Antonio Masip
Septem Ediciones
«¿Por qué Con vistas al Naranco? Ciertamente carezco de una respuesta precisa. Como ovetense, el monte forma parte de mi dieta de libertad sin mácula de sombra. Pero desde que padezco los rigores del ictus y, al tiempo, mi escaño de diputado me aleja de Asturias de lunes a jueves, el Naranco es el mejor bálsamo contra mis dolencias. Salvando las distancias, me pasa un poco lo que a Proust, Cela, Montaigne y tantos escritores enfermos a la búsqueda de remedio en la literatura y la soledad. Padezco, en efecto, secuelas que intento neutralizar un tanto con el ordenador, la lectura… en definitiva, apoyado en la mirada y la nostalgia, que es pasado y futuro. Mágicamente, aún perdida parte de la movilidad física, mejoré la vista y ha remitido el padecimiento, antes crónico, del insomnio; sueños dormidos y despiertos, personales o ciudadanos, en la mezcla caleidoscópica del Naranco, cuya cresta se me precipita apenas por encima del Campo San Francisco. Con vistas al Naranco es mi grito agradecido a la vida y a mi entorno familiar y ciudadano”.