Música molona para hijos de padres chachis. Ésa es la presentación de Petit Pop, un grupo nacido de lo más granado de la escena indie asturiana: al habla Mar Álvarez, de Pauline en la Playa, que comparte escenario con Lara González (Undershakers), Covadonga de Silva (Nosoträsh) y Pedro Vigil (Edwin Moses).
De semejante combinación no podía salir otra cosa que un buen puñado de canciones pegadizas que encantan a los niños… y a los padres. ‘No nos gustan los lunes’ es la canción que da título a su segundo disco, que acaba de salir, y contiene joyas como ‘Soy un roñica’, ‘Mamitis aguda’ o ‘Queremos chuches’.
-Todos los componentes del grupo ya tenéis un nombre dentro del panorama indie. ¿Por qué os ha dado por hacer este proyecto?
-Pues muy sencillo: porque nos hemos puesto a tener hijos. Petit Pop surge de la necesidad, un poco de andar por casa, de usar la música para comunicarnos con nuestros hijos. Un día nos pidieron montar algo para niños, y simplemente juntamos lo que teníamos cada uno. No hubo una reflexión previa ni un gran planteamiento.
-Viendo la lista de los componentes, no parece que pongáis los Cantajuegos en casa…
-Pues no. No voy a decir que están prohibidos, porque es imposible, se los ponen en el cole y en todas partes, y los niños están absorbidos por «soy una tetera» y esas cosas. Pero también te apetece que les llegue un poco toda la música que es importante para ti. Entonces, a pesar de que la mayoría de nuestros grupos hacen un pop amable, que a los niños les entra bien, quisimos traducir a su mundo toda esa música que nos lleva acompañando tantos años. Los Cantajuegos tocan otros botones más didácticos, ayudan a la psicomotricidad, etc; lo nuestro es la música por la música, que te diviertas, que seas fan, que vayas al concierto, cantes el estribillo, bailes y aplaudas. Es una idea lúdica y pop.
-Hace poco habéis estado en el festival para niños Minimeyer, en Avilés, y cada vez hay más oferta incluso en los grandes eventos como el Primavera Sound, el Sónar… ¿Hay cada vez más demanda?
-Claro, porque es generacional. En la escena indie, que es lo que yo he vivido más intensamente, toda esa gente que se ha hecho mayor en festivales ahora tiene hijos. Y los llevan por ejemplo al Minimeyer: un festival dedicado íntegramente a los niños, que pueden ir de sala en sala mirando lo que les interesa… Bueno, pues es lo que hemos hecho todos yendo con nuestra pulserita en el Primavera o en Benicàssim. Nos hemos comprado música, la hemos vivido intensamente, incluso algunos hemos tenido un grupo. Y cuando nacen tus hijos quieres que en cierta manera compartan eso que a ti te pareció tan maravilloso.
-Petit Pop hace música para niños, pero también hay muchos guiños a los padres.
-Porque nosotros también lo somos. Y nos reímos con ellos, en mitad del concierto cuentas esos domingos en los que te despiertan tus hijos a las cinco de la mañana, ¡qué maravilla! Usamos mucho el sarcasmo y la complicidad, porque en un concierto quieres que estén los niños pasándoselo muy bien, pero no te apetece ver al padre o a la madre que saca el iPhone en la primera canción y lo guarda en la última. Queremos que todo el mundo disfrute, independientemente de su edad.
El primer disco de Petit Pop estaba lleno de personajes «quedones»: el Patu Pachu, el Raro Crustáceo, la Hormiguita de Coceña, Panchetina Panchineta… David Guardado se ofreció a traducir sus historias al asturiano, y de ahí nació el disco de Pop Piquiñín, un alter ego de Petit Pop que familiariza a los más pequeños con la llingua. En los conciertos en Asturias es habitual que canten ya muchas de esas versiones, que el público corea con ganas.