Pilar Quintana es artesana por vocación, y también por tradición familiar. Su abuela le enseñó la técnica del telar, y ella ha asegurado la continuación transmitiéndole a su hija el amor por el trabajo manual y las piezas bien hechas.
Fue una de las pioneras de la artesanía en Asturias, y por esa labor recibió la Medalla de Plata del Principado de Asturias en 2009. Los trabajos de esta artesana pueden verse en su tienda de Taramundi, gestionada por su hija Susana Martínez, o en el nuevo taller que ha abierto en Ribadeo. También tiene un Museo del Telar para que la gente pueda familiarizarse con esta técnica tradicional.
-Con los tiempos que corren, ¿cómo se ha animado a abrir un nuevo taller?
-Yo creo que hay que arriesgarse. Cuando empecé en el año 88 las cosas eran difíciles, este tema era totalmente desconocido, y tampoco creo que esta época sea peor que otras crisis que hemos pasado, así que estoy acostumbrada. Yo soy de la opinión de que si arriesgas, te puede salir mal; pero si no arriesgas no te sale de ninguna manera.
-Usted fue una pionera, tanto en el mundo de la artesanía como en el turismo rural.
-Fui abriendo caminos porque no sabía por dónde salir, y de aquella vivir en Taramundi no era como hoy. No había nada: ni siquiera existía el concepto de turismo rural, no había legislación, por no tener no teníamos teléfono… Por eso, cuando ahora la gente se queja de que el sector está mal, debería mirar atrás y ver de dónde venimos: hay que hacer cosas, y estar dispuesto a cambiar si hace falta.
Yo siempre mantuve el telar como base, pero también abrí una casa de turismo rural, y como hacía mermeladas y licores, abrí una bodega para darle salida. Ahora mi hija se ocupa de eso y estoy contenta, porque siempre he luchado para que la gente se quedara en los pueblos, y ahora hay muchas más posibilidades de las que había antaño.
También doy cursos de telar, y como en Ribadeo la gente siempre me ha respondido muy bien, me vine aquí a abrir la tienda para dedicarme más al telar, que es lo que me gusta. Y así estoy en contacto con los clientes, a los que les debo muchísimo, me encanta relacionarme con ellos y aprender cosas. Además yo creo que la gente está un poco harta de las cosas de los “chinos” y cada vez está apreciando más las cosas naturales, las cosas de verdad, como digo yo.
“La gente cada vez aprecia más las cosas naturales, las cosas de verdad”
-¿De dónde le viene el gusto por el telar?
-Yo aprendí a los once años. Mis padres eran agricultores y este tipo de oficios eran un complemento de la agricultura en las zonas rurales, sobre todo en el occidente de Asturias, que estaba muy atrasado. Afortunadamente hoy eso ha cambiado, y ahora esos oficios tienen que ser un complemento del turismo. Es una pena que los que nos dedicamos a esto no seamos más artesanos, y tengamos productos para que la gente se lleve de recuerdo.
-¿Qué tipos de trabajos realiza?
-Ahora mismo en el taller-tienda de Ribadeo hay un poco de todo: jerseys, chaquetas, chales, ponchos, alfombras… y también trabajo por encargo, haciendo por ejemplo vestidos de novia, cortinas o tapices. A la gente, sobre todo a los jóvenes, les llama mucho la atención ver el telar, así que intento tener una muestra de cada cosa para que vean lo que se puede hacer.
Por otro lado tenemos trabajos de otros artesanos: bisutería, joyería, azabache, cueros, cerámicas, etc. Yo llevo veinticuatro años en la Asociación Profesional de Artesanos de Asturias, y siempre he procurado tener un poco de todo en la tienda, y además con los años he ido conociendo a artesanos profesionales a los que les puedes encargar cualquier cosa.
-¿Qué próximos proyectos tiene?
-Me encantaría seguir aprendiendo cosas. He hecho un curso de tocados, y tengo muchas ganas de ir a Madrid a hacer otro, porque me ha gustado mucho. Esto es sólo un ejemplo, aún me quedan muchísimas cosas por hacer…