Lo primero que caracteriza a un ganador es la confianza en sí mismo y en su proyecto, sea el que sea. Después, inmediatamente después, tendríamos que hablar del tesón, del esfuerzo, del sacrificio, del trabajo constante. Armas todas sin las cuales es imposible lograr los retos trazados.
Cuando una persona logra un buen resultado en sus objetivos vitales pensamos que la vida le sonríe, sin caer en la cuenta de que es posible que la primera sonrisa haya sido la de esa persona: una sonrisa a la vida. Esto no es más que una forma de decir lo que ya se ha dicho muchas veces, y es que la diferencia la marcamos nosotros, cada uno, en nuestra forma de entender y afrontar los acontecimientos que se nos ponen delante.
No vamos a decir que no sean momentos complicados. Estamos viviendo un abanico de consecuencias generado por una crisis financiera que se originó lejos pero que nos alcanzó pronto. Llevamos ya muchos meses asistiendo a desplomes de los índices económicos, recortes presupuestarios, ayudas sociales en peligro, cierres de empresas; el desempleo aumenta y el dinero, en definitiva, no alcanza. Nuestro desarrollo -el de Asturias, el de España, el de Europa- se ha visto frenado y con él frenadas han quedado importantes expectativas de crecimiento.
La sociedad acusa el cansancio. Las noticias apuntan hacia abajo y en el ambiente parece querer anidar una negrura de ánimo que, antes o después, habrá que remontar.
La otra parte, que también hay que nombrar, es que dado que la crisis económica se originó por errores de base en el sistema financiero global, tenemos la ocasión -si la sabemos aprovechar- de corregir lo necesario para que lo que haya de venir se levante sobre pilares sólidos y no sobre humo y especulaciones. También es cierto que la situación ha obligado a las economías, grandes y pequeñas, incluidas las domésticas, a replantearse una euforia desmesurada que convertía en desmesurado el consumo y el crédito. El cambio de valores y prioridades ha sido una necesidad, y el reenfoque, bien aprovechado, no puede ser más que positivo. Por otra parte, a la vez que vemos proyectos que se vienen abajo no podemos negar que estamos siendo testigos de otros muchos que salen adelante a pesar de tener aparentemente todos los vientos en contra. Hay un rasgo que se repite en todos los casos: el que sale adelante es el que no se queda anclado en lo que perdió, sino que se orienta rápidamente hacia lo que puede conseguir. ¿Cómo hacerlo? El vaso, siempre medio lleno. O lleno hasta arriba. La misma situación es distinta desde distintos enfoques. La crisis económica ha demostrado muchas cosas, entre ellas que tienen más posibilidades los que ven una oportunidad y no un desastre. Un reto en vez de un callejón sin salida. Una rendija abierta en vez de una puerta cerrada. La actitud marca la diferencia entre los que continúan adelante creando nuevas fórmulas y los que se quedan sentados al lado del camino, pensando que cualquier tiempo pasado fue mejor.
La positividad es una fórmula demostrada. El enfoque abierto y esperanzador. La sonrisa en la cara. La fuerza para emprender proyectos. La imaginación para crear caminos. La capacidad de reinventarse.
Y frente a todo eso, la confianza en que si permanecemos todos tirando en la misma dirección, avanzaremos. Confianza en nuestra capacidad. Confianza en Asturias.
Ese es el deseo de Fusión Asturias para el 2011.
Salud para todos.