Óleo sobre tabla
41×33
Esta obra de Patricia Sáez la pintó en directo durante el certamen de Gijón Poetry Slam que se celebró en el Toma3 de Gijón en el mes de junio de 2022.
Con ella quiere representar la necesidad de anclaje para así poder echar a volar y evolucionar. Esta aparente contradicción tiene sentido si se considera ese anclaje no como un límite, si no como un estado de seguridad ya bien sea económica y emocional que nos proporciona ese “colchón” para arriesgar y salir de nuestra zona de confort. La zona de confort es necesaria, como todo, en su justa medida. Es el descanso del guerrero. El momento en el que se recargan las pilas para poder volar hacia otros horizontes enriquecedores.
Patricia es una ilustradora de tintes realistas que combina el óleo y técnicas digitales para crear imágenes que aúnan concepto y storytelling. Su arte se nutre de experiencias vitales, inquietudes sociales y la vida cotidiana en general. Trabajos vestidos de una simbología y atención al detalle que conectan directamente con las emociones del lector, abriendo paso a una forma distinta de ver el mundo.
Participó en varias exposiciones en Asturias y Barcelona. Ha colaborado también en diversos proyectos creativos y realizado distintos trabajos en editoriales. Su principal objetivo en las ilustraciones que realiza tanto en libros y revistas es la de conmover y comunicar.
Estuvo viviendo en distintos países como Sudáfrica, Guinea Ecuatorial y los Países Bajos y esta experiencia marcó su trabajo artístico del que se desprende ese compromiso social que desprenden sus obras. Su aspiración consiste en no dejar indiferente al espectador. Despertar la conciencia, la emoción y dejar ese poso que germine en la empatía y la colaboración a nivel social.
A veces siente aún presente en el plano profesional esa concepción del arte y la ilustración como hobby y espera que con el tiempo se aprecie la labor del ilustrador como otro proveedor de servicios cualquiera. En un mundo que cada vez se vuelca más en la comunicación visual, este cambio de apreciación debería ser lo inevitable.