Unidos por las tradiciones del Rosario

Riosa acoge sus fiestas patronales en honor a la Virgen del Rosario del 5 al 8 de octubre con un programa que mezcla tradición y fiesta. Feria de ganado, eventos musicales, concurso de tonada, procesión y Puya’l Ramu, reparto del bollu y fuegos artificiales convierten a esta población en un destino atractivo para jóvenes y mayores.
Aquí mandan las tradiciones y en torno a ellas giran el resto de eventos. Estas son las que forman la columna vertebral de las Fiestas del Rosario.
El ganado que pasta en la Sierra del Aramo desciende cada otoño a tierras más resguardadas para pasar los próximos meses a cubierto. Este es el momento en el que se celebra el Concurso de Ganado de los Pastos del Aramo, un evento que se viene realizando desde 1917 y que aunque ha experimentado varios cambios logísticos, hoy sigue manteniendo la misma esencia de feria clásica que antaño. Los mayores recuerdan que en aquella época se celebraba en los alrededores del Ayuntamiento, y al incrementarse el número de reses se trasladó a la explanada de La Pumará que volvió a quedarse pequeña. En la actualidad el Concurso se celebra en la explanada de usos múltiples de L’Ará, lugar al que acuden también los vecinos para disfrutar de este espectáculo tan tradicional. Este evento que se celebra el viernes 5 de octubre, es el pistoletazo de salida de las Fiestas del Rosario.
Tras la feria tiene lugar el homenaje al Paisano y Paisana del Año, en esta ocasión dedicado a Pilar García Niembro (L’Ará) y José Álvarez Palacios (Prunadiella).
El domingo es el día grande. Un pasacalles con sones asturianos despierta a los vecinos que se preparan para la procesión. La Virgen del Rosario recorrerá algunas calles del pueblo acompañada por el Ramu bendecido que luego será subastado. Esta es una tradición que nace hacia el siglo IV pero no es hasta el siglo IX que se hace más popular. Se cocían unos panes que luego se disponían en una estructura de madera, en hileras y después se adornaban con frutas, cintas de colores y flores. En la parte de abajo se ponían rosquillas que luego se entregaban a los niños. El dinero conseguido en la subasta iba destinado a la iglesia.
Los panes de estas fiestas son de escanda y son amasados y cocidos de forma artesanal por Benedicta Cabo, ‘Benedita la de Felguera’ que cuenta con un equipo de colaboradores. Ella los dirige y adorna los bollos como solo Benedicta sabe hacerlo. Posteriormente el Ramu acompañará en procesión a la Virgen del Rosario, sumándose a ella la Banda de Gaites Soto Rei y los vecinos. Terminado el recorrido se regresa a la Iglesia donde tiene lugar la misa. El Ramu ocupará un lugar destacado junto al altar mayor y será bendecido por el párroco durante la misa. Una vez finalizada trasladan el Ramu a la plaza del Ayuntamiento donde comienza la Puya. Marcos García Mallada es el encargado de dirigirla desde hace varios años. Asume esta responsabilidad una vez fallecido su padre, Pepe «Proaza» que era quien antes la realizaba. «La Puya y la fiesta siempre han ido de la mano en las fiestas de Riosa. Es algo que siempre se ha vivido con mucha devoción en mi casa. Heredé esta responsabilidad de mi padre, por el que siento una profunda admiración y estoy orgulloso de continuar con esta tradición que seguirá celebrándose mientras la gente siga colaborando. Confieso que tengo nervios la jornada anterior, pensando si la gente colaborará, si estaré a la altura, si me quedaré en blanco. Luego sientes el calor de los vecinos, te vienes arriba y todo fluye fenomenal. La recaudación va para la Iglesia porque es Mateo el párroco, quien lo organiza, junto con Benedicta. Aún recuerdo de crío ver a la gente ese día vestida con los trajes regionales y cómo los chavales nos peleábamos por las rosquillas. Todo eso tiene su romanticismo, ojalá volviéramos a recuperar esas tradiciones. Quiero ser optimista», reflexiona Marcos García.
El lunes por la tarde se organiza el reparto del Bollu y la botella de vino para los socios. Ese día, el bollu en Riosa más que a chorizo sabe a tradición. Familias, amigos y vecinos recogen el bollu preñau, lo acompañan de alguna que otra vianda más y lo comen juntos en la calle acompañado de vino o sidra. Mantener las raíces y las costumbres es la mejor manera de conservar la esencia de un pueblo, por eso en esta manifestación de convivencia se vuelcan todos los riosanos fortaleciendo así sus vínculos y su cultura.
Ese mismo día por la noche, los fuegos artificiales y la última gran verbena pondrán el broche final a las fiestas patronales.

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