A pesar de ser una pequeña parroquia, Arancedo tiene un sorprendente movimiento vecinal, gracias a dos asociaciones que organizan actividades durante todo el año. Además sendas comisiones de fiestas se ocupan de las de Santa Rita, en mayo, y de las patronales en honor a San Cipriano, en torno al 16 de septiembre.
Con un programa de fiestas que puede variar de un año a otro -pero siempre manteniendo la misa en honor al patrón-, San Cipriano o Cibrán sirve en realidad como excusa para reunir a los vecinos de la parroquia, y en particular a los del pueblo de Arancedo. También, cómo no, a los que ya no viven aquí pero mantienen el vínculo, y se acercan a saludar en fechas señaladas. Luis González, de la Casa ‘el Penedo’ explica que las celebraciones en honor a Santa Rita, en el mes de mayo, son ahora mejores que las de septiembre, pero antes no era así y San Cipriano era la mayor fiesta del año. Este ganadero ha cumplido 88 años y conoce bien la parroquia donde ha vivido más de sesenta años, junto con su mujer Josefina Fernández. «Las cosas han cambiado mucho -recuerda Luis-. Antes la vida aquí era muy esclava, ibas a cortar madera con el sierro antiguo y la cargabas en los carros de bueyes. Apenas había tiempo para otra cosa que no fuera trabajar».
Desde la finca de su casa se aprecia prácticamente en su totalidad la parroquia de Arancedo, que en la actualidad ronda los 200 habitantes. Arancedo, La Andina y Lebredo son los núcleos de más relevancia de este territorio de unos diez kilómetros cuadrados. Sus tierras, regadas por los ríos Mazo y Follaranca, son buenas para la agricultura y la ganadería; esta última sigue siendo importante en la zona, aún a pesar de que en los últimos años ha habido un descenso de las explotaciones profesionales.
La Asociación de Vecinos y Cultural El Outeiro y el colectivo de Mujeres de Santa Rita organizan numerosas actividades a lo largo del año.
Así las cosas, el turismo despunta tímidamente como una vía de desarrollo, con diferentes iniciativas en la parroquia. Para atraer al visitante, lo primero que se menciona son As Covas da Andía, cuevas declaradas Monumento Natural en el año 2002. Su origen se remonta a una explotación aurífera de época romana, y de ahí las oquedades y las sorprendentes figuras creadas en la roca, todo combinado con una vegetación exuberante. Josefina Fernández advierte «que aunque ahora las cuevas están bien preparadas es preferible visitarlas en días secos, porque con lluvia puede uno resbalar». La visita ha de ser necesariamente guiada, y requiere reserva previa.
La mayor parte de las actividades que tienen lugar en el pueblo y la parroquia están organizadas por la Asociación de Vecinos el Outeiro conjuntamente con la Asociación de Mujeres Santa Rita de Arancedo y por diferentes comisiones de fiestas. Ramón Fernández es el presidente de la AAVV y pertenece también a la comisión permanente de Santa Rita. «En la Asociación -explica este gallego afincado en Arancedo desde hace 25 años- hay alrededor de 240 socios. Algunos no viven aquí, porque trabajan fuera, pero están muy vinculados con la parroquia». El colectivo organiza actividades a lo largo del año: excursiones, una comida parrillada en diciembre, otra en Carnaval, actividades para los niños en Semana Santa, la hoguera de San Juan…»También hicimos unas jornadas de teatro con cuatro grupos de la zona, que gustaron mucho a la gente», apunta el secretario de la Asociación, Juan Núñez.
Tanta es la sensación de vecindad que incluso hay personajes ilustres que no han olvidado sus orígenes. Es el caso de Enrique Iglesias. «Ojo, no el cantante -puntualiza Núñez- sino el que fue presidente del Banco Central de Uruguay y del Banco Interamericano de Desarrollo, y organizó diversas cumbres iberoamericanas de desarrollo». Nacido en Arancedo, Iglesias se ha preocupado de mantener el contacto y ha financiado diversas obras de mejora del pueblo, al estilo de los emigrantes tradicionales.