Además de la villa tranquila y recogida que es la capital de Cangas del Narcea, una visita por el concejo abre la puerta a la exhuberante naturaleza del bosque de Muniellos o el Parque Natural de Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias.
La comarca Fuentes del Narcea, formada por esos tres concejos, ofrece una escapada por una Asturias orgullosamente rural, que se ha ido modernizando sin perder su naturaleza tranquila y su peculiar forma de ver la vida.
Planteando la visita sobre el mapa, lo primero que llama la atención es la enorme mancha verde que ocupa casi toda la comarca. El patrimonio natural es especialmente fértil y bien conservado, de modo que en algún momento llamará al paseo o a la contemplación. Si hay posibilidad, no debe uno perderse el Bosque de Muniellos, una masa mestiza de hayas, robles entremezclados con abedules, avellanos, fresnos, tejos milenarios y acebos. Tiene el título de la UNESCO de Reserva de la Biosfera, y el acceso está restringido a un máximo de veinte personas diarias, por lo que es necesario solicitar permiso antes de planear una excursión. Se puede hacer en el 012 o en la web www.asturias.es
La visita a la comarca no es completa si uno no se detiene a conocer también a la gente que la habita.
La Reserva Natural de Muniellos se engloba dentro del Parque Natural, el de mayor extensión de Asturias, que ocupa gran parte del territorio de la comarca y que cuenta además con otro espacio protegido: la Reserva Natural Parcial del Cueto de Arbás, que toma su nombre del pico más alto de la comarca, y es un ejemplo de área montañosa de origen glaciar. Los bosques son especialmente llamativos en este espacio natural, ya que son ricos y variados en flora y fauna. En estas tierras se pueden encontrar dos especies emblemáticas de la fauna asturiana, el oso pardo cantábrico y el urogallo, además de ríos trucheros de aguas limpias y entorno cuidado. Por eso es también destacable la red hídrica, ya que a los distintos ríos que surcan el paisaje se unen lagunas y turberas.
Patrimonio humano
La visita a la comarca no es completa si uno no se detiene a conocer también a la gente que la habita. Ellos han modelado el entorno durante siglos, y por ello vale la pena buscar construcciones tradicionales como hórreos o paneras, y también molinos, cortinos o corripas, que aún se pueden encontrar con la tipología original. La casa tradicional es de planta circular, tierra apisonada para el suelo, muros de mampostería y cubierta de pizarra o paja, de ahí que en ocasiones se le llame palloza. Aún se conservan en la comarca algunas en perfecto estado.
En Cangas del Narcea aún se pueden ver artesanos trabajando, como madreñeros, cesteros o alfareros de la cerámica negra.
Precisamente desde el Grupo de Desarrollo Local Alto Narcea Muniellos se está trabajando en un proyecto denominado “Soluciones constructivas para la rehabilitación del patrimonio arquitectónico rural”. En él se procura aportar soluciones concretas a los problemas con que se encuentran las empresas o personas a la hora de afrontar una rehabilitación o construcción, respetando la arquitectura tradicional, sin perder de vista criterios de funcionalidad y economía. Para ello se están preparando materiales informativos como un cuaderno sobre arquitectura rural, un inventario de las brañas de la comarca, o un estudio sobre el paisaje tradicional de viñedo, entre otras acciones.
El aislamiento que caracterizó a esta zona durante mucho tiempo ha tenido su lado bueno en la extraordinaria conservación de los pueblos, culturas y tradiciones. Especialmente en Cangas del Narcea aún se pueden ver artesanos trabajando, como madreñeros, cesteros o alfareros de la cerámica negra de Llamas del Mouro. Entre las romerías populares destaca la de la Virgen del Acebo, en la parroquia de Linares del Acebo, que se celebra el 8 de septiembre y atrae a miles de visitantes entre devotos de la Virgen, aficionados a las fiestas “de prao” y amantes de la cultura popular, que en esta zona está más viva que nunca.