En torno a la Capilla del Santo Ángel de la Guarda, y aprovechando la tradicional comida en honor al patrón, surge en 2011 la Asociación de Vecinos ‘Los de Muriellos’. El potencial allí reunido era mucho, había ideas, cosas por hacer e ilusión por sumar. Hoy esta asociación destaca por ser una de las más activas del concejo.
Nos reunimos con Luis Alfonso Álvarez y Gabriel Martínez, presidente y tesorero del colectivo y por supuesto, vecinos de Muriellos. “Vengo del concejo de Mieres, en concreto de Valdecuna. Me crié en un entorno de asociacionismo, de hecho la que hay allí tiene más de cuarenta años de historia. Cuando con dieciocho años vine a Riosa me llamó la atención que aquí no hubiese esa cultura y que cada pueblo fuese independiente al otro. Como en Muriellos vimos que había mimbres decidimos dar un paso más y crear una asociación que gestionase los problemas de los vecinos, sus necesidades. Y que además pudiéramos contagiar este espíritu al resto de pueblos del concejo”, comenta su presidente Luis Alfonso Álvarez.
Algo cambió desde entonces porque a las asociaciones culturales existentes en Riosa se empiezan a sumar otras con carácter vecinal. “Si otros pueblos siguen nuestro ejemplo podríamos crear en un futuro una asociación de asociaciones y coger más fuerza todavía”, apunta Gabriel Martínez, su tesorero.
“La Asociación acaba de adquirir en propiedad una vivienda en el pueblo con el objeto de convertirla en sede social”
La fiesta del Santo Ángel de la Guarda el primer domingo de marzo sigue siendo la celebración más importante para este colectivo. En esta fecha es tradición que cada familia traiga invitados y se organice una fiesta en el entorno familiar. “Desde la Asociación quisimos ampliar este ámbito y organizar una comida de hermandad para fortalecer lazos entre nosotros. El objetivo era que los vecinos se llevaran lo mejor posible, que no hubiera temas que nos pudieran separar, que las rencillas que había antaño y duraban años, no tuvieran lugar. Como no teníamos sitio para albergar a tanta gente, compramos una carpa que instalamos justo al lado de la Capilla. Sigue siendo una fiesta de un pueblo pequeño, donde hemos formado entre todos una gran familia y nos lo pasamos muy bien”, reconoce Álvarez.
Desde el principio, la Asociación mantiene un número estable de socios, ochenta en estos momentos: “¿Algo estaremos haciendo bien, aunque no nos demos cuenta?”, comentan en tono de broma.
Además de la tradicional comida, velan porque no se pierdan las tradiciones. Gabriel nos comenta que han recuperado la subasta del ramo en Muriellos. “Como al principio no teníamos estandarte empezamos haciéndolo en una cesta, pero ahora ya tenemos una estructura. Además de la rifa, hay música y distintas actividades para estar entretenidos el día de la fiesta”.
Insisten en que el objetivo de todo esto es estrechar lazos y sumar fuerzas para trabajar por el bien común, así que también han creado un calendario de sextaferias. “Cada dos años limpiamos El Caleyón que va desde Nixeres a Muriellos, un camino muy utilizado por los vecinos para evitar hacer el trayecto por la carretera; restauramos y pintamos el lavadero… estudiamos necesidades e intentamos solventarlas”, explica el presidente. Creen en el viejo dicho de que la unión hace la fuerza, y utilizan la voz de la Asociación para hacer valer las reivindicaciones de todos los vecinos ante las administraciones. “Estamos reclamando al Ayuntamiento mejoras en el alumbrado, así como el arreglo de la pista que sube al monte, muy utilizada por ganaderos, cazadores y montañeros. Antes era algo que arreglábamos nosotros en colaboración con el Consistorio a través de sextaferias pero por lo visto hay un proyecto de reforma del Principado y no se puede tocar nada de momento”, lamenta Gabriel.
Una nueva ruta para el concejo
“Los de Muriellos”, en su afán de atraer a gente al concejo y mostrar la belleza natural del entorno privilegiado en el que están, acaban de señalizar una nueva ruta que va de Muriellos a Arroxines. En realidad comentan que el camino ya existía pero lo han preparado para que lo pueda recorrer cualquier persona. A los carteles artesanales que han realizado entre todos y las señalizaciones de la ruta han sumado la recuperación de la toponimia del lugar. “Hemos querido que sea una ruta viva, no algo estandarizado, donde la naturaleza sea la auténtica protagonista. Y que se conozca cada lugar por su nombre, el que tenía antiguamente y recuerdan nuestros mayores. Si no esto se pierde”, reconoce Álvarez.
Este recorrido, que transcurre entre bosques y regala bonitas panorámicas del concejo, posee también importantes vestigios de finales del siglo XIX y principios del XX. “Hay lavaderos, antiguas traídas de agua, acueductos, muros, el Puente de Braña Nueva, molinos… un entretenido paseo que se puede realizar en familia un fin de semana y en un par de horas”, dice Gabriel. Cuando esté finalizada la señalización quieren aprovechar el tirón de las redes sociales para dar a conocer el nuevo itinerario.
Relevo generacional
Una de las cosas de las que más presume este colectivo es la implicación de todos los vecinos. “Cuando montamos la carpa todo el mundo participa en el montaje, desde gente que pasa ya de los ochenta hasta críos, como el mío que tiene once años. Creemos que sí puede haber un relevo generacional porque estos chavales, al igual que nosotros cuando éramos como ellos, ven un ejemplo a seguir y además lo están disfrutando. Habrá que esperar unos años para comprobarlo”, comenta Álvarez.
Nuevo centro social
Hasta ahora los asociados se reunían en un pequeño local cedido por uno de los vecinos. Pero hay muchos proyectos en mente y hace falta más espacio. “La Asociación acaba de adquirir en propiedad una vivienda en el pueblo con el objeto de convertirla en sede social. Se encuentra en malas condiciones así que habrá que restaurarla. A partir de ahí podremos hacer más cosas: charlas, talleres, organizar partidas de cartas o de parchís, poner una pequeña biblioteca…”, explica Gabriel.
“Los de Muriellos” están demostrando que la convivencia y el diálogo como piedra angular hacen que el resto de cosas funcionen. Y quieren contagiarlo.