Llande Transformaciones Forestales es una empresa familiar ubicada en el concejo de Morcín, dedicada a la explotación forestal y a la posterior comercialización de las maderas conseguidas. De todos sus productos, la biomasa -astillas para calefacción- es la nueva línea de negocio por la que apuestan fuertemente. Un calor sano, respetuoso con el medio ambiente y económico.
En la actualidad, además de un aserradero con servicio de leña a domicilio, la empresa ha incorporado nueva maquinaria para hacer astillas para calefacción. Ambos espacios conviven en 2.700m2, mil de ellos cubiertos.
Este espacio se nutre de los subproductos del aserradero y de materia resultante de aprovechamiento forestal (troncos de pequeño calibre). «Cuando llega aquí la madera es astillada, se clasifica y pasa por una criba para obtener distintos tamaños en función de las necesidades de cada cliente», explica Borja García Quintana desde Llande Transformaciones Forestales. «Producimos una astilla de calidad y, a diferencia de otras empresas, aseguramos un corte uniforme -según la normativa- para garantizar una buena combustión y evitar problemas en la caldera. Además, disponemos de un espacio cubierto para el proceso de secado. Al final, lo que marca la calidad del producto es el tamaño, la humedad y la densidad: son los tres factores que determinan el poder calorífico de la astilla y también su precio»,
La madera que aquí se transforma es de roble y proviene de los montes de Asturias. Además de ser una fuente de energía con importante valor calórico, está libre de contaminantes y por tanto contribuye a reducir los gases que afectan al calentamiento global.
«Estas astillas se utilizan principalmente para calderas de gran consumo, -bloques de viviendas, residencias de ancianos, hospitales o comunidades de vecinos- y son una importante alternativa de ahorro. En estos momentos distribuimos en Asturias y León, y tenemos capacidad suficiente para hacer frente a cualquier demanda», añade el responsable de la empresa.
En Asturias tenemos la suerte de estar rodeados de grandes zonas forestales. Si compramos leña o astillas estamos incentivando el comercio local, además de conseguir un calor seco, limpio y sostenible.
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