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domingo 24, noviembre 2024

Joaquín Lorences, catedrático de Fundamentos del Análisis Económico de la Universidad de Oviedo. Unificar Asturias

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Economista y vicepresidente de la Fundación Valdés-Salas, propone cambiar la imagen con la que se promociona Asturias, a la que considera un paraíso cultural. Un mensaje unificado para llegar a más público y generar un turismo de calidad.



-El Principado acaba de sacar la campaña «Volver al Paraíso», ¿sigue siendo suficiente identificar Asturias con un paraíso natural?
-La considero una buena definición, es una buena imagen la que se destila de esa idea de Asturias como paraíso natural, pero creo que es incompleta porque yo a Asturias antes que como paraíso natural la definiría como paraíso cultural. Y me explico: soy economista y no puedo dejar de aplicar la economía a mi pensamiento. Hay infinidad de paraísos naturales, incluso que compiten con ventaja con Asturias. Pensemos en cualquier región pirenaica, de los Alpes o en Suiza. Desde el punto de vista natural no tenemos gran cosa que nos diferencie de las grandes áreas de turismo interior de Europa, incluso de la costa atlántica de Europa. No tenemos grandes diferencias naturales. Lo que sí tenemos son grandes diferencias culturales.
-¿Podría detallar esa idea?
-Paraísos culturales en el sentido en el que se puede hablar de Asturias como tal, hay muy pocos. Muy brevemente, creo que en Asturias se puede seguir la evolución desde los inicios de la vida en el planeta con los fósiles de las principales eras geológicas hasta la llegada del hombre. Las primeras culturas humanas ya dejaron aquí sus huellas como muestran los hallazgos de Cabo Peñas o Bañugues, que prueban la existencia en Asturias del ser humano con anterioridad al hombre de Neandertal. Después son muy notables los yacimientos que hay del Paleolítico Medio, Superior y Neolítico hasta la Edad de los Metales, la época de las invasiones indoeuropeas, la época romana o el medievo, hasta nuestros días. Asturias ha sido un lugar donde han dejado huella no solo las principales culturas humanas sino las grandes etapas de la historia de la vida en la Tierra y por eso creo que es un espacio privilegiado desde el punto de vista no solo natural sino cultural.

«Hace falta crear un discurso que permita de una forma sencilla, dar a conocer toda esa cantidad de recursos culturales que tiene la región. Lo que en Asturias falta es ese discurso unificador, integrador»

-Hace falta ponerla en valor…
-Sí, y hace falta crear un discurso que permita de una forma sencilla dar a conocer al mundo toda esa cantidad de recursos culturales que tiene la región. Lo que en Asturias falta es ese discurso unificador, integrador. Lo primero que habría que hacer es ponerse de acuerdo en que Asturias es un paraíso cultural y no solo quedarse en el paraíso natural, algo que es muy obvio y con un discurso muy explotado que ya no da más de sí. En cambio el paraíso cultural incluye el natural también porque hablamos de un espacio antropizado, es decir, un espacio transformado por el hombre. Ponerlo en valor no es fácil, pero es un deber, y toda la industria y la economía regional se verían muy favorecidas. Esta idea de paraíso cultural tiene además otra ventaja neta, y es que es muy fácil de transmitir y en un mundo como el actual, que se mueve a gran velocidad, un mensaje nítido, atractivo y diferenciado es una gran ventaja.
-Durante el verano del pasado año, hemos conseguido las mejores cifras del país en cuanto a turismo rural, pero también sería un sector a mejorar. ¿Qué echa de menos?
-El autoconocimiento del medio rural asturiano, que hoy es el soporte de la inmensa mayoría de los recursos materiales culturales. Y estos están sufriendo por el abandono del campo, con lo cual se están perdiendo las referencias de dónde están estos recursos. Desde la Fundación Valdés-Salas estamos intentando poner remedio a esto, creando experiencias positivas en torno a la idea de cómo la propia sociedad civil debería reaccionar para investigar, proteger y promocionar los recursos culturales de la región, sin esperar a la administración. Dar una nueva imagen de Asturias, proteger nuestro patrimonio debe de ser una misión de todos los ciudadanos.
-¿Cómo desarrollan esa labor desde la Fundación?
-La Fundación Valdés-Salas es una entidad totalmente privada, basada en los recursos de un grupo de empresarios altruistas y la dedicación de un numeroso grupo de profesores universitarios que trabajan de forma generosa y desinteresada desde el punto de vista material. Desde aquí estamos generando un cúmulo de experiencias muy interesantes. Por ejemplo en la zona de Salas, estamos trabajando en tres yacimientos arqueológicos de gran importancia: la Campa de San Juan, la Necrópolis Tumular de Penausén y en la zona de Belmonte, el Castro de Penaguda. Estos son recursos que nosotros definimos como el patrimonio arqueológico más frágil porque su supervivencia depende de que se reconozca que existe. Si olvidamos que esos recursos están situados en determinados puntos de nuestra geografía, se abre la puerta a que los destruyan comportamientos de forma inconsciente. La mejor forma de proteger estos recursos es dándolos a conocer. El conocimiento es la mejor alambrada de espinos, el mejor guardián.

«Asturias no solamente tiene el prerrománico y la cueva de Tito Bustillo sino que es un paraíso en el que puedes seguir las huellas de la vida, desde las etapas precámbricas hasta el desarrollo de la actividad humana en la Tierra»

-¿Cree que los paquetes turísticos son unos «regalos» que el público aún no ha sabido abrir? ¿Están bien diseñados?
-Creo que en Asturias al turismo le falta un discurso integrador acerca de los recursos de la región, que tienen capacidad de ser grandes atractivos para una industria turística moderna que busque al turista de calidad, de un cierto nivel cultural y económico, sin menospreciar a nadie. Y esto lo está demostrando el Camino de Santiago Primitivo. Según las estadísticas que conozco, el 70% de los que lo recorren son extranjeros de elevado nivel cultural y económico. Simplemente tenemos que saber mirar y aprender de lo que la realidad nos indica. Y si uno se fija en lo que está sucediendo en el Camino Primitivo, saca una enseñanza muy clara: el potencial turístico de Asturias es enorme ya sin ordenar, sin discurso único, y cuánto más sería si se logra crear un discurso integrador. Porque hoy el turismo tiene que inventárselo.
-Asturias es una región pequeña en un mercado global. Tenemos sector agroalimentario, empresarial, metalmecánico, naval… ¿Reunimos lo necesario para crear una marca única?
-Reunimos lo suficiente, sobre todo en la industria alimentaria, que hoy se ve beneficiada por el eslogan paraíso natural. Pero concretamente en todos los derivados lácteos y derivados cárnicos se vería mucho más beneficiada por la imagen de Asturias como paraíso cultural porque todos los productos que tenemos están vinculados con esa historia del ser humano. Son productos, como los embutidos de Tineo, basados en el ahumado, en una forma de trabajar muy artesanal, igual que los embutidos de Noreña. Todas las variedades de los distintos quesos que tenemos en la región -que tenemos tantos como Francia-, hablan de formas de trabajar, del fruto de la relación del hombre con la naturaleza, del hombre con los animales. Enlaza perfectamente esa idea de paraíso cultural con las necesidades que tiene la industria alimentaria de una marca potente, fácil de transmitir y que tenga impacto en los mercados internacionales, y que diferencie la imagen de Asturias entre todas las demás
-¿Qué valores de nuestra región no acabamos de creernos y siguen siendo para nosotros esos grandes desconocidos?
-Si Asturias tiene una imagen tan limitada es porque se desconoce que Asturias no solamente tiene el prerrománico y la cueva de Tito Bustillo sino que es un paraíso en el que puedes seguir las huellas de la vida como un fenómeno cósmico, desde las etapas precámbricas hasta el desarrollo de la actividad humana en la Tierra. Donde la historia de la tierra y del ser humano aparecen imbricadas en un todo y esa posibilidad se da en Asturias de una manera afortunada y mágica y eso es lo que deberíamos aprovechar. Esta es la imagen que está ignorada por la gran mayoría del pueblo asturiano y es sobre la que se podría edificar una imagen comercial de la región.

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