En la calle La Nalona, en Sama de Langreo, todavía hay quien se acuerda de María José, la chiquilla que ayudaba a sus padres en una tienda de comestibles. Han pasado muchos años desde entonces y Ramos ha afrontado importantes responsabilidades políticas. Lleva diez años al frente de Presidencia y ahora esta langreana tiene ante sí retos tan importantes como la gestión de la justicia asturiana o la ley de la igualdad.
-A principios de año el Principado asumió las transferencias en materia de Justicia. Teniendo en cuenta la “mala fama” de la justicia en España, ¿cómo se plantea gestionar este campo adecuadamente?
-Dentro del contexto nacional al que usted se refiere me gustaría matizar que en 2007, según las propias estadísticas del Consejo General del Poder Judicial, la justicia asturiana fue, por segundo año consecutivo, la más eficaz del país. En 2008, debido a la huelga, empeoraron un poco esos resultados, pero continuamos todavía ligeramente por encima de la media nacional.
Aclarado esto, la Justicia es hoy un servicio público esencial y así lo entendemos desde el Gobierno del Principado de Asturias. Por eso, desde que comenzamos a hacernos cargo de las competencias en esta materia el Gobierno del Principado de Asturias ha venido trabajando y destinando recursos para elevar la calidad del servicio. Desde el Gobierno del Principado pretendemos que la gestión esté presidida por el dialogo permanente con los operadores jurídicos y el rigor necesario a la hora de tomar decisiones que nos permitan que Asturias cuente con un servicio público de calidad, moderno ágil y cercano.
-¿Cuál es el mensaje que debe recibir el ciudadano? ¿Se le promete que percibirá cambios reales?
-El mensaje que queremos transmitir es que tenemos un ambicioso proyecto en materia judicial en el que va incluida la mejora, ampliación y modernización de nuestras sedes judiciales, así como la construcción de otras nuevas, para facilitar el trabajo de los profesionales y mejorar la calidad del servicio. Pero también la mejora de la atención a la ciudadanía, de su acceso a la asistencia jurídica desde criterios de cohesión social y territorial.
-Asumen un campo con muchas carencias: falta de medios, falta de personal… ¿Cuáles están siendo las primeras acciones?
-Hemos puesto ya en marcha la construcción de nuevas e importantes infraestructuras Judiciales. Es el caso del Instituto de Medicina Legal de Asturias, que ya se construye en Oviedo, el nuevo juzgado de Villaviciosa o el Palacio de Justicia de Gijón, cuyas obras comenzaron a ejecutarse a finales de 2008, a lo que hay que sumar el Palacio de Justicia de Oviedo. Un nuevo edificio ubicado en una de las principales zonas de la capital asturiana que acabará con la dispersión de las sedes judiciales y garantizará las necesidades de espacio que puedan surgir en los próximos 15 ó 20 años.
La nueva sede duplicará ampliamente y en un solo conjunto arquitectónico la superficie que ocupan actualmente los 46 órganos judiciales actualmente dispersos en cinco sedes. Serán unas instalaciones que permitirán que cerca de 700 empleados públicos puedan prestar un mejor servicio a los ciudadanos y ciudadanas no sólo de Oviedo, sino también de los otros cinco Ayuntamientos que pertenecen a este partido judicial (Ribera de Arriba, Riosa, Las Regueras, Santo Adriano y Llanera) y que suman cerca de 240.000 habitantes.
“Estamos haciendo un esfuerzo importante para modernizar tecnológicamente la administración de justicia asturiana. El objetivo a largo plazo es llegar a la digitalización y a la ‘Justicia sin papeles’”
También estamos haciendo un esfuerzo muy importante para modernizar tecnológicamente la administración de justicia asturiana, para lo que destinaremos cerca de 11 millones de euros en la actual legislatura. A largo de 2007 y 2008 se mejoraron las comunicaciones de los edificios judiciales y este año se ha procedido a la sustitución de todos los PC’s de los órganos judiciales del Principado de Asturias, 1.500.
Se está trabajando, así mismo, en la virtualización de servidores y en el cambio del modelo del sistema de impresión y también se han introducido estos últimos años modernos sistemas de conexión de banda ancha. Y, por último, en materia de software, pretendemos utilizar sistemas de gestión procesal actualizados, que lidera el Ministerio de Justicia, con la coparticipación del Gobierno de Asturias, el Consejo General del Poder Judicial y el resto de Comunidades Autónomas. El objetivo a largo plazo es llegar a la digitalización y a la “Justicia sin papeles”.
-En pocas palabras, ¿cuál es, si es que existe con unas características diferenciables, el proyecto asturiano para la Justicia?
-Un proyecto basado en la modernización de la justicia, lo que incluye realización de las inversiones necesarias en infraestructuras, la mejora de los servicios de orientación e información a la ciudadanía, la colaboración activa con el Consejo del Poder Judicial, el Tribunal Superior de Justicia de Asturias, así como con otras entidades del mundo judicial y la formación. Nuestro proyecto, además de lograr un servicio público eficaz, incluye que la justicia en Asturias se convierta, desde todos los puntos de vista, en una justicia del siglo XXI.
-Esta Consejería también dirige las acciones del Principado en materia de emigración. ¿Hasta qué punto influye la fuerza emigrante en el presente y futuro de Asturias?
-Desde el Gobierno del Principado hay una manifiesta intención por reforzar las políticas en materia de emigración. Es cierto, como usted dice, que esta Consejería tiene la responsabilidad en esta materia pero es un objetivo común de todo el Gobierno desarrollar una política integral y coordinada cuyo fin sea ofrecer una respuesta adecuada a las necesidades y demandas planteadas desde la emigración.
Tenga en cuenta que cuando hablamos de emigración asturiana, estamos hablando de un colectivo de alrededor de 81.000 asturianos y asturianas repartidos por todos los confines del mundo y de más de un centenar de Centros y Casas de Asturias. Es evidente la fuerza actual y futura de este colectivo y también su capacidad de actuación, máxime teniendo en cuenta las grandes facultades que los asturianos y asturianas tenemos para ser embajadores de nuestra tierra cuando estamos fuera de ella. Esto ha sido una constante a lo largo de la historia y también lo será en el futuro.
“Para la Administración es complicado en muchas ocasiones trasladar de forma nítida a la ciudadanía el porqué de algunas de sus acciones. Lo cierto es que se trata de una maquinaria compleja y con unos tiempos propios en ocasiones difíciles de asumir”
-Igualdad es otro de los terrenos que corresponden a esta Consejería, un tema en el que usted siempre ha estado muy implicada. ¿Qué le supone personalmente poder trabajar en un terreno como éste?
-Es muy enriquecedor. Aunque es una gran responsabilidad trabajar en un área dirigida nada más y nada menos que a la mitad de la población, porque las mujeres constituimos el 50%, promover el cambio a un sistema más igualitario que te obliga cada día a pensar en nuevos retos. Es un trabajo de fondo y muy exigente.
En estos años además he tenido la oportunidad de conocer a mujeres extraordinarias, representantes de asociaciones, mujeres del ámbito rural, empresarias, filósofas, escritoras, deportistas, mujeres con firmes convicciones, con una gran capacidad de esfuerzo y con las que hemos ido tejiendo una gran red de colaboración y solidaridad que persigue un mismo fin: un mundo mas justo y más igualitario.
-El Instituto Asturiano de la Mujer es posiblemente la cara más visible del trabajo de esta Consejería en Igualdad, ¿qué retos tiene por delante?
-El mayor reto es alcanzar la plena igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres pero eso aún llevará un tiempo. Desde la creación en 1999 del Instituto Asturiano de la Mujer hemos puesto en marcha muchas cosas; creamos el Consejo Asturiano de la Mujer para dar voz a las asociaciones, articulamos medidas para garantizar la recuperación integral de las mujeres víctimas de violencia de género, hemos iniciado un trabajo serio y riguroso con el resto de consejerías para trabajar la igualdad desde todas las áreas de gobierno, la lista de actuaciones es larga pero nos queda mucho por hacer, de forma más inmediata tenemos dos retos importantes. Por un lado, la Ley de Igualdad Asturiana, en cuyo borrador ya estamos trabajando y que nos permitirá concretar los principios y contenidos de la ley estatal en el ámbito de nuestras competencias.
Y por otro, la puesta en marcha, junto con el Gobierno de España a través del Ministerio de Igualdad, de la Escuela de Emprendedoras y Empresarias de Asturias, una iniciativa que nace con la vocación de configurarse en una referencia para cualquier asturiana que quiera poner en marcha una iniciativa empresarial.
-La puesta en marcha de la Casa Malva fue uno de sus proyectos personales. ¿Está funcionando como usted había previsto?
-Sí. Es cierto que sólo han pasado dos años desde su entrada en funcionamiento y que el trabajo que se está haciendo dentro de la Casa Malva con las mujeres víctimas de violencia de género es un trabajo a largo plazo, pero hasta el momento tanto en lo relativo a los datos cuantitativos (como por ejemplo la media de ocupación que está en torno al 80%) como los cualitativos, el hecho es que nos está permitiendo una especialización de la atención a las mujeres víctimas. Desde luego nos empuja a seguir avanzando y apostando por el modelo de asistencia social integral que inspiró la creación de la Casa Malva.
“El mayor reto es alcanzar la plena igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres pero eso aún llevará un tiempo”
-La Consejería de Presidencia aparece como la cabeza visible de la administración del Principado, coordinando diferentes aspectos de ésta. ¿Cree que el ciudadano tiene una percepción correcta del trabajo que se está llevando a cabo?
-Para la Administración es complicado en muchas ocasiones trasladar de forma nítida a la ciudadanía el porqué de algunas de sus acciones. Lo cierto es que se trata de una maquinaria compleja y con unos tiempos propios en ocasiones difíciles de asumir. No obstante, el Gobierno del Principado tiene unos objetivos que están muy claros y que quedaron reflejados en el programa que los ciudadanos y ciudadanas respaldaron con sus votos y que marca el camino a seguir.
-Lleva diez años en el mismo cargo. ¿Qué balance hace de esta etapa de su vida? ¿Qué le queda por hacer en esta Consejería?
-Ha habido, como en la vida profesional de cualquier persona, momentos buenos y malos. Me quedo con los buenos, que han sido muchos. En esta etapa de mi vida, aunque la Consejería haya conservado el nombre de Presidencia, las competencias que he asumido han ido variando, el tema de la igualdad y la coordinación del Consejo de Gobierno se han mantenido constantes.
En todas y cada una de las responsabilidades que he tenido me cabe la satisfacción de haber trabajado, tanto yo como las personas de mi equipo, con entrega y haber aportado nuestro granito de arena para que las cosas mejoren. En cuanto a las cosas que quedan por hacer, en esta legislatura tenemos el reto de la modernización, la Ley de Igualdad del Principado de Asturias y la puesta en marcha de nuevos programas en emigración destinados principalmente a los y las jóvenes.