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viernes 29, marzo 2024

Pepín ‘ Viana’, el fotógrafo de Navia

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Es hoy el día en que, con sus 89 años, Pepín, como todos conocen a José Pérez en Navia, recuerda perfectamente los detalles de sus inicios como fotógrafo en la villa. De aquella, había todavía pocos comercios en el pueblo.

Su afición por la fotografía empezó a los quince años y en ello tuvo mucho que ver Don Julio, “era profesor de Química del Liceo, le llevaba rollos para revelar, le preguntaba cosas, le ayudaba y pasaba tardes enteras con él -explica el fotógrafo naviego-”. Pepín conoció así lo que sería realmente su vocación, aunque ello no le impedía ayudar a su padre en el establecimiento que regentaba. “Tenía una tienda con productos de ferretería y comestibles. Yo iba por el comercio y le ayudaba a escribir y pasar a máquina las facturas. Con veinte años me fui a la mili y al regresar fue cuando ya vi que me gustaba la fotografía y decidí tirar por esto”.

La primera cámara que recuerda fue una Voigtlander de 135 mm. “Era alemana, muy buena, el problema es que no podía hacer con ella ampliaciones grandes y para eso tuve que irme a cámaras mayores, como la Rolleitlex 6×6 o la Mamiya 645”, explica Pepín.

Pepín conoció la que sería su pasión a los 15 años a través de un profesor de Química: «Le llevaba rollos para revelar, le preguntaba cosas, le ayudaba y pasaba tardes enteras con él»

“Al principio solo eran rollos de amigos aficionados y hacía para mí algo de paisaje, todavía no me dedicaba como negocio. Luego empecé a hacer bodas y sin ánimo de lucro comencé a colaborar con el Descenso, en la tercera edición ya estaba yo por allí”.
El local donde empezó con sus encargos era un sótano, rondaba el año 1960 y tenía una ampliadora “muy casera” con la que copiaba negativos de 135 mm.

Los primeros trabajos los realizó con la cámara Olympus de Paulino, su amigo y socio en esta aventura. En un portal de la calle Ramón y Cajal fundaron su primer establecimiento de venta al público, corría el año 1971. Era pequeño y algo oscuro, pero disponía de una vitrina donde exponía las fotos de los reportajes de boda, cumpleaños o comuniones. Para las fotos de estudio los clientes tenían que subir al segundo piso donde ya contaba con más espacio y mejores condiciones de luz para inmortalizarlos. La mujer de Paulino, María Victoria, se encargaba de la tienda mientras él hacia el trabajo de campo. Más adelante se incorporó su mujer, Eva.

El entonces Príncipe de Asturias, Don Felipe de Borbón, con un grupo de baile local durante la entrega del Pueblo Ejemplar
El entonces Príncipe de Asturias, Don Felipe de Borbón, con un grupo de baile local durante la entrega del Pueblo Ejemplar / Foto: Viana

“Antes de dar las fotos de bodas hacíamos unos contactos para que la gente pudiera escoger cuáles querían. A la hora de sacarlas había que andar con mucho cuidado porque el rollo tenía solo treinta fotos y no fuera a ser que llegaran los momentos principales y tuvieses que cambiarlo. Ahora con lo digital ya no hay problema, sacas quinientas imágenes y no te enteras”.

Entre los momentos que recuerda ‘Viana’ están también los días en que junto con otros fotógrafos locales se repartían los pueblos de los alrededores para sacar las fotos de carnet. “La policía venía un día a Navia a hacer las renovaciones y nosotros antes íbamos por los pueblos, poníamos una hora y la gente se reunía allí para hacer las fotos. Yo iba mucho por Ortiguera, llevaba una pantalla para que hiciera de fondo y sacábamos la foto en la calle. Nos tirábamos toda una mañana e igual hacíamos fotos para 40 o 50 carnets, cogíamos los datos de la gente y les entregábamos la ficha cubierta con la foto y todo”.

Pepín fue el fotógrafo oficial del concejo durante la entrega del galardón Pueblo Ejemplar Puerto de Vega 1995

No es lo único que ha cambiado en estas últimas décadas, el pueblo naviego ha experimentado grandes transformaciones. “El cambio gordo fue cuando vino CEASA en el año 70, entonces Navia dio un gran empujón -añade el fotógrafo-. Se notó la llegada de más gente y el comercio subió mucho, había incluso una joyería como la de Rozas, tiendas de ropa… y aunque ya antes se vendía material de fotografía, a partir de esos años fue cuando la gente empezó a animarse a hacer fotos”.

En 1986, Pepín Viana cambió de local. Se ubicó en la avenida Carlos Peláez, en el mismo lugar en el que actualmente sigue funcionando el negocio bajo la dirección de su hija Carmen. Ella continuó una tradición que ha dado y sigue dando mucho servicio en el concejo. Su padre sigue yendo cada día porque no ha perdido el gusto por la fotografía, aunque reconoce no saber nada de lo digital. En su actual local, todavía es posible encontrar una cámara de estudio, una Anaca de placas 13×18, que con solo ver su gran estructura te hace retroceder en el tiempo. Carmen la recuerda perfectamente de su infancia porque “cuando éramos pequeños nos gustaba jugar subiéndonos a ella”.

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