Este año la Cofradía de San Timoteo vivirá la fiesta de su patrón con más impulso que nunca. Ya son cien años de celebración y convivencia entre vecinos.
Más de 3.500 cofrades esperan con ilusión el centenario de la fiesta más importante del concejo de Valdés. Las claves del pasado y futuro de la Cofradía las da su actual presidente, Antonio Álvarez, conocido como “Tono”.
-¿Qué impulsa a un luarqués a convertirse en cofrade de San Timoteo?
-Cualquier luarqués se siente orgulloso de San Timoteo, sea o no cofrade, porque es el símbolo del concejo de Valdés. Esta fecha viene a ser el eje del concejo, porque la gente habla de lo que va a hacer en referencia a San Timoteo: voy a ir antes de San Timoteo, o volveré después de San Timoteo.
–Para los que no conocen la fiesta, ¿puede describirla a grandes rasgos?
-Este año al ser centenario, las fiestas empezaron prácticamente el uno de enero y se cierran el 31 de diciembre. Se concentrarán los actos entre el 24 de julio y el 22 de agosto. A las 00 h. del día 22 son tradicionales los fuegos artificiales. El día 22 la mayoría de la gente no se ha acostado, y comienza a las 9 de la mañana con una procesión típica con charangas, coros y gaitas, en la que va un carro tirado por un caballo o un burro, que lleva unas barricas de vino peleón. Miles de personas van bebiendo en dirección al campo. Allí es la misa, y el momento cumbre es cuando San Timoteo sale al pórtico de la capilla, donde todo el mundo lo recibe con la canción del cumpleaños feliz.
‘El momento cumbre es cuando San Timoteo sale al pórtico de la capilla, y todos cantan el Cumpleaños Feliz’
-¿De dónde proviene ese acto tan curioso?
-Esto data del año 84, promovido por la peña timoteína Suriellos y Garabatos, y caló de tal modo que cuando sale el santo se levantan miles de bastones y suena la canción. Y luego se entona el himno de San Timoteo, de 1985, que ya lo cantan los niños desde la cuna. Después hay una comida campestre a campo raso. Una característica es que ya puede tronar o llover, que la fiesta nunca se suspende. Se instalan unos cuantos bares y es tradición hacer una ronda en cada uno. Y así hasta las diez de la noche, en que el 90% regresa a Luarca, otra vez en procesión. Al llegar a Luarca ya hay orquestas tocando en el parque y ahí se acaban los festejos de San Timoteo. Es una fiesta de una armonía excepcional. Habrá muchas romerías, pero para nosotros es la mejor.
-¿Qué veremos entre el 24 de julio y el 22 de agosto?
-El 24 de julio celebramos la Noche Celta, y después habrá exposiciones, comidas campestres, verbenas o desfiles de cabezudos, que tienen una tradición enorme en Luarca. Tenemos unas 90 cabezas, aún así no son suficientes para toda la gente que quiere llevarlas. Son todas propiedad de nuestra Cofradía, e incluso la Cofradía de Pescadores de Puerto de Vega todavía nos deja alguna más porque siempre tenemos problemas a última hora. Los cabezudos salen cuatro días: el día de Santa Águeda que sólo van mujeres -y cómo atizan las mujeres-, el Día del Bollo, y el 21 y 22 que son mixtos. Va medio pueblo a verlos porque nadie tiene en Asturias las cabezas que tenemos nosotros.
‘Para celebrar el centenario hemos programado tres conciertos importantes los días 17, 19 y 20 de agosto’
-¿Puede adelantarnos algunos de los actos previstos para el centenario?
-Va a haber actuaciones musicales de élite que se anunciarán el 17 de julio en la Casa de Cultura de Luarca. En total tendremos tres conciertos importantes el 17, 19 y 20 de agosto, y luego las verbenas. Editaremos el libro de las fiestas, del que todos los años editamos 5.000 ejemplares. Este año tenemos una comida especial en el Campo de San Timoteo, el 1 de agosto (Santa Agueda). Todo el que quiera ir tiene que apuntarse porque vamos a poner mesas y sillas; es una comida de convivencia abierta a todo el que quiera asistir. Hay exposiciones, el concurso de carteles, y luego habrá lo de todos los años pero reforzado: fuegos artificiales mejores, más alumbrado por las calles…
-¿Qué le supone ser el presidente de la Cofradía en esta fecha única?
-Para mí es un orgullo. Llevo de presidente desde el 95, antes fui vicepresidente y antes vocal. Y también es muy importante para todo mi equipo, sin él no podría hacer nada. Somos pocos pero todos estamos entregados a la causa, aunque esta fiesta ya tiene un auge que no hay quien la pare. Este año hubo cuatro o cinco altas de niños que antes de nacer ya eran cofrades.