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jueves 10, octubre 2024

Xaviel Vilareyo, el hombre hiperactivo

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Su presentación es una lista de sustantivos: escritor, poeta, ensayista, músico, director de cine… Se resume diciendo que es creativo por naturaleza, y que cualquier expresión artística es susceptible de ser explorada. Comprometido hasta las cejas con la cultura asturiana, prepara la publicación de Una hora menos en Miranda, recopilación de artículos publicados en Fusión Asturias.


En noviembre de 2007 publicamos una entrevista con Xaviel Vilareyo que comenzaba con la introducción: «Oyéndolo hablar, cualquiera diría que no le llegan las horas del día, o que los días no se han hecho a la medida de sus necesidades». Varios años más tarde la dinámica creativa de este mierense no ha variado, gracias a lo cual en este tiempo han nacido libros de narrativa, de teatro, películas, música y varias ediciones más del único festival de cine enteramente asturiano. A partir de entonces comienza la publicación mensual de artículos en esta revista, siempre sobre tema asturiano. En agosto de 2008 se inaugura la sección Una hora menos en Miranda, en la que, mes a mes, ha ido desgranando las raíces históricas que unen a «las dos Asturias». Toda esa valiosa información se reunirá próximamente en un libro, reflejo de su militancia como defensor de la cultura asturiana.

-Perteneces a la generación literaria llamada del Compromisu. ¿Cuál es el tuyo personal?
-Se conoce más como la tercera generación del Surdimientu literario: autores que continuamos con el compromiso de defender la lengua y la literatura, como la segunda generación, pero también de defender Asturias. No es un compromiso político, sino ideológico con la tierra que se pisa, con las preocupaciones y la situación de Asturias.
Les Asturies es una constante en tu obra y tu último trabajo, Del Eo al Asón (Les fueyes marielles) es un recorrido físico por esas dos Asturias, la de Oviedo y la de Santiyana. ¿Qué liga a ambos territorios, más allá de una historia común?
-Es el territorio histórico de Asturias, tanto de la Asturias de Oviedo como la de Santiyana y de Tresmiera. Los ríos Eo y Asón eran los límites primitivos de Asturias. Yo me inspiré un poco en el libro de Cela Del Miño al Bidasoa, tomando dos ríos como límites de las Asturias históricas. En el caso de la literatura hay una unidad lingüística -ya lo dijo Menéndez Pidal, que hasta Laredo hay muestras del Asturiano- y yo creo además que hay una unión de intereses. Son dos comunidades pequeñas, Asturias y Cantabria, que por sí solas no pueden hacer mucho para defender causas comunes -estamos viendo lo que cuesta hacer una carretera, que se tarda 20 años-, y a lo mejor con una organización política más amplia podrían hacer más fuerza. Esta idea de unir territorios es muy antigua, ya en el siglo XIX cuando se crearon las provincias españolas se debatió hacer una región común, pero no fue posible.

«A mí me gusta el cine, me gusta la literatura, me gusta escribir teatro, y animarme a filmar mis obras de teatro pienso que es un paso muy natural»

-Prefieres hablar de patriotismo en vez de nacionalismo. ¿Por qué el concepto de nacionalismo es tan controvertido?
-Pienso que hay que redefinir un poco la palabra. Si pensamos que nuestro territorio es una nación, nacionalismo significa defender lo nuestro. Pero si miramos alrededor vemos que el concepto es etnocéntrico e implica considerarse superior. Hay ejemplos numerosos de nacionalismos que han derivado en violencia. Evidentemente no se trata de matar a nadie por unas ideas, pero sí de defender lo nuestro en un mundo globalizado y con mucha competencia entre territorios. Patriotismo en cambio no tiene tanta carga política, pero para mí son dos conceptos iguales, que tienen que ver con la defensa de la tierra donde uno vive y participa. Lo entiendo además en una doble faceta, económica y cultural. Si no defendemos el territorio corremos el riesgo de que se empobrezca.
-Diriges desde 2005 el Festival de Cine Asturiano, con presencia en Madrid. ¿Qué balance se puede hacer desde su creación? ¿Cuál es el diagnóstico de la salud del cine asturiano actual?
-El festival está teniendo un merecido prestigio gracias a los jurados y la participación de la gente. Hace diez años había un ambiente cinematográfico bastante potente en Asturias, una efervescencia que parecía que iba a traer algo importante y que ahora parece que se perdió un poco. Se siguen haciendo cortos, pero se hacen pocos largometrajes. Hay renovación generacional, sin embargo parece que en Asturias no salen grandes figuras. Hay mucha gente trabajando, pero es difícil mantenerse y hacer una carrera larga en este mundo.

«Asturias y Cantabria son dos comunidades pequeñas que por sí solas no pueden hacer mucho para defender causas comunes, y a lo mejor con una organización política más amplia podrían hacer más fuerza. Ya en el siglo XIX se debatió hacer una región común, pero no fue posible»

-Eres autor de teatro y recientemente te has lanzado a dirigir varios cortos e incluso un largo, La tarde americana. ¿Cómo ha sido el paso de escribir teatro a dirigir cine?
-Es muy fácil: literatura y cine están relacionados desde los orígenes del cine. A mí me gusta el cine, me gusta la literatura, me gusta escribir teatro, y animarme a filmar mis obras de teatro pienso que es un paso muy natural. Cuando uno escribe una obra de teatro o una novela lo que quiere es darla a conocer, y pienso que el cine es un medio muy potente para hacerlo.
-¿Qué te atrae del lenguaje cinematográfico?
-Es muy distinto y se suma al trabajo creativo de los actores, que son el 50% de la obra. Tiene un componente colectivo que lo hace muy especial. A mí me atrae la magia del cine en su conjunto: cómo interpretan los actores, cómo viven los textos, cómo se proyecta en una pantalla, cómo la gente reacciona, se ríe, aplaude. Es muy atrayente y crea la necesidad de volver a rodar.
-Narrador, dramaturgo, poeta, profesor de instituto… y también músico. Es una faceta menos conocida pero muy relevante. ¿Qué lugar ocupa la música?
-Yo realmente soy pianista, estudié en el conservatorio desde los ocho años. Creo que cuando a uno le gusta el arte no debe hacer ascos a ningún modo de manifestación artística. Todo es creatividad y representación de sentimientos, todo está relacionado. Ahora con tanto proyecto tengo la música abandonada, pero la verdad es que he sido pianista toda mi vida.

«Para mí patriotismo y nacionalismo son dos conceptos iguales, que tienen que ver con la defensa de la tierra donde uno vive y participa»

-Y además ahora estás estudiando antropología. ¿Qué es lo que te interesa de ese campo?
-El estudio de la cultura humana en general. La antropología tiene dos vertientes, la social y la cultural. Aunque en España se cultiva más la primera, a mí lo que más me atrae es el estudio de los fenómenos culturales en un sentido amplio: diversidad, cambios, interpretaciones, análisis de los fenómenos culturales desde un punto de vista global.
-¿Se nos queda algo en el tintero? ¿Algún otro proyecto para el futuro?
-Me gustaría que llegase un momento de vida contemplativa, porque a veces con tanto proyecto parece que no queda tiempo para la reflexión y el reposo. No hacer nada, dedicarme a observar el mundo, a ver películas, a leer libros, a disfrutar de los momentos. De eso tengo ganas. O dedicarme a cosas que me divierten solamente. Y también me gusta mucho viajar. Y al final siempre echo de menos investigar, ir a las bibliotecas, volver a la poesía, componer música, dirigir una película con los amigos… Resumiendo, diría que estar a gusto con uno mismo es un buen proyecto.

Festival de Cine AsturianoPara conmemorar su décimo aniversario, el Festival de Cine Asturiano quiere subrayar su carácter internacional convocando el I Premiu Internacional de Vídeo-Arte Cineastur (Premiu V.A.C.AS), al que pueden optar directores, realizadores y productores de cualquier nacionalidad. También el premio al mejor corto de animación cuenta con participación internacional y su director, Xaviel Vilareyo, espera que la edición siguiente se premie tambien el mejor corto internacional.
El Festival de Cine Asturianu se celebró por primera vez en el Ateneo de Madrid en 2005 por iniciativa de Xaviel Vilareyo, con motivo del centenario del cine asturiano. El robo de fruta, rodada en 1905 por Javier Sánchez Manteola se considera la primera película asturiana de ficción. En recuerdo de aquella primera obra, los premios que se otorgan representan fruteros de cristal.
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