Antes de elaborar esta receta, Belén investigó sobre el origen de este dulce asturiano. Manolín Galé fue un prestigioso confitero de Avilés. Siempre que iba a comprar pasteles, su amigo José González Pumariega, le decía que a ver cuándo le hacía un pastel con su nombre. El repostero lo hizo y lo bautizó con el apellido de su amigo.