Especialmente los niños, que son probablemente los que más disfrutan con estas fiestas. El «cole» acaba de empezar, pero el ritmo es aún tranquilo y hay ganas de pasarlo bien. Los más pequeños tienen en el Campo San Francisco el centro de referencia de una agenda pensada sólo para ellos. Los mayores, en cambio, toman las calles para disfrutar no sólo de la música y las animaciones, sino del terraceo y los clásicos chiringuitos de las fiestas.
Ser niño en San Mateo es una gozada. Siempre suena música por la calle, juegos, atracciones, globos de colores… Todos los días hay algo que hacer, y para descubrirlo tendrán que pedir a los mayores que los lleven al Campo de San Francisco, un entorno verde y libre de coches con todo el espacio del mundo, que va a hacer falta en estos días. Porque del 12 al 22 de septiembre hay teatro infantil todas las jornadas con magia, mimo, circo, clown… espectáculos para emocionarse, sorprenderse, y sobre todo para reírse mucho. Y más: festival de títeres, pesca en el Estanque de Covadonga, un árbol de los juegos, un carrusel de madera, y un espectáculo de pompas gigantes que dejará a más de uno con la boca abierta.
Todo eso sin salir del parque, pero en cuanto se pone un pie fuera las posibilidades se amplían, sobre todo para los mayores (los niños también tienen actividades en la Plaza de la Constitución). Cuando cae la tarde -con permiso del vermut del mediodía- las calles se llenan de gente que quiere disfrutar de las terrazas y el ambiente de los chiriguitos, otro clásico de las fiestas de San Mateo. Cada uno prepara su especialidad -tipiquísimos los mojitos o caipiriñas, aunque hay cantidad de cócteles y bebidas para probar- y siempre hay alguna tapa o, en su defecto, un bocadillo rápido con el que reponer fuerzas. Muchos tienen su propia programación de juegos y conciertos, lo que viene a sumarse al jolgorio general. Lo que está claro es que todo Oviedo es una fiesta, casi a cualquier hora del día.
Todos a la calle
