Un día de septiembre de 2018, hacia las dos de la tarde, el alcalde pedáneo de Moal, Antonio Rodríguez, recibió la llamada del presidente del Jurado de la Fundación Princesa de Asturias informándole de que a Moal lo habían nombrado Pueblo Ejemplar de Asturias. Le faltó tiempo para correr junto a sus vecinos y comenzar la celebración.
Cuando Antonio, Toño para los vecinos, recibió la feliz noticia, un grupo de operarios desmontaba la carpa instalada para las fiestas de San Juliano y San Julianín. Al momento les dio el alto: la carpa debía permanecer en su sitio porque la celebración iba a continuar pero por otro motivo bien diferente.
Los vecinos fueron los primeros sorprendidos por conseguir el galardón ya que todos estaban concienciados de que era un proyecto a largo plazo en el que tendrían que invertir no solo esfuerzo sino mucho tiempo. “Sabíamos que otros lugares llevaban trabajando en ello muchos años y nosotros lo conseguimos a la segunda. Fue una recompensa al esfuerzo que todos los vecinos pusimos en conseguirlo -comenta María Isabel Díaz, presidenta de la Asociación Muyeres de Moal-. Nos dio un gran empujón para seguir haciendo cosas, para mejorar y no permitir que el mundo rural muera. Todo lo que estamos haciendo ahora no solo es para atraer turismo sino porque no queremos que el pueblo decaiga”.
La pequeña aldea de Moal se encuentra a diecinueve kilómetros de la villa de Cangas del Narcea, en la parroquia de Veiga de Rengos. Es la puerta de entrada al bosque de Muniellos y apenas cuenta con un centenar de vecinos censados, aunque la cifra casi se duplica cuando hablamos de los que participan en las asociaciones locales. El lugar apenas era conocido hasta que la carrera de montaña Puerta de Muniellos lo puso en el mapa en el año 2012. Fue el inicio de una colaboración vecinal que no dejó de crecer hasta el día de hoy y que se plasma en la organización de diferentes actividades, como por ejemplo, la reciente jornada de ‘El perro y el hombre’, porque si algo destaca de manera especial en este núcleo rural es la unidad que existe entre todos los vecinos.
El asociacionismo es una de las señas de identidad de las que más orgullosos se sienten, de hecho el fallo del jurado hace mención de manera específica a esta característica diciendo que “Los habitantes de Moal se esfuerzan por mantener tradiciones, conservar y recuperar el patrimonio, proteger su entorno natural, mejorar la calidad de vida, motivar la vuelta de los emigrados y atraer turistas, así como dar a conocer la localidad a todos los niveles”. Sus tres asociaciones, la cultural, la de mujeres y la deportiva, son el medio a través del cual los moaleses gestionan todas las acciones que ponen en marcha y a ello también se refiere el jurado de los premios con las siguientes palabras: “A través de sus tres organizaciones, con su unión y complicidad, hacen que proyectos, de otra manera impensables, se conviertan en realidad”. Mayores, pequeños, vecinos del pueblo que por motivos familiares o laborales viven fuera… todos se implicaron en el proyecto y trabajaron para convertir en realidad un sueño al que cada año aspiran numerosos pueblos de la geografía asturiana.