Está escrito que llegaría un día en el que los poderes dominantes en el planeta se enfrentarían entre ellos en una sucia guerra por el poder absoluto.
Está escrito que en esa guerra no habrá valores que sean respetados, ni ética, ni moral, ni respeto a nada ni a nadie, porque el ansia de más y más poder habrá cegado de tal manera a los “poderosos” que no se detendrán ante nada con tal de conseguir el dominio del planeta.
Está escrito que los ciudadanos del mundo se rebelarán ante tanto egoísmo, ante tanto atropello, ante tanta mentira, y reaccionarán dándoles la espalda, negándose a colaborar en su juego, organizados por su cuenta, desafiando su poder, porque comprenderán de una vez por todas que su poder es ficticio, que como vampiros se alimentan de la energía y la buena voluntad de los pueblos, que sin la colaboración y el consentimiento del pueblo, los “poderosos” no son nada.
El ansia de más y más poder habrá cegado de tal manera a los “poderosos” que no se detendrán ante nada con tal de conseguir el dominio del planeta.
Y está escrito que la humanidad contemplará la caída de los falsos “dioses”, ‘el derrumbe de todo lo que se levantó y se sostiene con mentiras, con amenazas, con chantajes, porque una nueva Luz iluminará las mentes, despertará de su letargo a los dormidos, aportará la visión necesaria para que quede evidente la gran mentira que aprisiona a la humanidad y provocará la rebelión de los pueblos contra sus opresores.
Este es el sueño de todos los libertadores que vivieron y lucharon en este planeta, que dieron su vida por la verdad y por la libertad, que, incluso, fueron tachados y quedaron o quedan para la historia como “enemigos del sistema”.
Pero ese sueño está empezando a tomar forma porque los mismos poderosos lo facilitan con su encarnizada guerra. Es la gran paradoja del falso poder, que destruye a quien lo posee y se encadena a él.
Pero ese sueño está empezando a tomar forma porque los mismos poderosos lo facilitan con su encarnizada guerra.
Por eso estamos empezando a contemplar la guerra más encarnizada, más sucia, más liberadora de todas las existentes en la historia, porque a diferencia de otros tiempos, donde la destrucción del poder se limitaba a un imperio, a una parte del planeta, ahora es una destrucción generalizada, donde nadie quedará al margen, ningún país, ningún poder, ninguna institución.
El falso poder se corrompe a sí mismo, se autodestruye, allí donde esté, y eso es así porque no se basa en los principios básicos que constituyen la esencia del poder, tales como el amor, el sacrificio, la entrega, la renuncia, la comprensión de que la humanidad es un todo, enlazado, cohesionado, por energías que conforman una red vital por la que circula la energía de la Vida.
Tratar de dominar a los demás, de “conquistar” el mundo, de poseer el máximo poder planetario, es y ha sido siempre el sueño de todos aquellos que ignoraron e ignoran el funcionamiento correcto e invariable de la Idea del Creador para esta humanidad.
Muchos lo han intentado y nadie lo ha conseguido. Como mucho han provocado dolor y sufrimiento sin medida a los demás, pero siempre se ha cerrado temporalmente el intento con su fracaso y su propia destrucción.
El conflicto entre los poderes por dominar espacios, por conquistar más poder, se ha convertido ya en una guerra oscura, sucia.
Ahora, más que nunca, y de forma planetaria global, el conflicto entre los poderes por dominar espacios, por conquistar más poder, se ha convertido ya en una guerra oscura, sucia, de dimensiones impredecibles, pero que tendrá dos efectos inmediatos. Uno, la destrucción de los poderes y de su valoración y respeto por los pueblos. Otra, la movilización de los ciudadanos para organizarse, defenderse y crear sus propias leyes y normas de conducta.
Ambas son consecuencia de la ambición y la ceguera de los “poderosos”, y ambas son malas soluciones, porque en todo cuerpo debe existir una cabeza, un cerebro, que, en unidad con el resto del cuerpo, guíe y conduzca hacia lo más positivo y beneficioso para todos.
Pero mientras el hombre quiera robar “poder” al Poder, mientras se empeñe en caminar lejos de la Verdad y de la Ley Superior, tendrá que afrontar las consecuencias.
Y éstas ya son visibles y patentes a todos los niveles.