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domingo 6, octubre 2024

Recuerdos artesanales. Gonzalo Morís Menéndez, Catedrático de la Universidad de Oviedo e investigador etnográfico

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Su interés por el patrimonio industrial asturiano le llevó a contactar con los artesanos que todavía siguen trabajando en el Principado. Su trabajo fotográfico en este campo muestra imágenes que reclaman la atención frente al olvido.

Gonzalo Morís Menéndez es Ingeniero Industrial y Catedrático de la Universidad de Oviedo de Expresión Gráfica en la Ingeniería. Su tesis doctoral lo llevó a descubrir las tecnologías relacionadas con el agua -molinos, batanes, ferrerías…- que había en el territorio y su evolución. Posteriormente este trabajo se tradujo en una serie de proyectos de restauración, en colaboración con la Consejería de Cultura y los ayuntamientos correspondientes: el Conjunto de Teixois, la Ferrería de Mazonovo en Santalla, la parte hidráulica histórica del Jardín Botánico de Gijón, y una colaboración con la Consejería de Cantabria para restaurar el único batán en funcionamiento de España, en la zona de Potes.
Esa recopilación puso a Morís en contacto con diversos artesanos a los que quedó vinculado, principalmente a través de la Asociación de Amigos del Museo de Grandas de Salime y de su impulsor, Pepe El Ferreiro; y también al patrimonio histórico mediante su participación en las reuniones periódicas de la Asociación de Arqueología Industrial INCUNA. En esta línea acaba de publicar un nuevo libro titulado “Ingenios Hidráulicos Históricos” para conmemorar el 150 aniversario de la fundación del Colegio de Ingenieros.
En cuanto a la proyección que puedan tener estas actividades artesanales, Gonzalo Morís es un tanto pesimista: “muchas se están perdiendo, porque desaparecen las personas que las conocen debido a su avanzada edad”. Por otra parte, hay muy poco esfuerzo en la transmisión de esos conocimientos. “Siempre me acuerdo de un programa japonés que hablaba de los tesoros vivientes, en el que se contaba que el gobierno de Japón mantenía a una serie de personas y las subvencionaba para que enseñasen a otras. Esto aquí sería muy interesante, ya que muchos artesanos dejan de trabajar porque económicamente no es rentable, por los impuestos o porque al estar jubilados tienen miedo de perder la pensión si hacen algún tipo de trabajo. Por eso cada vez hay menos y van desapareciendo, aunque se mantienen algo en los museos. Sin embargo el de Grandas, que era uno de los museos vivos más interesantes, ahora está como uno más: una serie de piezas colgadas en la pared, esperando que hablen solas”.

recuerdos artesanales
De izda. a dcha. Hilandera, madreñero y panadera. Fotos: Gonzalo Morís
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