Foz (Lugo). Encanto gallego

A Galicia se va por el paisaje, la gastronomía, por las fiestas populares… La región anda sobrada de atractivos, y por eso es uno de los destinos turísticos más interesantes del norte de España. Foz, en la Mariña Lucense, es uno de esos lugares de veraneo tradicional, que se abre a un turismo cada vez más exigente. Eventos como las fiestas patronales de San Lourenzo o la Festa Normanda convierten a este concejo marinero en todo un espectáculo.

Durante todo el verano se puede disfrutar de las playas de arena blanquísima, provocada por una atípica concentración de yodo que hace que los baños sean terapéuticos. Sabiendo esto, cada uno elige su playa preferida, porque hay donde escoger: 25 kilómetros de costa dan para mucho, desde playas urbanas hasta calas tranquilas, incluyendo una playa nudista. Todo el litoral es una zona de gran riqueza ecológica, especialmente el entorno de la ría de Foz y los pequeños ríos que atraviesan el concejo. Alrededor de este patrimonio natural se articula una oferta deportiva, etnográfica y cultural que constituye una de las sorpresas más agradables que el concejo tiene que ofrecer.
En lo estrictamente turístico, la lista incluye lugares tan interesantes como el Castro de Fazouro, único castro excavado y musealizado en la costa cantábrica gallega. También la Fortaleza de A Frouxeira, donde además de los restos del castillo hoy hay un mirador donde se contemplan vistas de Foz, la ría y los ayuntamientos vecinos. Y lo que no se puede dejar de visitar es la Basílica de San Martiño, de origen prerrománico. De hecho, está considerada como la catedral más antigua de España y es Monumento Nacional. Durante todo el verano, de martes a domingo, se ofrecen visitas guiadas; una vez dentro, vale la pena firmar en el libro que apoya la candidatura de este templo a Patrimonio de la Humanidad.

De fiesta en fiesta
Que las fiestas gallegas son un espectáculo ya se sabe, pero es que agosto es un no parar. En Foz al atractivo del ambiente de calle habitual se une el programa de las fiestas mayores, en torno al 10 de agosto. San Lourenzo tiene todo lo que uno espera de una fiesta gallega, que además es de Interés Turístico Nacional: verbenas y conciertos, cine y teatro al aire libre, pasacalles folclórico, deporte, gastronomía… Destaca especialmente la exhibición de fuegos artificiales y acuáticos en la playa de A Rapadoira, un clásico que nadie quiere perderse. Y, entre las novedades que se presentan cada año, en esta ocasión Foz se convierte en sede del WhyNotHere, festival de música y cultura alternativa que ofrece un cartel basado en el intercambio entre España y América. También el 20 de agosto se convoca una nueva edición del Tentacle Summer Festival, dedicado a la música electrónica.

Para cerrar el mes, del 26 al 28, lo que normalmente es una tranquila villa marinera se transforma en un escenario de guerra. La Festa Normanda es una recreación histórica en la que se recuerda un intento de ataque vikingo a Foz, allá por el siglo X. Gracias a los rezos de San Gonzalo, el Obispo Santo y al espíritu guerrero de la gente del pueblo la invasión fue rechazada, y hoy se ha convertido en la excusa para una fiesta que en sólo seis ediciones se ha posicionado entre las más concurridas del verano gallego. A ello contribuye la ambientación, en la que participan todos los vecinos ataviados con indumentaria de la época; un mercado medieval, la recreación del desembarco en la playa, un funeral vikingo…
Con semejante calendario festivo, no es de extrañar que Foz aparezca como recomendación en todas las listas del verano gallego. Además, el buen tiempo suele acompañar y anima a disfrutar de unos días de merecidas vacaciones.

Escenarios de surf

Olas con nombre propio, como la Machacona en la Playa de los Alemanes. Olas que son caprichos de la naturaleza, como el Canal que se forma en la ría. Olas tranquilas de verano y bravas de invierno, que permiten la práctica deportiva durante todo el año. Foz es uno de los paraísos surfistas del litoral lucense, donde la afición por este deporte está en continuo crecimiento.

En Foz son muy conocidos los «baños das Carolas»: nueve días en los que, por prescripción médica, la gente del interior de Lugo venía a descansar y bañarse en estas aguas de reconocidas cualidades terapéuticas. Las Carolas marcaron tendencia en los años de la posguerra, en una costumbre que, se ha conservado hasta hoy, modernizada como reclamo turístico en el mes de septiembre.
Otras formas de tomar las olas, sin embargo, no tienen fecha concreta ni más limitaciones que las que impone el clima cuando el mar está de malas. En realidad, toda la Mariña Lucense se ha convertido en destino surfero en los últimos años, y Foz es uno de los núcleos donde más se vive este deporte. La playa de A Rapadoira alberga escuelas y surfcamps, que aprovechan su condición de playa urbana para captar clientes, y la tranquilidad de las aguas para adaptar las clases a todos los niveles y edades. Su oleaje moderado hace que la playa sea apta para el baño y para el deporte, además de que cuenta con la bandera azul y la Q de Calidad Turística. Todas estas razones hacen que su ocupación sea alta en temporada, así que hay muchos surfistas que buscan otras playas, como Peizás o Arealonga, ambas con bastante consistencia de olas y asequibles para todos los niveles.

En el mes de diciembre, Foz celebra el Torneo Surf San Lorenzo en el que participa gente de distintos lugares de España.

«A Rapadoira es la más adecuada para iniciarse, hay olas suaves y pequeñas que hace que los niños estén cómodos», explica Antón Rodríguez de la Escuela de Surf Sensaciones, con sede en esta playa y el la de Lóngara, en Barreiros. Y es que los niños el gran público de estas empresas, que además de proporcionar una interesante opción de turismo activo para el verano, van haciendo cantera viendo cómo los chavales vuelven y evolucionan año tras año. «Es un deporte muy completo -opina Rodríguez- y los padres nos comentan que los chavales terminan el día cansadísimos pero encantados. Por un lado aprenden a leer el mar, a conocer las corrientes, y por otro ganan en seguridad al ver que pueden hacer algo que al principio les costaba, que pueden conseguir nuevos retos».

San Lorenzo, patrón del surf focense

En realidad el protector oficial de surfistas y viajeros es Saint Christopher, una creencia que nace en la California de los años sesenta; pero en Foz, y bajo la advocación de San Lorenzo se celebra uno de los festivales más interesantes de esta costa, de la mano del Club de surf y bodyboard Os Surfiños. «En realidad esto nace de un grupo de amigos que nos juntábamos todos los días para ir a coger olas, y fuimos dando forma a la idea de hacer un campeonato», recuerda el Presidente del Club, Brais Ledo.
Os Surfiños nace oficialmente en 2008, y la primera edición del torneo se celebró en agosto, dentro de las fiestas de San Lorenzo. Con el tiempo la competición fue cogiendo forma y auge, y se cambió la fecha pero no el nombre: el Trofeo Surf San Lorenzo está ya institucionalizado. «En verano hay pocas olas, así que decidimos moverlo a diciembre, generalmente en torno al puente de la Constitución. Creemos que fue un acierto, porque cada vez viene más gente de distintos lugares de España, y además el año pasado inauguramos la categoría sub16, para que los más pequeños tengan también oportunidad de medirse en competición». Más allá de lo deportivo, el Trofeo Surf San Lorenzo se ha hecho famoso por el ambiente, que va más allá de lo competitivo, y las actividades paralelas, como una comida con todos los participantes o la animación nocturna, donde no faltan los conciertos.

Xoel García Neira. Un ganador con mucho futuro

Como casi todas las cosas que acaban en éxito, los inicios fueron por casualidad. Un amigo comenzó a remar y un buen día le dijo que se animase. Comenzar y engancharse fue un mecanismo paralelo. Cuando esto pasó, Xoel tenía nueve años. Ahora tiene quince y acaba de proclamarse Campeón de España Cadete B 1.000 metros.

Hay quien dice que competición en la que participa, medalla que consigue. «El primer año que empecé a competir –comenta Xoel- sólo íbamos a campeonatos provinciales de Lugo y ya empezaba a quedar en podio. En los siguientes años mi club, el Club Kayak Foz, empezó a participar en competiciones a nivel gallego y también hacía podio. En 2013 quedé campeón gallego en Arón, en 2014 gané mi primer campeonato de España de 3.000 m K1. Y el pasado mes de mayo, en el Campeonato Nacional de Invierno de Piragüismo quedé primero en 1.000 y 2.000 m». Parece sencillo pero éste es el resultado de jornadas maratonianas de entrenamiento, sacrificio y mucho, mucho esfuerzo. Él reconoce que tanto esfuerzo merece la pena porque si entrenas bien acabas obteniendo recompensa, «¿entrenar para nada? Eso no, yo entreno e intento esforzarme al máximo para conseguir mis objetivos». Este es el primer paso conquistar el podio.
Aunque su entrenador de siempre fue Nacho Romillo, actualmente Xoel entrena en el Centro de Alto Rendimiento de Pontevedra a las órdenes de Isabel García. Pendiente de que le renueven para la próxima temporada y entrenándose diariamente para próximas competiciones, mantiene en su cabeza un sueño todavía mayor. «Pienso en llegar a alguna competición más importante tipo un mundial y un europeo -comenta Xoel- pero eso es muy difícil y por edad aún me quedarían dos años para tener la oportunidad de presentarme». Paso a paso.
Cuando se le pregunta por Foz asegura que fue duro dejar su casa y estar toda la semana entrenando en Pontevedra, pero fue un tránsito necesario para seguir evolucionando. Afirma que, cuando hay marea alta y no hay olas es un buen sitio para entrenar y que aunque había más niños practicando cuando él empezó, todavía hay bastante afición en el concejo. Foz es una buena cantera de palistas.
De momento Xoel sigue entrenando duramente y sigue acompañado en cada competición por sus padres, por Nacho su anterior entrenador y por la gente de Foz. Un núcleo de gente que le da energía y que le mantiene anclado al mar que lo vio dar sus primeras paladas.

La cerveza, de casa

Lo que nació como una una afición se fue convirtiendo en una forma de dar la vuelta a toda una carrera laboral. Marcos Martínez empezó a dedicar cada vez más tiempo a la elaboración de cerveza artesana, y ha terminado con un local de hostelería en Foz, donde vende la primera cerveza elaborada en la Mariña Lucense.

La otra mitad del negocio es su mujer, Mariela Iriarte, que le animó a dar el salto. Entre los dos gestionan la cervecería y preparan su producto más conocido: la Augas Santas, una pale ale tostada. «Escogimos este nombre porque representa a la zona donde estamos. La playa de As Catedráis y el manantial de Augas Santas, están muy cerca».
Ellos se ocupan de todo: elaboración, embotellado o embarrilado, etiquetado, distribución… De momento alcanzan a unos cuarenta puntos de venta, y venden una media de mil litros mensuales; no está nada mal para un producto que se comercializa sólo desde enero de 2016.
La receta de la Augas Santas es propia, insiste Marcos: «es una cerveza especial, se ha ido creando a base de tiempo y pruebas hasta dar con la fórmula. Al final hemos conseguido una pale ale tostada, con unos matices que pueden dar notas de fruta. Es de fermentación alta, lleva dos clases de lúpulo americano -Columbus y Cascade-, una levadura americana y dos tipos de malta». El agua también es importante, nacida en un manantial de Barreiros: «es fundamental, porque en realidad supone el 92% de la cerveza, así que para conseguir el mismo sabor con otra agua habría que modificarla: pH, carbonatos cálcicos… Quizá lo hagamos, porque en el futuro la idea es montar una pequeña fábrica en Foz y usar el agua de aquí». De momento alquilan un obrador en Lugo, donde trabajan además en un nuevo producto: una rubia más suave y adaptada a todos los paladares que esperan tener a mediados de agosto en la calle. Una propuesta más comercial, sin perder la calidad artesana. «Va a ser cien por cien malta de cebada, lúpulo, agua y levadura; no como las comerciales, que meten arroz, maíz, extractos, químicos…», explica Marcos. Algo que, según opina este artesano, es cada vez más valorado. «La gente empieza a darse cuenta no sólo de lo que come, sino también lo que bebe, y diferencia lo bueno».