Está de moda en las redes por su versión asturiana del SloMo, la misma que acumula miles de reproducciones y que apunta a convertirse en la canción del verano. La actriz y cantante Nerea Vázquez muestra aquí su cara más divertida y desenfadada, por la que es bien conocida desde hace años en platós y escenarios.
Cuando acabó sus estudios de arte dramático, escuchó a Ramón Langa decir que en su profesión morías de hambre o de sueño. Y a ella, le toca ahora morirse de sueño para seguir con su extensa agenda profesional, que tan pronto la lleva al escenario de Babel, un programa de la TPA, como al de una obra de Saltantes Teatro, la compañía profesional que ha creado conjuntamente con Luis Alija.
Camaleónica podría ser el apellido de esta gijonesa con raíces en la cuenca minera que lo mismo canta que actúa, te hace llorar de risa o de tristeza o te llega al corazón con su simpatía y sus dejes en asturiano. Eso sí, siempre sin perder la cabeza, incluso cuando su reciente cover de la eurovisiva canción de Chanel la catapultan a una incesante montaña de ‘me gustas’.
-Remóntate por un instante a tu infancia, ¿cuándo supiste que lo tuyo era el escenario?
-Pues desde siempre, porque siempre quise ser cantante y actriz, como Thalía, la cantante mejicana. Quería hacer telenovelas mejicanas y cantar música latina. Desde muy pequeña, tenía claro lo que quería ser y a lo que me quería dedicar. Empecé a cantar con doce años e iba a todos los talleres de teatro que había en el cole; me sabía mi papel y el de mis compañeros, además era muy exigente y me enfadaba si los otros se equivocaban.
“Desde muy pequeña, tenía claro lo que quería ser y a lo que me quería dedicar. Quería hacer telenovelas mejicanas y cantar música latina”
-¿Y cómo llegó tu entrada en la televisión asturiana?
-Fue por un casting, aunque no suelo ir a ninguno porque me dan mucho miedo y me pongo nerviosísima. Había un casting en la ESAD para un programa de televisión, yo no quería ir y me fui a echar una siesta, pero cuando desperté tenía varias llamadas de mi socio Luis, para que me presentase. Mi marido también me animó, así que marché, hice el casting la última y yo creo que me salió muy mal, pero a ellos algo les gustó. Me cogieron y empecé a trabajar en el programa de Al platu vendrás y a partir de ahí también estuve en todos los especiales de Navidades, el Día de Asturias… La verdad es que estoy agradecida por ello, porque yo provengo de una familia muy humilde, no conocemos a nadie en este mundo, no tengo ningún padrino, pero a veces ocurre que cuando gusta el trabajo que haces te siguen llamando.
-Con el remango que tienes me cuesta imaginarte temerosa en un casting.
-Yo creo que los actores somos muy vulnerables. Frente a un público tengo cero vergüenza, porque el directo me aporta un montón, lo disfruto muchísimo y me gusta sentir a las personas ahí, pero estar en una sala con tres personas mirando y sabiendo que me están evaluando eso me pone nerviosa y ahí salen todos los monstruos. Sin embargo, si lo hago por placer, es diferente; de hecho, he actuado en los peores días de mi vida. He experimentado eso que dicen de los artistas que una vez suben al escenario cualquier tragedia que les haya pasado se olvida.
-Incluso has participado en un musical que aborda este tema.
-Pero es que lo que cuenta el musical Casting le pasó a mi mejor amiga Yasmín Sadeghi con la que hice varias obras. Estábamos en primero de la ESAD y con 19 años las dos pininas nos fuimos a Madrid en un Alsa y, después de toda la noche viajando sin dormir, nos presentamos al casting de Los Miserables. Yo llevé unas partituras que estaban mal, no conocíamos a nadie que pudiera dejarnos otras, así que no pude hacerlo, y a Yasmín le pasó lo que cuentan muchas veces que ocurre en los castings, que llegas y no te sale la voz y no eres capaz de cantar. Luego nos descojonamos, pero cuando salimos del casting lloramos como tontas porque fue horroroso, era de película de Almodóvar total. Por alguna razón, el destino quiso que no pudiéramos hacer ese casting.
-¿Tiene mucho más valor lo que estás consiguiendo ahora viendo desde dónde hay que arrancar?
-Sí, a raíz de Escancia-lo mucha gente me comenta ‘a ver si ahora te vemos en otras televisiones’ pero yo ya me considero muy triunfadora. Por supuesto que aquí no voy a ganar dinero a patalaes, pero trabajar en lo que te gusta eso es triunfar en la vida. Levantarte cada día y pensar ‘estoy haciendo lo que me apasiona’, muy pocas personas pueden decir esto. Lo que pasa es que vemos grandes referentes, pero en la élite están cuatro, el resto de los mortales vivimos y sobrevivimos y yo no me puedo quejar.
“El día de mañana mi hija ella pensará ‘mi madre peleó por lo que quería, por sus sueños’, y eso te hace libre. Pienso que hacer lo que uno quiere es bueno para una misma y también es hacer el bien para tus hijos”
-Has ejercido de modelo, eres cantante, actriz, presentadora, empresaria, profesora de arte dramático y, por si fuera poco, madre de una niña preciosa.
-Yo fui mamá muy pronto, nada más acabar la carrera. Tenía claro que quería serlo y sabía que con mi profesión es muy difícil, de hecho ahora mismo yo no podría parar, sería más complicado. Tuve la suerte de estar con la persona que yo quería, tener trabajo y un sitio donde vivir. También doy gracias a mis padres, a mis suegros, a mis primas, a mi marido… a toda la gente que hace que todo esto sea posible porque yo paso muchas horas fuera de casa, y a mi hija por aguantar. Es verdad que las que somos madres nos planteamos muchas cosas, ¿lo estaré haciendo bien?, ¿esto merece la pena de verdad?, pero creo que el día de mañana ella pensará ‘mi madre peleó por lo que quería, por sus sueños’, y eso te hace libre. Pienso que hacer lo que uno quiere es bueno para una misma y también es hacer el bien para tus hijos.
-¿De dónde sacas energía para tanto?
-En casa hablo mucho menos. Además estoy dando clases en la Universidad popular de Gijón, soy la profe de teatro y artes escénicas y cuando llego a casa, afortunadamente, son ellos los que me llenan de energía, porque durante el día doy mucho y es agotador. Pero me encanta estar con gente y me encanta compartir y esto también me retroalimenta.
“Enseguida aprendí lo que había que hacer en el mundo del artisteo: con quién te tenías que mostrar como realmente eres y con quién tenías que interpretar el mejor papel de tu vida”
-De toda tu trayectoria, ¿cuál es el proyecto que más te ha costado sacar adelante?
-Pues mira, este con el que estamos esta temporada en el Jovellanos, Misery de Stephen King, es el más diferente a todo lo que yo hice. Es un reto de personaje, de hecho a la actriz que hizo la peli le dieron el Oscar, y además llegó en un momento en el que ya tenía muchísimo trabajo y, claro, todo se complica más. Este proyecto fue muy muy difícil, pero estamos muy satisfechos. Mi personaje es una asesina en serie, con muchísimas aristas y la verdad es que lo disfruto muchísimo, aunque también lo sufro, soy un poco de extremos. Son estas cosas que tenemos la gente de la minería asturiana, que somos un poco folclóricos porque igual vivimos con la muerte muy cerca.
-¿Es difícil encajar obras como esta en Asturias?
-El drama se vende peor. Sacar proyectos así es complicado, la comedia es otra cosa. A veces, cuando salgo al escenario escucho a la gente decir “mira, ye ella” y claro, la gente me conoce de otras cosas y quiere reírse, pero la obra no es de reírse, ni mucho menos.
“Soy una persona que hace lo que quiere y que lucha por lo que quiere, pero es tremendamente difícil porque te planteas muchísimas cosas”
-¿En qué papel te sientes más tú misma?
-Haciendo comedia, cabaret, cantando… eso es lo que siempre me apasionó, y yo soy muy así en mi vida, pero la otra parte también me parece apasionante. Tuve una profesora en la ESAD que me enseñó a amar el teatro como nada, Cristina Suárez, y que además fue directora en varios de nuestros montajes, como Pareja Abierta o el Método Grönholm. Aprendí a disfrutar del drama y la tragedia, hay pocas oportunidades de hacer esto y poder meterte en la vida de otras personas. Pensar y actuar como ellas es lo mágico del teatro.
-¿Hay algún papel en el que te hayas desnudado interiormente?
-Y externamente, que también lo hice en el Campoamor cuando estrenamos Pareja Abierta. Pero interiormente en el papel de Casting porque es un poco aubiográfico. Hablo de mis abuelos, e incluso salen en la obra, porque a ellos les encantaba el mundo del espectáculo aunque nunca se pudieron dedicar a ello, los tiempos eran otros. Mi abuelo falleció hace diecisiete años pero él llevaba una foto mía en la cartera y le decía a todo el mundo ‘esta ye la mi nieta que canta’. Y yo decía, ‘güelito los demás abuelos también tienen nietos’ pero para él era su pasión. Le hubiera encantado poder dedicarse a esto, le gustaba contar chistes y hacer reír a la gente. Casting es un homenaje a ellos y a mí misma. Canto las canciones que siempre quise cantar, hago monólogos de la literatura universal, hablo de mujeres de antes y sus temas son los mismos que pasan hoy en día. Es la obra más personal hasta el momento.
“Mi abuelo falleció hace diecisiete años pero él llevaba una foto mía en la cartera y le decía a todo el mundo ‘esta ye la mi nieta que canta’”
-El libro “De Miss a más sin pasar por Albacete”, de tu buena amiga Beatriz Rico, refleja muchas de las dificultades que afrontan las mujeres en esta profesión, un mundo que les obliga a ser de una forma determinada. ¿Esto te ha condicionado en algún momento?
-No, porque desde pequeñina siempre me encantó maquillarme y vestirme y yo lo hago por gusto, no porque nadie me mande. Entiendo que cuanto más arriba estás, esa cosificación más grande es y te puedes sentir utilizada, pero en mi caso ocurre casi al revés. A veces me han dicho que la falda era muy corta o el escote muy grande, pero ¿quién es nadie para decidir? Me acuerdo en un Día de la Mujer que hicimos una campaña, que decía que ser mujer también es ir con tacones y maquillada si a ti te gusta hacerlo. Y eso hay que defenderlo también.
Sí es verdad que nosotras tenemos que estar más delgadas que ellos, más buenas que ellos, y que se nos exigen cosas que a ellos no se les exigen. Nosotras a nosotras mismas también nos lo exigimos, a veces somos nuestras propias enemigas.
-¿Tienes que gustarte a ti misma para poder gustar a los demás?
-Sí, tienes que ir segura de la imagen que tienes porque, aunque quieran decir lo contrario, somos imagen y tienes que aceptar la tuya para bien o para mal. Me acuerdo que estudiaba con una chica que era muy gordita y ella lo llevaba fatal, pero yo siempre pensaba que si ella se aceptara como es, trabajaría más que nadie, porque a veces los físicos diferentes son los que más se necesitan. Pero es difícil, porque tienes que trabajar contigo misma todos los días.
-¿Encontraste alguna vez dificultades por mostrarte tal y como eres?
-Yo empecé muy pronto en el mundo del artisteo y aprendí mucho. Vi cómo funcionaba el mundo de las críticas, de las envidias, y enseguida aprendí lo que había que hacer: con quien te tenías que mostrar cómo realmente eres y con quien tenías que interpretar el mejor papel de tu vida. Y así lo hago, me muestro como soy con quien creo que merece la pena.
Es importante saber lo que quieres y yo eso lo tuve muy claro desde pequeña, incluso más antes que ahora. No me frenaba nadie, ni mis compañeros en el cole cuando se reían de mí, ni en el barrio, ni los profesores que me tiraban para atrás y le decían a mi madre: quítala de cantar. Iba como una flecha y pensaba que no me afectaban las opiniones, pero sí que me afectaban, eso lo veo ahora que dudo más que antes y me exijo más ante las opiniones.
-¿La experiencia te da ahora otros horizontes?
-Sí, pero también más miedos, con la edad, la vida te hace ser más cauta. Los que de alguna manera sufrimos ese tipo de bullying por tener las cosas tan claras y por ser diferentes, acabamos pagando el precio ahora. Por eso hay que ser conscientes de que lo que pones en las redes sociales puede hacer mucho daño; cuando te pones a despellejar a las personas por su físico o por su personalidad, detrás hay familias y personas que sufren. Es difícil y muchos artistas sufrieron depresiones muy grandes, mira lo de Verónica Forqué. Yo no me siento acosada, pero hay gente que lo pasa muy mal.
“Hay que ser conscientes de que lo que pones en las redes sociales puede hacer mucho daño; cuando te pones a despellejar a las personas por su físico o por su personalidad, detrás hay familias y personas que sufren”
-En tu caso, con Escancia-lo parece que acumulas sobre todo piropos, tienes a media Asturias doblada.
-La verdad es que lo hicimos con mucho cariño, lo pasamos genial y eso se nota.
-Dices que eres una piscis y como tal una soñadora a la que le encantaría cambiar el mundo ¿cómo sería el mundo soñado por ti?
-Sobre todo un mundo en el que haya libertad para ser feliz y disfrutar, porque estamos en un mundo en el que nos creemos muy libres, pero cada día que pasa lo somos menos. Por un lado y por el otro, en todo en general nos están poniendo muchas trabas. Yo soy una persona que hace lo que quiere y que lucha por lo que quiere, pero es tremendamente difícil porque te planteas muchísimas cosas. Sería un mundo lleno de humor, de música y con mucho respeto a los demás. No soporto hacer daño a otros, ni estar enfadada con la gente. Con esta vehemencia que tengo soy muy explosiva, aunque he aprendido a controlarme, y si me equivoco, pido perdón, reconozco que me he equivocado y ya está.
-¿Hay alguna cuenta pendiente o algún campo inexplorado que te gustaría resolver o conocer?
-Igual que siempre estoy con proyectos en la mente, ahora mismo no puedo pensar en más. Soy muy de retos y seguro que me ofrecerán cosas que me llenarán de ilusión, pero en estos momentos estoy disfrutando de lo que tengo y viviendo el día a día porque estamos un poco saturados.
“Yo soy una curranta y no quiero vivir en una burbuja que es irreal. Lo de verdad ye levantarte a trabajar, dejar a la niña en el colegio, volver, estar con tus padres, con tus primos, con tu pareja…”
-¿A cuántos palos atiendes en estas fechas para tener tanto trabajo?
-Para sobrevivir en una compañía de teatro profesional asturiana tienes que tener muchas obras en cartel, porque si no es muy difícil. No quiero exagerar, pero tenemos más de diez obras en cartel; aparte de eso, está el programa Babel, los viernes por la noche en TPA, las clases de Universidad toda la semana por las tardes, y por las mañanas a ensayar los bolos que tenemos los fines de semana. Estrenamos este mes una versión de Cenicienta que se llama Cenizo, estamos con la comedia Swingers y además, el 25 de agosto vamos a estrenar en el Jovellanos la obra Vuelve Raffaella, un espectáculo homenaje a Raffaella Carrá. Así que el año que viene no puedo producir teatro, porque llega un momento en que no damos abasto.
-¿Sigues sintiendo mariposas ante un estreno?
-Y aunque no sea un estreno, siempre que voy a salir pienso: “pero ¿por qué no me dedico a otra cosa?”. Me entran unos nervios en la barriga, luego empiezo y se me olvida todo, cualquier mal que tenga en la vida. Son nervios buenos que todos hemos pasado en nuestra vida, el día que no sienta eso seguramente será que lo que hago no me gusta tanto.
-Eres la imagen visible del cover de SloMo, pero háblame del equipo que lo ha hecho posible.
-La música la hizo Jony Llera que es un profesional como la copa de un pino. Era la primera vez que trabajábamos juntos y estuve muy a gusto con él. La letra y la idea es de Marco Imargues, del grupo Al platu vendrás, con los que llevo trabajando desde hace ocho años y con los que estoy muy cómoda. Inicialmente íbamos a grabar una canción de Rosalía, pero al final nos decidimos por SloMo. La productora es Zebrastur, que es con la que también grabo en TPA y el realizador, el que se curró el vídeo es Yayo, otro gran profesional. El primer día antes de subirlo me dijo: mira a ver si te ves guapa y si quieres cambiar algo. Y eso es muy importante porque trabajas a gusto, sabiendo que te van a cuidar.
La Denominación de Origen Protegida Sidra de Asturias fue de quien partió esta campaña, ya llevo trabajando con ellos dos años. El pasado hicimos Tú me dejaste de escanciar, la versión de una canción de C. Tangana, y yo estoy muy contenta y espero que ellos también.
“El año pasado ya sonó mucho ‘Tú me dejaste de escanciar’ y ahora a la gente le ha gustado un montón ‘Escancia-lo’. Estoy contenta y satisfecha”
-En tu caso, ¿la sidra pa cuando?
-Para compartir, como todo en la vida. Me encanta estar con mi gente y la sidra es una bebida que se presta a ello, a reír, a contar chistes, a cantar, ¡que por dios en las sidrerías nos dejen cantar! Para mí la sidra es eso. Afortunadamente tengo muchas personas cerca con las que disfrutar y compartir y es lo que me gusta y lo que representa la sidra también. Yo soy muy de sidra.
–Escancia-lo está siendo todo un éxito. ¿Es una recompensa a todos estos años de trabajo?
-Sí, el año pasado ya sonó mucho Tú me dejaste de escanciar y ahora a la gente le ha gustado un montón esto último, estoy contenta y satisfecha. Estoy como en una nube, no soy muy consciente. También es verdad que hay que trabajarse el ego, y saber bajar del escenario es tan importante como estar ahí arriba para los que nos dedicamos a esto. Y si mañana tengo que hacer un cuentacuentos en una biblioteca o trabajar de lo que sea, lo hago; lo que hay que hacer es currar mucho cada día.
-¿El ego puede ser el peor enemigo del artista?
-Yo creo que sí, la solución es rodearte de gente que te quiera muy bien, de gente real. Me encanta cuando la gente me pide fotos por la calle, porque hacer feliz a alguien por una foto es maravilloso, pero esa no es la realidad. Ni es gente real, ni yo soy ese personaje. Nerea en casa es otra persona y es vital tener gente de verdad en tu vida, no rodearte solo de admiradores porque es el mayor error de la vida. Yo quiero tener a mis amigos, a mi familia, lo otro es mi profesión.
-Imagino que no siempre será fácil llevarse bien con el personaje que se interpreta.
-Sí, es muy difícil, y tienes que aceptarlo. A mí no me molesta en absoluto, pero tengo unas alumnas que me adoran y quieren hacer un club de fans y siempre les digo que no, que yo soy una curranta y no quiero vivir en una burbuja que es irreal. Lo de verdad ye levantarte a trabajar, dejar a la niña en el colegio, volver, estar con tus padres, con tus primos, con tu pareja.