En la Asturias central, Morcín se perfila como un concejo para vivir y trabajar, pero también para visitar: por historia, por paisaje, por gastronomía, y por muchas razones más.
La situación es perfecta para asentarse: viviendas nuevas y a precio asequible a poco más de diez kilómetros de la capital del Principado, con un transporte público fluido y en un entorno cuidado y natural. Pero en el concejo de Morcín van mucho más allá de transformarse en una “ciudad dormitorio”, ya que se han esforzado en habilitar todo tipo de servicios que hacen los desplazamientos optativos. Instalaciones deportivas, oferta cultural, servicios sociales y comunicaciones son algunas de las prioridades del concejo. Tras sufrir una dura reconversión industrial y perder muchos empleos de la mina, la reciente apertura del Parque Empresarial de Argame es una opción viable de empleo para los morciniegos, así como el despunte del turismo rural. Y todo ello a los pies del Monsacro, uno de los lugares clave de la historia de Asturias.
El Monsacro se ve desde todas las poblaciones de Morcín, invitando a la contemplación y el paseo. Existen para ello rutas de senderismo habilitadas, que pueden llevarnos hasta las capillas o hasta el entorno de la Sierra del Aramo.
De visita
Indudablemente, es el Monsacro o la Magdalena, como se conoce aquí a esta montaña, uno de los recursos turísticos más importantes del concejo. Hasta aquí se acercan visitantes de todos los lugares, buscando disfrutar del paisaje y de la historia. Ésta fue la primera ubicación de las reliquias que hoy se guardan en la Cámara Santa de Oviedo, a principios del siglo VIII, como bien cuenta la abundante documentación que existe al respecto. Las romerías de Santiago, el 25 de julio, y la de la Magdalena, el 15 de agosto, mueven a miles de personas que vienen a disfrutar de una tradicional fiesta “de gaita y tambor” que combina religiosidad, etnografía y naturaleza con la pura fiesta, en el entorno de las ermitas cercanas a la cumbre.
El Monsacro se ve desde todas las poblaciones de Morcín, invitando a la contemplación y el paseo. Existen para ello rutas de senderismo habilitadas, que pueden llevarnos hasta las capillas o hasta el entorno de la Sierra del Aramo. Por allí podremos acceder a alguno de los picos de la zona, de dificultad baja como La Gamonal o el pico Mostayal, conocer el mítico puerto del Angliru o pasear por el entorno del embalse de Alfilorios.
El torreón de Peñerudes es otra visita clásica, ya que fue determinante en las diversas luchas entre diversos señoríos y la ciudad de Oviedo, que se disputaban este territorio desde la Edad Media. Hoy se alza, imponente, como testigo de aquella época y muestra de la arquitectura medieval de la zona.
Por su situación estratégica, Morcín está incluido dentro del Consorcio de la Montaña Central y de la Ruta de la Plata, de modo que sus planes turísticos son ambiciosos y la promoción es una de sus prioridades.
La gastronomía es otro de los puntos fuertes del concejo, que ha sabido diferenciarse gracias a la calidad de sus productos y a la implicación de sus habitantes. El queso de Afuega’l Pitu se valora como manjar de lujo en la nueva cocina asturiana y cuenta con un certamen gastronómico de renombre. Es en este mes, en las Fiestas de San Antón, cuando también se puede probar otro de los platos típicos morciniegos: el pote de nabos. Coincidir con estas fechas da una buena excusa para visitar Morcín y acercarse a disfrutar de sus muchos atractivos turísticos, de primera mano.
Las romerías de Santiago, el 25 de julio, y la de la Magdalena, el 15 de agosto, mueven a miles de personas que vienen a disfrutar de una tradicional fiesta “de gaita y tambor” que combina religiosidad, etnografía y naturaleza con la pura fiesta, en el entorno de las ermitas cercanas a la cumbre.