Riosa es un concejo que sigue manteniendo vivas muchas de las tradiciones de generaciones pasadas. La restauración de un molino y la elaboración del pan de escanda son una muestra de la recuperación de antiguas actividades.
El Molín de Prunadiella
Desde hace doscientos años los riosanos han utilizado el molino ubicado en la Prunadiella para moler avena, cebada, trigo, maíz y escanda, este último, un cultivo muy habitual antiguamente en la zona. El molino tuvo una gran actividad en los años cincuenta y sesenta del siglo pasado, decayó notablemente en los ochenta, y en los noventa cedió definitivamente ante los nuevos tiempos.
En la actualidad se ha hecho cargo de él Avelino Cabo Sariego. Su intención es recuperarlo y conservarlo en el mejor estado posible para que pueda ser un testimonio etnográfico de las costumbres de la zona. “El molino tenía una gran importancia para los vecinos –explica Avelino Cabo-. Venía gente a caballo para traer el grano, pasaban aquí la jornada y marchaban con la molienda”.
Es una edificación típica, con la vivienda en la parte superior y en la inferior las tres muelas que se usaban para diferentes tipos de grano. Ambos departamentos se comunicaban mediante una trampilla en la cocina que permitía el acceso a las muelas y comprobar cómo iba el trabajo, recoger lo molido o echar otro saco si hacía falta. Se molía de día y de noche, y tanta era la costumbre que el molinero despertaba si sentía cambiar el sonido de la muela, y bajaba para echar más grano en la tolva. Se cuenta que incluso esa trampilla pudo servir de refugio durante la guerra.
Cuando aún vivía la señora Leónides, última habitante del molino, recibía visitas de las escuelas para conocer la tradición. Estas costumbres se recordarán si sale adelante el proyecto de Avelino: “Mi intención es hacer una consulta a Patrimonio y solicitar una ayuda para conservarlo. Creo que puede completar la oferta turística de la zona, junto con el Angliru y las minas de Texeo”.
La artesanía del pan de escanda
No hay fiesta popular que se precie sin la tradicional puya del ramu. La puya es una ofrenda de pan de escanda al Santo Patrón de la fiesta. Los panes, que adoptan formas variadas, se colocan sobre una estructura de madera, conocida como ramu, que además es decorado con adornos vegetales, cintas de color y flores. Tras ser bendecido en misa, los panes se subastan entre el público asistente.
En Riosa, son dos vecinas las encargadas de continuar con la tradición de elaborar el pan de escanda. Llevan doce años haciéndolo y no fallan a sus citas habituales: la fiesta de Felguera, El Felecho en Viapará, el Rosario en La Vega, etc.
Mari Cabo Alonso, de Muriellos y Benedicta Cabo Alvarez, de Felguera dedican muchas horas a la elaboración, totalmente artesanal, de estas obras de arte que además de tener un aspecto inmejorable tienen un sabor muy apreciado.
El día previo a la fiesta comienza muy temprano para Mari y Benedicta, que se ponen a la tarea a las 6 de la mañana, en la localidad de Felguera. El secreto de los panes está en el amasado, una pesada labor en la cual se alternan ambas, primero una y luego otra, sin descanso.
Harina de escanda, harina de trigo, agua, leche, mantequilla, levadura y sal son los componentes de los panes que llevan también un recubrimiento de huevo, responsable del saludable color final. El horno de leña de Benedicta es una pieza fundamental en el proceso. Se prepara con la madera para que adquiera grandes temperaturas, luego ésta se retira y ya está listo para introducir los panes de escanda semienvueltos en hojas de berza. El seguimiento de la cocción, el tiempo necesario para la misma, son los detalles que tanto Mari como Benedicta controlan a la perfección gracias a una larga experiencia.
Para completar la faena ambas riosanas preparan también bollos preñaos con el pan de escanda, rellenos de chorizo y bacon. Una delicia que se puede degustar en cada fiesta. Pinche aquí para ver más reportajes de este concejo