Lector impenitente, escribidor ocasional, Teobaldo Antuña mira con lupa la sociedad para ponerse del lado de quienes la construyen, ni obispos ni banqueros ni generales, sino las personas que viven de su trabajo.
La Economía anda tan renqueante como la Monarquía, por cadera real ésta, por la falta de ingenio aquella, así que los comerciantes tienen que espabilarse para reducir costes, empezando por el de producción.
Un mes triste, abril. Como amenazaban algunos pronósticos ha seguido lloviendo, además se ha llevado a muchas personas importantes. Algunas nos enseñaban la vida, como Bigas Luna, otras dignidad, como José Luis Sampedro, alegrándose por los indignados, a los que ponía música Carlos en la charanga El Ventolín, o la rectora Montserrat Casas, pidiendo que no se gastara en flores, sino en ayudas a los jóvenes investigadores.
Es francamente difícil ni siquiera esbozar una sonrisa, pese a que en algunos sitios, como Italia, el noble arte de la política ha quedado caricaturizado por la irrupción de dos payasos aficionados; menos mal que ha participado a la vez Beppe Grillo, un activista del gremio, o por lo menos, un profesional.
No es de extrañar la cara de susto de Melchor, suceden tales cosas en estos tiempos que ni los mismos magos, estrelleros, predictores de acontecimientos, podrían imaginar.
El viejo sueño de Ebenezer Scrooge se va a hacer realidad justo el año que se conmemora a Dickens, Rajoy suprime la paga de Navidad y el suplemento del coste de vida de las pensiones; Ratzinger retira la mula y el buey del establo. La Navidad, si no abolida, queda seriamente tocada en sus símbolos.
Cuando menos esa es la conclusión que se extrae de los datos numéricos que publica El País, al día siguiente, lunes 22 de octubre; sin embargo, sorprendentemente, no se tienen noticias de impugnaciones.
Aquí, cerca de casa, han abierto unos ciudadanos orientales, trabajando de sol a sol, como chinos, una tienda casi tan grande como el campo de fútbol que tiene al lado, en el que la hierba artificial no reverdece las viejas glorias del Racing de Sama ni del Círculo Popular de La Felguera.