Para unos es el atractivo de la tradición marinera, para otros el patrimonio histórico de la villa, aderezado con el pasado indiano; o la promesa de una acogida cálida y amable por parte de los vecinos; o el estupendo ambiente estival, crecido por el turismo pero suficientemente tranquilo; o las playas, para todos los gustos; o la gastronomía local… Cada uno tiene sus propias razones para hacer parada en Llanes. Y todas son buenas.
Sin duda, llegados a esta época y cuando los termómetros aprietan, lo que busca la gran mayoría de los visitantes es arena y playa. Y en Llanes tienen una carta completa para elegir la que mejor encaja: solitarias y recogidas, amplias y accesibles, más agrestes, dotadas de todos los servicios, de arena o piedra, para practicar deportes o para darles a los niños una jornada de castillos de arena, cubito y pala. En cualquier caso, como es característica de esta costa nuestra, son playas alejadas de las aglomeraciones habituales en otros puntos del litoral del país, para un turismo que busca, ante todo, calidad.
Más de treinta playas, cuatro de ellas con Bandera Azul, componen un menú veraniego de lujo.
Más de treinta playas componen un menú de lujo. Varias de ellas tienen el distintivo de excelencia turística, y cuatro han sido distinguidas este año con la Bandera Azul: Barro, que se une a la playa de Los Sorraos cuando sube la marea; Las Cámaras, situada en Celorio y también conocida como la playa de Los Frailes; Toró, semiurbana y con un paisaje particular debido a las rocas que sobresalen en el arenal y en el agua; y El Sablón, que dispone de paseo marítimo y un buen nivel de equipamiento.
El resto de la oferta la componen muchos otros arenales con características para todos los gustos: La Almenada, prácticamente virgen y sin equipamientos; La Tayada, situada en un paisaje protegido; Bayota y su precioso entorno; San Martín, una pequeña cala nudista con un acceso un poco difícil; Sorraos, un arenal urbano con grandes servicios… La lista es interminable, pero los días de verano tienen muchas horas de luz y de ocio para poder disfrutar de todas las opciones al máximo.
Hay otro lugar imprescindible para conocer la personalidad de Llanes: los Cubos de la Memoria. Agustín Ibarrola ha sabido fundir a través de ellos los elementos esenciales de su obra con el pasado histórico-cultural de Llanes. La escollera del puerto aparece ante el visitante como un sin fin de cubos multicolores, que se pueden contemplar desde diferentes ángulos, como el Mirador de los Cubos de la Memoria, junto al antiguo Tendedero de Redes; también desde la Senda de Toró o la Senda Costera que recorre la Sierra Plana de Cué.
Buena muestra de ello es el Aula del Mar, situada en el Paseo de Las Marismas.
El Aula, que cuenta con la distinción de Centro de Bandera Azul, está instalada en un antiguo matadero de principios del siglo XX, convenientemente rehabilitado para acoger esta muestra. La planta baja se reserva para las “Historias Sumergidas”, donde se hace un recorrido por diferentes temas: El viejo y el mar, El anzuelo, Ciudadanos del Mar, La casa de la ballena y Vía de agua. La planta superior se denomina “Entre el cielo y el mar”, y está dividida en varios espacios expositivos: Divisando el horizonte, Gente del mar, La aventura americana, y Entre el cielo y el mar, un audiovisual sobre la relación de Llanes con su costa.