Lector impenitente, escribidor ocasional, Teobaldo Antuña mira con lupa la sociedad para ponerse del lado de quienes la construyen, ni obispos ni banqueros ni generales, sino las personas que viven de su trabajo.
Estoy desconcertado, he de reconocerlo. Primero, por prescripción gubernativa, pasé dos meses encerrado; solo, debido a circunstancias familiares. Lo llevé bien, fue un ejercicio...