Cuatro naves industriales, más una gasolinera y un local de restauración, forman este pequeño polígono industrial que contribuye a dinamizar la economía de una zona eminentemente rural. Actualmente las comunicaciones son su mayor problema, por culpa de las riadas que afectaron al Corredor del Aller.
En un concejo como Aller, donde abundan los bosques y montañas, el espacio industrial es un bien preciado y escaso. Por eso, allá por el 2001, el Ayuntamiento decidió promover el primer polígono del concejo, en un pequeño terreno de poco más de veinte mil metros cuadrados útiles. La iniciativa recuperaba una antigua escombrera de la mina, que hubo que acondicionar. Tras dotar a las parcelas de servicios básicos como saneamiento y luz, las parcelas se pusieron a la venta a través de un concurso público. Cada empresario se encargó de la construcción de su nave, según las necesidades de cada uno, y hoy en día el Ayuntamiento asume la limpieza de la zona, mientras que el resto de cuestiones queda en mano de los propios empresarios. Probablemente al ser un número tan reducido, no hayan visto la necesidad de constituirse en asociación, contando además con que la escasez de espacio hace inviable una ampliación del polígono y por lo tanto un aumento de los posibles socios.
La actividad se desarrolla en un entorno tranquilo, que vino a alterarse en junio de 2010, cuando el río se llevó la carretera, y el llamado Corredor del Aller se hundió en lo que ya se conoce como «el argayo de Caborana», justo a la altura del polígono industrial. La carretera se reabrió en unos días, utilizando una parte del polígono como paso provisional, causando muchas molestias a los empresarios. Entre ellas, que los coches que viajan a Moreda no tienen acceso directo a esta zona, perjudicando directamente a los negocios que acusan la falta de clientes. En breve se finalizarán unas obras de reparación del carril cortado, aunque desde la Consejería de Fomento advierten de que es posible que haya que entrar en un nuevo proceso de licitación para acondicionar la calzada antes de poder abrir al tráfico esta vía, que lleva ya cortada dos años y medio.
Mientras tanto, y para dar posibilidades a otros emprendedores en el concejo, se está buscando la forma de desbloquear el desarrollo del polígono industrial de Cabañaquinta, para lo que se han realizado modificaciones en el planeamiento urbanístico de los terrenos. También ha habido que negociar con la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, que ponía trabas por la posible inundabilidad de los terrenos, problema que estaría ya contemplado tras los cambios en el proyecto. Con unos plazos de desarrollo un poco más largos, también se habla del futuro polígono de Corigos, cuyos terrenos fueron adquiridos por iniciativa municipal en 2004, y que está pendiente aún de varias gestiones.