Un toque personal. José Ramón Lobato, artesano ceramista

Es economista de carrera, y artesano por pasión, vocación y profesión. Se instaló en San Juan de Nieva (Castrillón) y en más de veinte años dedicado a la cerámica han salido de sus manos piezas tan variadas como lámparas o relojes, cuadros o portafotos, esculturas de barcos o cuerpos femeninos. Un mundo de barro y esmalte que lleva su sello característico. / Foto cedidas por J. R. Lobato

Todo comenzó cuando era estudiante en el instituto, como una afición en la que ocupar el tiempo libre. Más tarde las circunstancias de la vida llevaron a José Ramón desde Miranda de Avilés hasta el País Vasco, donde recobró el contacto con la cerámica gracias a las visitas a un taller en Amorebieta. Recuerda que un día asistió a una feria y se sorprendió de la aceptación que tenían sus trabajos: “la gente compraba las cosas que yo hacía con las manos, lo cual resultaba bastante extraño”. Regresó a Asturias después de haber aprobado las oposiciones para empezar a trabajar en un banco. Pero la artesanía pudo más, de modo que se instaló en San Juan de Nieva (Castrillón) y comenzó a desarrollar su creatividad. “No me puedo quejar. Tuve suerte porque puedo decir que llevo ya veintitantos años viviendo de esto”.

-¿Satisfecho?
-Mucho. Después de tantos años a la gente le sigue gustando lo que hago. Desde luego, prefiero este tipo de vida a estar metido en un banco atendiendo al público. Esto es más personal, más creativo, puedes conocer otros lugares viajando a las ferias y hacer amistades. Estoy encantado, la verdad.

-Son características sus piezas con barro negro y esmalte metalizado.
-El barro en realidad es rojo. Lo que hace que se vuelva negro es la forma de cocción, que hace que los esmaltes queden también metalizados. Antiguamente lo hacían los árabes, metiendo carbono dentro del horno en forma de hojas y ramas que producían humo. El carbono produce una reducción dentro del horno y los esmaltes quedan metalizados. Actualmente en vez de ramas lo que se hace es introducir gas en una parte del proceso cocción, sin que haya entrado nada de oxígeno.

“Todas las piezas se hacen a mano, una por una. El modelo se repite, pero son todas únicas, de hecho nunca salen exactamente iguales”

-¿Cada pieza es un mundo?
Todas las piezas se hacen a mano, una por una. El modelo se repite, pero son todas únicas, de hecho nunca salen exactamente iguales.

-Y la inspiración, ¿viene o hay que ir a buscarla?
-Siempre hay inspiración, cosas que te sugieren ideas, pero la mayoría de los diseños que tengo han surgido a base de ponerme con el papel y el lápiz y empezar a hacer dibujos.
A veces no tengo todo el tiempo que quisiera para diseñar y variar las piezas, porque hay que producir material para vender.

“Siempre hay inspiración, cosas que te sugieren ideas, pero la mayoría de los diseños que tengo han surgido a base de ponerme con el papel y el lápiz y empezar a hacer dibujos”

-De entre todas las piezas, llaman la atención los relojes. Es una de sus creaciones más características.
-Una vez me encargaron un trofeo y se me ocurrió que si a esa pieza se le ponía un reloj podía quedar bonito y diferente. Desde entonces empecé a hacer relojes y todos estos años los he vendido muy bien, resultan originales y poco vistos.

-Según su criterio, ¿existe suficiente demanda para este tipo de artesanía, a pesar de los tiempos que corren?
-La verdad es que en los talleres de cerámica hay una crisis bastante grande ahora mismo, de hecho hay muchísimos que han tenido que cerrar porque ha disminuido la demanda. Son malos tiempos. Yo no me puedo quejar porque he buscado otros mercados y me ha ido bien. Además de ir a ferias, tenemos una tienda de artesanía en Avilés que se llama Flor de Agua en la que exponemos nuestra artesanía y también la de otra gente, y está gustando mucho. El material es muy variado: cerámica, cristal, madera, cuero, etc. Artesanía Asturiana auténtica, nada de importación.