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miércoles 24, abril 2024

Carlos Alba «Cellero». Tradición en escena

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Se le conoce sobre todo como Cellero, el abuelo cascarrabias que no entiende bien el mundo moderno, aunque también como El Pola, el «quinqui» que habla de las cosas de la calle. Heredero de una tradición oral familiar y cultural, Carlos Alba ha ido creando personajes, contando monólogos y poniendo en escena diversos espectáculos para todas las edades. Últimamente anda dándole vueltas a la figura del juglar.

-¿De dónde sale tu interés por la tradición oral?
-Es algo que siempre asocié mucho a la familia. En las reuniones familiares se contaban historias, tanto de la parte materna, asturiana, de la que cogí el mote de Cellero, como de la paterna, que eran de Salamanca. En Asturias, además, tenemos la tradición del monólogo y yo siempre lo llevé dentro, tanto en romerías como en fiestas, hasta que ya de mayor dije «esto me gusta, voy a hacer algo con ello».
-¿Cómo es un juglar moderno?
-Es un tema que estoy investigando. El juglar en nuestros tiempos ha evolucionado, se puede decir por ejemplo que Jerónimo Granda es un juglar, ya que es un cantautor que tiene una comunicación con el público, que cuenta una historia entre canción y canción. En cuanto a la relación con el teatro, tenemos el ejemplo de El Brujo, un actor que se ha especializado en trasmitir textos clásicos en solitario, a partir de ahí también se evoluciona y se pueden hacer textos de ahora. A mí me interesa especialmente el camino que une lo escénico y la música, voy también cantando algún romance e intentando afianzarme tocando una especie de rabel que tengo, que en Asturias se llama bandurria, del concejo de Caso.
-En un mundo tan mediatizado, ¿qué aporta un género basado en lo oral?
-La gente suele salir muy satisfecha de estos espectáculos, precisamente porque son historias contadas de una manera directa, con una persona enfrente que les habla. Incluso en otros géneros de teatro la historia se cuenta representada, sin hablar al público. Para la gente, especialmente los niños, es una forma de empezar a escuchar historias y de acercarse al mundo de la literatura. Y en el caso de los adultos, no se esperan que un actor les hable de lo que pasa hoy en día, y eso se agradece porque parece que en el teatro o en las películas vemos cosas que no son nuestras, no se habla de nuestra vida.

«La gente suele salir muy satisfecha de estos espectáculos, precisamente porque son historias contadas de una manera directa. Especialmente para los niños, es una forma de empezar a escuchar historias y de acercarse al mundo de la literatura»

-Trabajas con distintas franjas de edades, incluso para bebés. ¿Cómo planteas esos espectáculos?
-Yo siempre intento hablarle a la gente de su realidad, y la realidad de los bebés son los sonidos, los colores, las canciones muy sencillas… También ahora se editan libros muy buenos, ya pensados para bebés, que abren camino para contar una historia, y que yo complemento con otros efectos, como distintos registros de voz. Los niños suelen atender mucho, aunque hay una franja de edad, de uno a dos años, que es cuando empiezan a moverse y que resulta la más difícil. Ahí los espectáculos deberían durar quince minutos, que es lo máximo que atienden quietos.
-Cellero es tu personaje más conocido, además de un homenaje a tu abuelo y su forma de vida. ¿Qué vigencia tiene ahora?
-Menos un espectáculo llamado «Por falar vencí a la Güestia», de monólogos de finales del XIX, principios del XX, los demás espectáculos son monólogos escritos por mí sobre la actualidad. Intento jugar con el contraste: una persona de antes hablando del mundo de ahora, de cosas como los móviles, el pin, etc, hace que el efecto cómico se acentúe.
-Para el no iniciado la narración oral parece algo casual pero tú insistes en la parte teórica, ¿cuánto ocupa la técnica en tu trabajo de actor?
-Hay narradores orales que lo hacen por tradición, así que no se preparan tanto. Al ser actor y crear personajes, lo escénico está muy presente: el uso de la voz, los movimientos… Hablando no sólo de la narración oral, sino del teatro en general, hay quien cree que naces con ello, que no cuesta nada, pero todo tiene un trabajo detrás. En mi caso, además del trabajo técnico como actor, está el trabajo de buscar textos investigando, leyendo el periódico o hablando con la gente. §

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