La tradición marcaba que se comieran el Jueves y Viernes Santo para recuperar fuerzas después de la cuaresma, en la que estaba prohibido comer huevos. Los que se acumulaban en las casas durante estos días eran los empleados para elaborar estos panes dulces muy energéticos en los que también se utiliza manteca, azúcar y harina.
El día anterior a la preparación de las roscas, hacemos el formiento o masa madre rápida con 100 gr de harina,15 gr de levadura disuelta en 1/2 vaso de agua templada y una pizca de sal. Dejar toda la noche.
Al día siguiente, derretimos la mantequilla, la dejamos templar y mezclamos con el azúcar y los huevos.
Ponemos en un recipiente el resto de la harina (900 gr), el formiento, el resto de levadura (35 gr) disuelta en 1/2 vaso de agua templada y añadimos la mezcla de mantequilla, huevos, azúcar y una pizca de sal. Amasar todo bastante tiempo hasta tener una masa suave y que no se pegue en las manos. Yo amase una media hora.
Dejar reposar la masa dos o tres horas en un lugar caliente (yo precaliento el horno a 50 grados, apago y luego pongo la masa dentro).
Pasado ese tiempo, se hacen las roscas. Se pintan con huevo batido y se meten en el horno a 180 grados hasta que estén doradas (unos 20-30 min dependiendo del horno y del gusto de los comensales. En mi casa nos gusta poco cocidas).
Notas
Se conservan muy bien varios días y están muy ricas. Su sabor es parecido a las marañuelas de Avilés.