. Además, no quieren renunciar a lo que por otro lado les tiene pillados. Demandan libertad y son los que mas metidos están en su prisión, creada y alimentada por ellos. Son rehenes de sus debilidades, de sus carencias, de sus egoísmos y de sus obsesiones.

Cuanto mayor sea la carga de individualismo que exista en cada uno mayor es la distancia que nos separa y aleja de la auténtica libertad.

Ser libre es la culminación de un largo camino de búsqueda, de conflicto, de conocimiento de uno mismo, de victorias sobre nuestra parte oscura, superando el cansancio, las caídas, los desánimos y, sobre todo, la influencia negativa del entorno, porque vivirás un cambio progresivo que, en general, no será del agrado de los que te conocen y que te preferían como eras antes.

Por eso, todos los que ahora, en estos tiempos de virus que vivimos, exigen su derecho a actuar libremente, incluso negando las normas establecidas por el bien del conjunto, todos ellos actúan en manada, porque en la manada encuentran la fortaleza de la que cada uno carece como individuo, y eso en sí mismo es una contradicción. Y al mismo tiempo una evidencia de su desviación, porque el ejercicio de la libertad en pro del bien común aporta fortaleza y valor, mientras que lo contrario resta, de ahí la necesidad de agruparse.

Quien no esté de acuerdo, que está en su derecho, le recomiendo que observe con atención durante unos minutos un botellón. Verá que todos sacan el valor de los demás, porque todos son conscientes de estar negando la ley y todos se sienten vacíos y perdidos. Pero entre todos se sienten más fuertes y seguros.
Es la “herencia” del reino animal aun no superada.

Para conocer y vivir la auténtica libertad hay que aceptar y vivir el conflicto interno en cada uno, la lucha entre las dos corrientes que existen dentro, la luz y la oscuridad.

Observen la migración de los ñus. Cuando llegan al río todos se paran esperando a que uno se decida. Son conscientes del peligro y necesitan extraer valor unos de otros. En cuanto uno se mete en el río, todos le siguen, ciegos al peligro que corren.

La conquista de la libertad, de la verdadera libertad, exige fortaleza, decisión, valor, y te das cuenta de que puedes estar rodeado de las mejores personas del mundo, pero a la vez sabes que estés solo en tu particular conflicto, porque, además, tienes que hacerte muy amigo de la soledad, va a ser tu compañera más fiel en todo el camino.

Todos aquellos que os preguntéis qué está pasando, qué ocurre en el mundo, a dónde nos lleva todo esto, tened claro que la respuesta es sencilla y a la vez dura…, se está empezando a recorrer el camino hacia la libertad, porque como a nivel individual no se consigue porque se huye, se escapa, del conflicto personal interno, pues se va a vivir de forma global, y es así porque la humanidad tiene que dar un salto evolutivo, porque llegó el tiempo de ese cambio, muy anunciado, por cierto.

La conquista de la libertad, de la verdadera libertad, exige fortaleza, decisión, valor.

Y de una u otra forma lo dará. Muchos llegarán hasta la puerta tras la que se oculta la verdadera libertad y la cruzarán. Otros quedarán en el camino y otros ni siquiera empezarán el camino. Estos últimos son los que degradaron el sentido real de la libertad para engañar y manipular a las masas. Estos vivirán otro aspecto mucho más duro de la soledad. Estos son los que se creen poderosos.

Por cierto, el virus no será controlado hasta que la humanidad no consiga la verdadera Unidad, hasta que todos funcionemos como Uno solo. Nunca será vencido.

La libertad es la cumbre no es el camino hacia ella.
La libertad es el origen y el fin de todo.
La libertad es lo que define lo que somos dentro, dentro, dentro.
Sin Unidad nunca existirá Libertad.

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