El naviego Juan Méjica sorprende con su reciente libro, No matéis a Caín y otros alegatos acerca del buen morir. Escrito conjuntamente con José Ramón Díez, en él aborda el controvertido tema de la eutanasia. Un ensayo novelado e imaginativo que va desde una visión ontológica hasta el análisis jurídico.
-¿Por qué una referencia bíblica para este libro?
-Yo creo que es un título sugerente, porque Caín se identifica en cierta medida con la muerte, y se puede entender en muchos sentidos. “No matéis a Caín” es un ensayo que de alguna manera inaugura un género nuevo, porque el libro parece casi novelesco, incluso visionario, al plantear un gobierno mundial, el G-0, donde los dos pies angulares que son la vida y la muerte se han socializado.
-El subtítulo del libro es “El Código Eutanásico no cumple las expectativas”
-Así es, por tres razones que son tres paradojas. Una es la equiparación de la dignidad como fundamento de la vida, lo que nos llevaría a la idea de que existen vidas de distinta calidad, unas con más valor que otras. La segunda es la paradoja de la autonomía individual, en el sentido de acudir a la propia autonomía para acabar con ella. Es una visión simplista en la medida que se le está confiriendo un valor patrimonial a la vida, cuando la vida no es algo de lo que uno pueda disponer, acordémonos de Rousseau y el famoso vínculo social: tú estás dentro de un contexto y por tanto tus decisiones afectan a todo el colectivo. Y la tercera paradoja tiene que ver con “el efecto troyano”: lo que inicialmente podía ser excepcional, o minoritario, se escapa de las manos y se multiplica.
-¿Qué es el buen morir? ¿Cómo se conjuga con la dignidad?
-A veces el buen morir se asocia con la calidad de vida, lo que parece una paradoja. En cuanto a la dignidad, es un concepto subjetivo: para ti puede significar una cosa y para mí otra. Alguien que vive en la miseria tiene una vida indigna, como es indigno encontrarse en el paro, o no poder salir a la calle por problemas de seguridad. Para mí la enfermedad y el dolor no conllevan necesariamente una indignidad.
“Éste no es un libro de corto recorrido, sino que es un punto de partida para tratar sobre problemas capitales”
-Este libro ha sido escrito conjuntamente con José Ramón Díez, ¿qué les motivó a emprender este proyecto?
-José Ramón fue un alumno aventajado mío, está en Madrid y es profesor de la UNED. Empezó a editar una conferencia sobre la eutanasia, razonando desde el punto de vista de la Constitución, de las leyes y el Código Penal. Yo le di un giro, cambié el rumbo del libro incorporando esa visión más desde la ficción, sin escapar de la realidad jurídica. Yo creo que ese casamiento de ideas de José Ramón, que es un hombre muy positivista, con alguien muy creativo como soy yo, da lugar a que este libro no sólo sea un ensayo para juristas, sino que tenga valores más universales.
-Los planteamientos de No matéis a Caín son polémicos. ¿Cómo ha sido la acogida la novela en las presentaciones?
-Ha suscitado un gran interés. Por ejemplo, cuando lo presentamos José Ramón y yo en León -aún coincidiendo con un partido del Real Madrid- había incluso gente de pie. También ha habido presentaciones en Valladolid o en Madrid. Éste no es un libro de corto recorrido, sino que es un punto de partida para tratar sobre problemas capitales.
-¿Por qué recomendaría leer este libro?
-Por dos razones: una porque es un ejercicio de imaginación; y dos, porque invita a vivir a aquellas personas que se encuentran en un trance difícil. Otra cosa es que reclamen las máximas posibilidades para sus problemas, que pueden ser de tipo social y asistencial.
El libro no toma partido, sino que juega con distintas visiones. Es un libro abierto a muchas lecturas, que en su parte intermedia analiza casos reales, como el de Leganés o el caso Sampedro, y que en la parte inicial y final hace un ejercicio de razonamiento.