La parroquia gijonesa de Cenero da cabida a las dos primeras fases del polígono de Somonte. Ahora se plantea una nueva fase que garantiza el crecimiento económico de la zona.
Los orígenes de esta zona industrial hay que buscarlos en los años noventa, cuando un grupo de empresarios se pone en contacto con el Ayuntamiento de Gijón para pedir un lugar donde instalar sus naves. En aquel momento el Ayuntamiento no contaba con terrenos propios, pero sí empezaba a plantearse la importancia de controlar la especulación con el precio del suelo, que impedía que muchas empresas se asentaran aquí y por lo tanto entorpecía la generación de empleo. En el año 93 se inauguran las primeras naves; diez años más tarde se construye la siguiente fase. A lo largo de todo este proceso el Ayuntamiento estructura y amplía su oferta pública de suelo industrial; y también se crea la Asociación de Empresarios del Polígono de Somonte, que en la actualidad sigue activa y con aproximadamente ochenta asociados. Ahora el punto de mira está en la tercera y última fase del polígono, que permite una importante ampliación de la actividad económica.
La Asociación de Empresarios nació con el objetivo de unificar a los afectados por un error en la medición de las parcelas, en los inicios del Polígono de Somonte.
La explicación del éxito de esta zona es evidente: las buenas comunicaciones en cuanto a transporte público son un puntal básico, ya que es posible llegar al polígono tanto en autobús urbano como en tren, lo que facilita la movilidad de trabajadores y visitantes. También, el polígono cuenta con buenos servicios en general, calles amplias y zonas de aparcamiento.
Muchas de estas ventajas, como la situación geográfica, venían dadas desde el principio, pero otras hubo que perfilarlas y conseguirlas a lo largo del tiempo. Uno de los grandes problemas surgió en los inicios, ya que hubo un error en la medición de las parcelas. Cuando los empresarios afectados tomaron posesión de su espacio descubrieron que era más pequeño de lo pactado: la solución fue abrir el cerramiento de la parte de atrás del polígono para ganar esos metros, pero según la Asociación de Empresarios las obras no se terminaron correctamente, y aún hoy en día esa zona está inestable y afectada por corrimientos de tierras cuando llueve con fuerza.
Esta es una de las grandes reivindicaciones de la Asociación, junto a la mejora de los accesos en dos puntos concretos: en dirección a la AS-II y en la carretera que une Somonte con el polígono de Bankunión II. También sería deseable un aumento de los servicios de limpieza, la señalización y el saneamiento, así como la construcción de una pasarela peatonal que dé acceso a la estación de tren por encima del río.
Los más de dos mil trabajadores que acuden diariamente al polígono hacen de éste una zona especialmente activa, y por lo tanto las obras de mantenimiento son muy necesarias. Además, la futura ampliación de Somonte Alto, de iniciativa privada, se pone de nuevo en el punto de mira, más en un concejo en el que la actividad industrial es seña de identidad.